El fin de la política de protección del clima, los aranceles a la importación de productos europeos, un nuevo imperialismo que reclama el Canal de Panamá y Groenlandia: Donald Trump está haciendo realidad los peores temores de los políticos alemanes.
A pesar de ello, el canciller Olaf Scholz (SPD) consiguió redactar un mensaje de felicitación y deseó al nuevo presidente estadounidense “fuerza y éxito” para las tareas que tiene por delante en su toma de posesión. “Juntos podemos dar un impulso decisivo a la libertad, la paz y la seguridad, así como a la prosperidad y el desarrollo económico a ambos lados del Atlántico”, proseguía el mensaje de Scholz.
Pero Scholz no estuvo presente en Washington en la toma de posesión de Trump, ni tampoco el líder de la oposición Friedrich Merz, del partido conservador CDU/CSU. Trump, en cambio, invitó a personas políticamente afines, como la jefa del Gobierno italiano, Georgia Meloni, y el presidente argentino, Javier Milei.
Explosivo informe del embajador
La mayoría de los políticos alemanes han insinuado o incluso declarado abiertamente que hubiesen preferido ver a Kamala Harris, de los demócratas estadounidenses, en la Casa Blanca.
Con una excepción: el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se alegró de la victoria de Trump. Elon Musk, confidente de Trump, se pronunció abiertamente a favor de AfD en la campaña electoral al Bundestag en su plataforma X con la frase “Sólo AfD puede salvar a Alemania” e insultó a Scholz, calificándolo de “tonto incompetente”.
Las tensiones entre los dos países se vieron entonces agravadas por una valoración explosiva del embajador alemán en EE. UU., Andreas Michaelis. El despacho, destinado a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), se filtró a los medios y contenía críticas cáusticas hacia Trump.
Merz: los europeos deben permanecer unidos
Mientras que Scholz adoptó inicialmente una postura de confrontación hacia Trump y criticó duramente su reivindicación sobre Groenlandia, por ejemplo, el líder democristiano Friedrich Merz se mostró más conciliador desde el principio.
Según los sondeos de opinión, Merz tiene muchas posibilidades de convertirse en canciller tras las elecciones al Bundestag del 23 de febrero y entonces tendría que tratar directamente con Trump como jefe del Gobierno alemán.
Merz quiere reunirse con Trump “de tú a tú” y centrarse en aglutinar los intereses europeos. En respuesta a una pregunta de DW sobre sus expectativas respecto a Trump, Merz dijo: “Mientras los Estados miembros europeos permanezcan unidos, serán respetados en el mundo, incluido EE. UU., y mientras estén divididos, nadie nos tomará en serio. Así que, en mi opinión, esta es la última llamada a la acción. Tenemos que hacerlo como sea”.
En una carta manuscrita de felicitación a Trump, Merz escribe, entre otras cosas: “Si el pueblo alemán me otorga un mandato para la cancillería, una de mis prioridades será trabajar con usted en un nuevo capítulo de nuestras relaciones”.
Habeck: Europa está preparada para los aranceles
Ante la amenaza de aranceles estadounidenses a la importación, la Cámara de Industria y Comercio alemana ya advierte de graves consecuencias. “El impacto de los nuevos aranceles estadounidenses sería grave para la economía alemana”, declaró la directora gerente de la DIHK, Helena Melnikov, al periódico Rheinische Post. En Alemania, uno de cada cuatro empleos depende de las exportaciones, y uno de cada dos, de la industria.
En cambio, el ministro de Economía Robert Habeck, del Partido Verde, se muestra combativo: “Europa está preparada. Si los estadounidenses imponen aranceles -cosa que espero que no hagan y no quiero que hagan-, Europa estaría sin duda en condiciones de tomar contramedidas, incluidas aquellas que afecten a la economía americana”, declaró Habeck en entrevista con DW.
Mientras tanto, el partido AfD, con el que ninguna otra formación del Bundestag quiere colaborar, se ve en alza gracias a Trump. AfD y Trump están próximos en cuestiones de migración y política energética, aunque AfD también ha expresado en repetidas ocasiones sentimientos antiestadounidenses.
La cercanía de Trump a AfD también quedó patente en Washington: mientras el canciller Scholz no fue invitado a la ceremonia de investidura, asistieron dos destacados políticos de AfD: Tino Chrupalla y Beatrix von Storch.
(gg/ms)
