El agua es vida, y en un proceso de cambio hacia la sostenibilidad, de construcción de un mundo mejor, su protección es incuestionable. Hablamos de un recurso limitado (hay la que hay) y el cambio climático ha provocado una situación de estrés, con alternancia de periodos de sequía con lluvias torrenciales que generan catástrofes. “El agua es esencial para todos los ecosistemas, para la vida en general. Las empresas tenemos la responsabilidad, y el deber, de hacer una gestión sostenible del recurso”, afirmó Mar Perrote, directora de seguridad, calidad y medio ambiente de Moeve (antes Cepsa), en un desayuno organizado por CincoDías en colaboración con la compañía.
Francisco Sánchez-Miel, director de desarrollo de negocio de Aqualia Industrial, coincidió en que “en España hay una enorme variabilidad en la disponibilidad del recurso y es fundamental que tanto la industria como las compañías que nos dedicamos a la gestión trabajemos a una para alcanzar determinados objetivos de sostenibilidad, especialmente en el tema de la reutilización”.
José Carlos Gil, director de ventas de Gradiant, quiso ir más allá. “El agua no es una parte más de la sostenibilidad, es la central y vertebradora de la misma. En los ODS de Naciones Unidas, el número 6 habla más, pero es transversal a todos. No es que haya que conservar el agua, hay que devolver a la naturaleza más de lo que consumimos”, sostuvo.
Esta tesis conforma el concepto de water positive. “Empresas como Moeve tienen muchas veces que buscar la manera de devolver lo que están consumiendo a la naturaleza en la calidad y cantidad, incluso si puede ser de una manera positiva; es decir, de un volumen mayor al que están utilizando. Es un concepto nuevo que se está expandiendo a nivel mundial; las grandes corporaciones como Microsoft y Apple ya están haciendo proyectos de este tipo”, contó Gil.
Naciones Unidas define water positive como “un concepto pionero” que, “al adoptar su filosofía, tanto las organizaciones como las personas pueden dejar un impacto indeleble y beneficioso en los ecosistemas acuáticos, asegurando que el volumen de agua conservada y restaurada supere la cantidad utilizada o agotada”. “Esta postura […] allana el camino para un futuro más resiliente y sostenible”.
El recurso hídrico no solo se enfrenta a los problemas derivados del cambio climático. “Hay un desbalance entre oferta y demanda. Cada vez tenemos más consumo por el desarrollo de la sociedad y la industrialización”, apuntó Carlos Echevarría, responsable del ámbito de producción y nuevos recursos de Cetaqua. Su percepción es que “los territorios que consigan blindar la disponibilidad del recurso serán más capaces de impulsar el desarrollo económico”. Como ejemplo expuso que “ahora mismo la decisión de montar un data center, donde hay un consumo de agua significativo, depende de si la zona está protegida hídricamente”.
Los expertos insistieron durante el encuentro en que la reutilización y la desalación son soluciones idóneas. “El uso de recursos hídricos alternativos como la reutilización de aguas residuales urbanas, industriales o la desalación del mar cobran especial importancia”, añadió Echevarría.
Para José Carlos Gil, estas propuestas “son un seguro contra el cambio climático”. No obstante, Mar Perrote añadió que “no hay que olvidar eficientar el agua que ya tenemos”. Para eso, “es fundamental tener una monitorización para conocer dónde están nuestros consumos y tener infraestructuras para aprovechar todo”. En este campo, la inteligencia artificial será una herramienta clave. “En caso de cualquier pequeña fuga se podrá detectar de forma muy temprana. Eso lo vamos a hacer con modelos de IA, y en función de los resultados podremos desarrollar distintas estrategias”, subrayó la experta.
Objetivo
Moeve tiene el compromiso de reducir el 20% la captación de agua dulce en 2025 sobre 2019. Se trata de unos tres millones de metros cúbicos al año o el consumo de una población de 60.000 personas. “Prácticamente lo hemos conseguido, y ha sido a través de un mix de soluciones”, aseveró Perrote.
