Las dietas saludables y sostenibles son una respuesta a la necesidad urgente de equilibrar la nutrición humana con el cuidado del planeta. En América Latina, una región marcada por contrastes económicos, sociales y culturales, el estudio del estado nutricional se convierte en una herramienta indispensable para comprender las desigualdades en salud y proponer soluciones adecuadas.
En el mundo se tiene una capacidad de producir alimentos para todos, sin embargo, se estima que para el año 2022, 735 mil personas tenían hambre o subalimentación y 2 mil 400 millones padecían inseguridad alimentaria y al mismo tiempo había un 38% de la población con sobrepeso u obesidad. Se estima que este porcentaje llegue a 51% tan solo en Estados Unidos para 2030.
En el Webinar Hacia dietas más sostenibles y saludables, Georgina Gómez, Profesora e Investigadora del Departamento de Bioquímica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica, señala que la prevalencia de la obesidad aumentó de manera alarmante en los últimos dos años en Latinoamérica.
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Investigaciones clave sobre el estado nutricional en América Latina
América Latina enfrenta una problemática similar a Costa Rica: la coexistencia de la desnutrición y la obesidad, un fenómeno conocido como la “doble carga de la malnutrición”.
De acuerdo con Gómez, diversas investigaciones han analizado datos provenientes de diversos países latinoamericanos para identificar patrones comunes y diferencias particulares, permitiendo así la generación de estrategias regionales. En dichos estudios, destaca lo siguiente:
- Desnutrición crónica en poblaciones vulnerables: A pesar del progreso económico en América Latina, la desnutrición sigue afectando a niños en situación de pobreza extrema, especialmente en zonas rurales.
- Obesidad y sobrepeso: El rápido aumento del consumo de alimentos ultraprocesados y el sedentarismo han llevado a un incremento en la prevalencia de obesidad, tanto en niños como en adultos.
- Impacto de la desigualdad: Factores socioeconómicos y la falta de acceso a educación nutricional juegan un papel determinante en los problemas alimentarios de la región.
De acuerdo con la especialista, en los últimos años, el concepto de dietas saludables y sostenibles ha cobrado gran relevancia en la discusión global sobre el bienestar humano y el cuidado del planeta.
El principal objetivo de una dieta saludable y sostenible es garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición adecuada para todos, minimizando al mismo tiempo el impacto ambiental y favoreciendo la preservación de los recursos naturales.
En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define estas dietas como aquellas que “presentan un bajo impacto ambiental y contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional, así como a una vida saludable para las generaciones presentes y futuras”.
Estas dietas buscan no solo satisfacer las necesidades nutricionales de la población, sino también reducir el impacto ambiental derivado de la producción de alimentos. En este contexto, la industria de alimentos y bebidas enfrenta grandes desafíos y oportunidades para adaptarse a esta tendencia y contribuir al desarrollo sostenible.
Estas dietas se basan en:
- Consumo elevado de alimentos de origen vegetal: Frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas.
- Reducción del consumo de carne roja y alimentos procesados.
- Diversificación alimentaria: Promover dietas variadas que reduzcan la presión sobre cultivos particulares.
- Producción local y estacional: Priorizar el consumo de productos de proximidad para disminuir la huella de carbono.
- Reducción del desperdicio de alimentos.
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