El día está siendo muy largo en las oficinas del Barça. Ni siquiera estar acostumbrados desde la llegada de Joan Laporta a la presidencia a este tipo de situaciones resta tensión a lo que se está viviendo durante este 31 de diciembre en los despachos culés, con el máximo dirigente a la cabeza. La comunicación entre LaLiga y el club es constante y tiene como objetivo mantener activa la inscripción de Dani Olmo como jugador del Barça. El límite vence a las 23:59.
Todo está en manos de la entidad blaugrana, que conoce desde hace meses lo que necesita para seguir contando con el egarense. De hecho, no pudo jugar los dos primeros partidos de Liga porque el límite salarial no lo permitía y solo la lesión de Christensen lo hizo posible de forma indirecta. Hasta, como decíamos, esta medianoche. Desde entonces ha tenido el Barça tiempo para arreglar todo lo que debía arreglar para mantener la inscripción de Olmo, pero entrada la tarde del 31 de diciembre nadie es capaz aún, ni en el club ni en la patronal, de confirmar que se acabará haciendo.
Intercambio y estudio de la documentación
Por parte del club son, como vienen siendo de forma casi patológica, optimistas, mientras que en LaLiga mantienen el pragmatismo que este tipo de situaciones debería imponer. El organismo que preside Tebas recibió la documentación referente a la venta parcial de los asientos VIP del futuro Camp Nou, pero se trataba solo de un borrador y como en LaLiga no se acaban de fiar y, además, las cosas deben hacerse bien, pidieron que, por favor, les hicieran llegar los contratos ya sellados y finiquitados. Además, piden garantías como un primer pago y su justificante y, por otro lado, también debe ser toda esta documentación auditada.
En definitiva, en ello llevan todo el 31 de diciembre, si es que no ha habido alguna otra demanda que nadie ha comunicado o, por parte del Barça, ha existido algún tipo de problema de última hora. Mientras, Dani Olmo sigue esperando, a cada hora que pasa con mayor incertidumbre, nerviosismo e incluso cabreo, a que todo salga bien. El reloj corre y no echa la vista atrás. Tic, tac, tic, tac…