En la actualidad, comer de manera saludable parece ser un desafío cada vez mayor. Con la proliferación de dietas de moda, restricciones alimenticias y un acceso desigual a alimentos frescos, surge la pregunta: ¿realmente es más difícil mantener una alimentación equilibrada hoy en día? Según el Dr. Naim Dahdah, médico internista, la clave está en una dieta balanceada, rica en nutrientes y diversa. «Este es el camino a la longevidad y a la prevención de muchas enfermedades que podríamos evitar», afirma. A su vez, la nutricionista Adriana Martín insiste en la importancia de consumir alimentos naturales, alineados con lo que ella denomina «la dieta de Dios»: “si no lo podemos cazar, pescar o recolectar, no lo deberíamos comer”.
El debate sobre el veganismo y la salud
Uno de los debates más recurrentes en el ámbito de la nutrición es si una dieta vegana o vegetariana es más saludable que una que incluya productos de origen animal. Adriana Martín, criada en una familia vegetariana, reconoce la importancia de los aminoácidos esenciales obtenidos a través de la proteína animal. «Nuestro cuerpo no los produce, pero se pueden conseguir a través de fuentes vegetales con una buena planificación alimenticia», explica. El Dr. Naim, por su parte, advierte sobre los riesgos asociados al consumo excesivo de carnes rojas. Estas contienen aminas heterocíclicas e hidrocarburos cíclicos aromáticos, compuestos con potencial cancerígeno. «El exceso de carne roja aumenta el riesgo de cáncer de colon, recto, próstata y páncreas. Todo con moderación es bueno. La proteína animal es beneficiosa, al igual que las frutas y vegetales, pero los extremos son peligrosos», señala el especialista.

La calidad de los alimentos
En lugar de satanizar el consumo de carne, la nutricionista Adriana Martín recomienda cuestionar la calidad de los productos de origen animal. «¿Qué tipo de alimentación tuvo el animal? ¿Le administraron antibóticos o hormonas de crecimiento? ¿En qué condiciones vivió? Todo esto influye en la calidad del producto final», advierte. La procedencia de los alimentos es fundamental para garantizar una nutrición saludable. Los productos ultraprocesados, con altos niveles de sodio, azúcares y aditivos, también representan un riesgo para la salud. El acceso a alimentos frescos y naturales sigue siendo un desafío en muchas regiones, lo que contribuye a una mayor incidencia de enfermedades crónicas relacionadas con la mala alimentación.
El peligro del exceso de proteínas
El consumo excesivo de proteínas también acarrea riesgos para la salud. El Dr. Naim Dahdah señala que una dieta alta en proteínas puede provocar aumento del colesterol malo (LDL), reducción del colesterol bueno (HDL), presión arterial alta, inflamación y endurecimiento de las arterias. Además, la falta de fibra y vitaminas esenciales como el potasio, magnesio y vitamina C puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la incidencia de enfermedades crónicas. «La salud intestinal depende de ciertos nutrientes, y hoy en día vemos una epidemia de estreñimiento y problemas gastrointestinales debido a una mala alimentación», advierte el especialista.
El equilibio de una alimetación saludable
La armonía en una dieta saludable es clave para mantener una buena salud. Consiste en incluir una variedad de alimentos nutritivos, como frutas, verduras, proteínas, grasas saludables y carbohidratos, en las proporciones adecuadas para satisfacer las necesidades del cuerpo. Además, es importante prestar atención a la calidad de los alimentos que consumimos, eligiendo aquellos frescos, naturales y mínimamente procesados, en lugar de productos ultraprocesados que suelen ser ricos en azúcares añadidos, sodio y grasas poco saludables. También se debe considerar la hidratación adecuada, ya que el agua es esencial para mantener un buen funcionamiento metabólico y digestivo. El equilibrio implica no solo la selección de alimentos, sino también el ritmo de las comidas, priorizando la moderación y evitando el exceso de alimentos en una sola ingesta. Mantener este equilibrio ayuda a prevenir enfermedades crónicas, mejora la digestión, aumenta la energía y favorece un peso saludable, permitiendo que el cuerpo funcione de manera óptima a lo largo del tiempo.