La situación de estrés hídrico que vive España ha colocado al país como líder en la búsqueda de medidas. “Somos una potencia tecnológica. Las empresas están a la vanguardia, son punteras a nivel mundial en temas de reutilización, desalación y gestión. Las cuencas hidrográficas es algo que han imitado muchos países. Nosotros las implantamos en los años veinte y nos han copiado los franceses y otros muchos a nivel internacional”, destacó Gil.
España tiene la tecnología y el conocimiento, pero los ponentes debatieron sobre lo mucho que queda por avanzar y sobre la necesidad de una mayor colaboración pública y privada. “Los retos principales son a nivel de gobernanza, ser capaces de impulsar proyectos a una velocidad rápida y, a nivel social, darle la vuelta a la percepción pública de la reutilización de aguas residuales y urbanas que es especialmente mala; tiene mejor visión la desalación”, dijo José Carlos Gil.
La legislación, por otro lado, está impulsando la implantación de soluciones. “Desde un punto de vista de sostenibilidad energética, de huella de carbono, la normativa obliga prácticamente a todos los principales sectores industriales a tener unos valores para el vertido muy bajos; es de decir, es agua de muy buena calidad, y es mucho más sencillo depurar y con menor coste que coger agua del mar y desalarla”. “La industria debe ser consciente de que la regeneración, la reutilización, es una salida que debería ser prioritaria”, argumentó Sánchez-Miel.
Legislación
El pasado octubre se aprobó un real decreto sobre la reutilización de las aguas, que según recoge el propio BOE “se ha convertido en una importante fuente de suministro que permite liberar otros recursos de mejor calidad, que pueden así ser destinados a otros más exigentes, como el abastecimiento de agua potable”. Sánchez-Miel aclaró que “se busca la seguridad, unos parámetros que garanticen que no va a haber riesgo y que haya un control y mecanismos por parte de las Administraciones públicas y las empresas para poder hacer un seguimiento”. “Estos cambios suponen pasos para adelante”.
Cuando se plantea dar una segunda vida al agua es fundamental adecuarla al para qué. “Casi un tercio de la reducción de captación de agua que hemos hecho ha sido gracias a iniciativas de eficiencia, de utilizar la calidad adecuada para el servicio preciso. Para hacer hidrógeno necesitas que sea ultrapura, pero para una prueba hidráulica o una limpieza de equipo estamos empezando a usar del mar”, desveló Perrote.
Además, los beneficios no se quedan en la mera recuperación del recurso. Carlos Echevarría dio unas pinceladas en el encuentro. “Cuando utilizamos membranas de ósmosis, que es la tecnología más puntera para obtener las mayores calidades, generamos salmuera, que son concentrados donde hay sales y materia orgánica. España también es referente en ello; existe el conocimiento y se están desarrollando proyectos para ser capaces de recuperar productos a partir de esta salmuera, como sosa cáustica, desinfectantes, químicos…”.
Mar Perrote estuvo de acuerdo en que “de la gestión eficiente del agua sacamos muchos valores añadidos que van aparejados a la economía circular”.
Hacia la biofactoría
En el tema del agua se avecinan novedades. Así lo contó Francisco Sánchez-Miel. “A nivel de infraestructura de depuración, de tratamiento tanto urbano como industrial, está cambiando la visión de las empresas que nos dedicamos a gestionar el agua. Todo apunta a que para 2045, por ley, las depuradoras municipales tienen que ser autónomas energéticamente, ya sea con producción de biogás, instalaciones fotovoltaicas… Se han establecido una serie de hitos y van a ser biofactorías”.
Para José Carlos Gil, se trata de “un cambio de paradigma; de pasar de la depuración a la producción cada vez con mejores condiciones con una huella menor tanto de agua como de carbón, que es parte de esa sostenibilidad y de esa transformación”.