El Athletic no cede en su pelea por la cuarta plaza y con el empate en La Cerámica mantiene las distancias con el Villarreal y sigue con su racha. Solo ha perdido uno de los últimos 22 partidos. Los locales acabaron frustrados después de una gran primera mitad que no tuvo continuidad en la segunda.
Luiz Júnior, Juan Foyth, Logan Costa (Willy Kambwala, min. 77), Sergi Cardona (Alfonso Pedraza, min. 76), Kiko Femenía, Santi Comesaña, Álex Baena, Tajon Buchanan (Yeremy Pino, min. 56), Dani Parejo (Pape Gueye, min. 62), Ayoze Pérez (Gerard Moreno, min. 56) y Thierno Barry
Unai Simón, Andoni Gorosabel, Dani Vivian, Aitor Paredes (Unai Núñez, min. 72), Yuri Berchiche (Adama Boiro, min. 34), Mikel Jauregizar, Iñaki Williams, Beñat Prados, Nico Williams (Oihan Sancet, min. 62), Unai Gómez (Alex Berenguer, min. 63) y Gorka Guruzeta (Maroan Sannadi, min. 72)
Arbitro Mario Melero López
Tarjetas amarillas Gorosabel (min. 20)
Tarjetas rojas Pape Alassane Gueye (min. 82)
El Athletic se encontró de inicio con un vendaval enfrente. El Villarreal de Marcelino usó las mismas armas que suelen utilizar los rojiblancos y se lanzó al abordaje sobre la portería de Unai Simón, que parecía el único que conservaba la serenidad en el equipo bilbaíno, incómodo por la presión amarilla en su propio campo, y sin capacidad para replicar las rápidas combinaciones de los locales, que en los primeros diez minutos asfixiaron a su rival.
Sin crear ocasiones claras, pero sí inquietud, el Villarreal consiguió poner de los nervios a los jugadores del Athletic, que perdían balones como si no hubiera un mañana. Sin embargo, la primera oportunidad clara fue rojiblanca en un centro lateral que Guruzeta remató alto de cabeza. Fue la excepción a la regla que marcaba el submarino, porque seguían descosidos en todas sus líneas los vascos, así que comenzaron a permitir llegadas más peligrosas, como la de Barry, que se la dejó a Cardona para que su disparo lo detuviera Unai, o el remate, tal vez precipitado, de Ayoze, que también encontró al guardameta.
Para el Athletic fue un sinvivir, aunque después de un robo de Guruzeta, la ocasión más clara de la primera parte fue para su bando, porque el pase de Nico desde la línea de fondo le pasó entre las piernas a su hermano Iñaki solo frente a la portería.
Después del descanso cambiaron las cosas, más que nada, porque el Villarreal no pudo mantener el ritmo trepidante de la primera mitad. Las piernas empezaban a pesar más, y eso lo aprovechó el Athletic para atemperar el partido. Decidió jugar con más tranquilidad y amasar la pelota lo más posible. El partido se desaceleró bastante, y aunque con lo que tenía enfrente, Unai Simón no podía vivir tranquilo, al menos ya no estaba de los nervios como en los primeros 45 minutos.
De hecho, los mayores peligros del Villarreal empezaron a llegar por medio de la velocidad de sus puntas, cuando la imprecisión de los bilbaínos permitía que recuperaran la pelota. No andaban finos Jauregizar y Prados, así que cualquier detalle en medio campo favorecía a los intereses amarillos. Barry tuvo la mejor opción en un balón cruzado que tocó ligeramente Vivian y que confundió al delantero, que en carrera levantó la pelota por encima de la portería.
Al delantero local le anularon un gol por mano previa, y en la recta final, un plantillazo a Maroan de Gueye, que llevaba diez minutos en el campo, acabó en la expulsión del jugador del Villarreal, que con diez sobre el campo se resignó al empate y el Athletic tampoco apretó demasiado, porque mira ya al Rangers en el horizonte.