Debido a su extensión, Estados Unidos presenta una amplia diversidad climática que incluye tanto regiones árticas en Alaska como desiertos en el suroeste del país. El 2024, sin dudas, está siguiendo la tendencia del año anterior: las temperaturas récord marcan un verano candente y hay estados que sufren un calor extremo. El Centro Nacional de Información Ambiental (NCEI, por sus siglas en inglés) es una de las principales fuentes de datos climáticos en Estados Unidos. Según el NCEI, el año 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y la tendencia continúa este año.
Los datos del NCEI destacan cómo varios estados están experimentando temperaturas significativamente superiores al promedio, lo que subraya la creciente preocupación por el cambio climático y sus efectos en el país.
Conocido por su diversidad climática, California alberga algunas de las temperaturas más altas del país. Particularmente en el sureste del estado, en Valle de la Muerte, se registró la temperatura máxima promedio más alta: 90.3°F (32.3°C).
Este estado es famoso por sus calores intensos que pueden superar los 120°F (48.9°C), mientras que ciudades como Sacramento y Los Ángeles suelen ser las más azotadas por el verano.
El estado está haciendo esfuerzos para reducir el impacto del cambio climático: la iniciativa estatal, conocida como SB1383 , se promulgó para reducir las emisiones de contaminantes climáticos de vida corta (SLCP, por sus siglas en inglés), que contribuyen al calentamiento global y afectan la salud humana. Los SLCP permanecen en la atmósfera durante menos tiempo que el dióxido de carbono, pero potencialmente causan más daño, revela la ONG Replate.org.
Estos contaminantes, que incluyen carbono negro, metano, ozono troposférico e hidrofluorocarbonos, son responsables de hasta el 45 % de los gases de efecto invernadero que afectan el calentamiento global.
A partir del 1 de enero de 2022 , los proveedores de servicios de alimentos, los distribuidores y aquellos en cualquier industria que se encuentre dentro de la categoría de Nivel 1 son responsables de reducir la eliminación de material orgánico según lo estipula la ley. A partir del 1 de enero de 2024 , las empresas de Nivel 2 (restaurantes, hoteles e instituciones de salud entre otros, también son responsables.
Arizona es conocido por su clima desértico y extremadamente caluroso, especialmente en el Desierto de Sonora. Ciudades como Phoenix y Yuma regularmente experimentan temperaturas que superan los 100°F (37.8°C) durante los meses de verano, convirtiéndolo en uno de los estados más calurosos del país.
En estos últimos días, estas dos ciudades completan el podio con máximas promedio de 88,8 y 87,3°F (30.7 y 31.5°C), respectivamente.
Nevada también se encuentra entre los estados más calurosos de Estados Unidos. Las Vegas, en particular, registra temperaturas que pueden superar los 100°F (37.8°C) durante los meses más calurosos del año, atrayendo a millones de turistas a pesar del calor.
Por su parte, Texas es otro estado donde el calor es una constante durante los meses de verano. Ciudades como Dallas y Austin experimentan temperaturas que a menudo superan los 90°F (32.2°C), con picos que pueden acercarse o incluso superar los 100°F (37.8°C) en días especialmente calurosos.
Finalmente, Florida, con su clima subtropical y su proximidad al trópico, experimenta veranos calurosos y húmedos. Ciudades como Miami y Orlando pueden ver temperaturas que alcanzan los 90°F (32.2°C), con una humedad que hace que la sensación térmica sea aún más alta.
Las olas de calor en Estados Unidos presentan varios desafíos. En primer lugar, las altas temperaturas pueden provocar golpes de calor, deshidratación y la exacerbación de condiciones crónicas como enfermedades cardíacas y respiratorias. Los grupos más vulnerables, como los ancianos, los niños y las personas con enfermedades preexistentes, son los más afectados.
Además, las olas de calor también impactan en la infraestructura. El aumento de la demanda de energía para aire acondicionado puede sobrecargar las redes eléctricas, provocando apagones. El asfalto en las carreteras puede derretirse, y los sistemas de transporte pueden sufrir interrupciones.
Finalmente, las olas de calor exacerban los problemas ambientales, como los incendios forestales, que se vuelven más frecuentes e intensos en condiciones de calor extremo. Estos incendios no solo destruyen grandes extensiones de tierra y propiedades, sino que también representan un peligro para la vida silvestre y la calidad del aire.
LA NACION
