“Está casi muerto el trabajo”, resume Nader, obligado a cerrar su tienda de muebles en Corona, uno de los barrios más latinos de Queens, en la ciudad de Nueva York, donde la política anti inmigratoria de Donald Trump ha dejado las calles prácticamente vacías por el miedo y la incertidumbre.
“Desde enero de 2025 (…) nadie sale a la calle ni compra muebles porque la gente tiene miedo” (a ser detenida y deportada), dijo el estadounidense de origen palestino que además asegura que es “la peor crisis” que ha vivido en los 35 años que lleva en el negocio de los muebles, nueve de ellos en el barrio latino.
La usualmente bulliciosa plaza Corona, epicentro de Queens, uno de los distritos más multiculturales de Nueva York, está casi vacía y los escasos transeúntes caminan rápido.
“A veces pasan hasta tres días sin que haya una sola venta”, dice desolado ante el futuro incierto que se le presenta a sus 57 años. Su clientela, mayoritariamente guatemalteca, a menudo indocumentados como muchos habitantes de este barrio en el interior de Queens, está amenazada por la política de “deportaciones masivas” anunciada por el presidente republicano.
Casi nadie se arriesga a comprar un colchón, una cama o una cómoda, ante la perspectiva de tener que dejarlo todo atrás en caso de deportación, dice.
Tiendas de ropa, colmados, restaurantes, agencias de envío de remesas y puestos de comida del barrio también se quejan de que el negocio ha caído entre el 40% y el 60% desde principios de año.
1 / 5 | Así las autoridades federales llevan a cabo las deportaciones de inmigrantes. Agentes del Negociado de Aduanas y Protección Fronteriza escoltan a personas indocumentadas a bordo de un avión en el Aeropuerto Internacional de Tucson en Arizona. En solo su primera semana en el cargo, el gobierno de Donald Trump ha detenido la llegada de refugiados, acelerado las deportaciones, enviado tropas militares a la frontera sur, eliminado reglas de larga data que restringían la aplicación de la ley de inmigración cerca de escuelas, iglesias y hospitales, intentado terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento, y ordenado a los fiscales federales investigar a funcionarios estatales o locales que creen que están interfiriendo con sus medidas en contra de la inmigración ilegal. – Senior Airman Devlin Bishop
En la tienda de teléfonos donde trabaja Javier, las ventas han caído a la mitad. Sus clientes han reducido los planes o se limitan a pagar el mínimo para no perder la línea. La mayoría prefiere esperar antes comprarse un aparato nuevo, dice.
“La gente antes gastaba sin ningún problema. Tengo trabajo, tengo dinero. Ahora salen de trabajar y puede que no regresen a casa”, dijo el hombre, de origen mexicano y de 31 años.
Aunque a diferencia de los primeros días del gobierno de Trump, apenas se ven por el barrio agentes del ICE, encargados de las detenciones y deportaciones de indocumentados, el miedo sigue presente.
” Y va a seguir cuatro años”, predice. “¿Qué va a pasar si siguen deportando?”, se pregunta. Los pequeños negocios del barrio “viven del mismo latino. Es una economía que se distribuye aquí nada más”. Según datos del ICE, entre el 20 de enero y el 12 de marzo han sido deportadas 28,319 personas de todo el país.