El ejercicio a intervalos de alta intensidad, junto con dieta controlada, reduce grasa hepática, inflamación y daño histológico en pacientes con hígado graso, logrando curación en el 56% de los casos tratados.
El hígado graso afecta al 30% de la población mundial y el tratamiento actual consiste principalmente en cambiar el estilo de vida de los pacientes (dieta y ejercicio). El ejercicio a intervalos de alta intensidad ha demostrado ser útil en el tratamiento del hígado graso pero la repercusión en la histología hepática (lesión en el hígado) ha sido poco estudiada. En este sentido, la revista Journal of Hepatology ha publicado un trabajo que investiga los cambios que el ejercicio produce en el hígado.
Se incluyeron pacientes con hígado graso divididos en 2 grupos: Control (8 pacientes) y Tratamiento (16 pacientes) que fueron seguidos durante 10 meses. A ambos grupos se les instruyó para que redujesen 500 calorías de su ingesta diaria de alimentos. Al grupo control se les pidió que aumentasen su actividad física. El grupo de tratamiento recibió 3 clases por semana de ejercicio a intervalos de alta intensidad consistentes en 4 sesiones de 4 minutos de ejercicio alcanzando un 90-95% de la frecuencia cardiaca máxima seguido de 3 minutos de recuperación.
Se comprobó que el grupo de tratamiento adelgazó más (7,8 Kg de media) que el grupo control (1,9 Kg). La cantidad de grasa en hígado disminuyó en ambos grupos. Sin embargo, en los controles, el índice de daño histológico no varió, mientras que se redujo en un 46% en los tratados, en los que también disminuyó en un 38% la inflamación hepática. Por último, se observó una curación del hígado graso en el 56% de los pacientes tratados y en ninguno de los del grupo control.
Recomendaciones del Dr. Vicente Carreño
Los miembros de la Fundación y el Dr. Carreño consideramos que la realización de ejercicio físico es un pilar fundamental en el tratamiento del hígado graso. Sin embargo, pensamos que el tipo de ejercicio practicado en este estudio (a intervalos de alta intensidad) requiere un control por un entrenador personal para evitar complicaciones cardiovasculares. Finalmente, es importante destacar que la práctica de ejercicio físico en el tratamiento del hígado graso (aunque no se pierda peso) produce una mejoría del 20-30% en la actividad de la enfermedad.