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La elección del azúcar más saludable depende de cómo afecta al organismo. El azúcar refinado, ampliamente utilizado en productos procesados, tiene un alto índice glucémico que eleva rápidamente los niveles de glucosa en sangre. Por otro lado, el azúcar mascabo, al ser menos procesado, conserva minerales como hierro y magnesio, aunque en cantidades reducidas.
Si bien se considera una alternativa más natural, los efectos calóricos y glucémicos del azúcar mascabo son similares al azúcar refinado, por lo que ambos deben consumirse con moderación. Otros endulzantes naturales, como la miel o el jarabe de arce, pueden ofrecer pequeñas ventajas nutricionales, pero siguen siendo calóricos. Entonces, ¿cuál es la mejor opción?
Los edulcorantes, como la stevia o el eritritol, brindan dulzura sin calorías ni impactos significativos en los niveles de glucosa en sangre, lo que los hace adecuados para personas con diabetes o quienes buscan controlar su peso. Sin embargo, estudios sugieren que el uso prolongado de edulcorantes artificiales podría alterar la percepción del dulzor y fomentar un consumo excesivo de alimentos dulces. Según la OMS, los edulcorantes no aportan beneficios sustanciales a largo plazo en el control del peso, por lo que su uso debe ser limitado.
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La transición hacia una dieta con menos azúcar debe ser gradual. Una estrategia útil es sustituir el azúcar refinado por opciones como stevia o eritritol, que son naturales y no afectan los niveles de glucosa. También se pueden incorporar endulzantes como la miel o el jarabe de arce en pequeñas cantidades, aunque su uso debe moderarse debido a su contenido calórico. Otra opción saludable es aprovechar el dulzor natural de frutas frescas, que además aportan fibra y nutrientes esenciales.
La miel tiene beneficios nutricionales que el azúcar refinado no ofrece, como antioxidantes y vitaminas. Sin embargo, sigue siendo una fuente concentrada de azúcar, con un contenido calórico superior al azúcar común. Aunque puede ser más natural que los edulcorantes artificiales, no está exenta de riesgos si se consume en exceso, especialmente para quienes tienen diabetes o problemas de peso. Su consumo debe ser moderado y considerado dentro de una dieta equilibrada.
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Diversos estudios revelan que los edulcorantes artificiales, como el aspartamo y la sucralosa, son seguros en cantidades moderadas. Sin embargo, la OMS desaconseja su uso como estrategia para controlar el peso, ya que no se observaron beneficios sostenidos en la prevención de obesidad o enfermedades metabólicas. Además, las investigaciones sobre sus efectos a largo plazo aún son insuficientes, lo que invita a adoptar una postura cautelosa frente a su consumo.
La moderación es el factor determinante. Ya sea que se opte por azúcar, edulcorantes o miel, lo importante es no exceder las cantidades recomendadas y buscar alternativas naturales siempre que sea posible. Reducir progresivamente la dependencia del sabor dulce, introduciendo infusiones y alimentos amargos, puede ser un paso crucial hacia una alimentación más equilibrada y beneficiosa para la salud.
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