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Faltaban apenas dos semanas para el final del semestre y el comienzo de las vacaciones en 2006, cuando el superintendente Steve Joel recibió una llamada telefónica del jefe de la policía local. Que agentes federales de inmigración estaban haciendo redadas en su comunidad.
En ese momento, Joel supo que habría estudiantes que no tendrían a sus padres para ir a casa ese día. Para las 8:30 de la mañana, “estábamos en una desesperación absoluta”, recordó Joel.
Joel recuerda que el día de la redada se sintió como las 24 horas más largas de su carrera, y le preocupa que líderes escolares en Colorado pasen por una situación similar muy pronto.
Joel compartió esta experiencia en la reciente conferencia de la Asociación de Consejos Escolares de Colorado en Colorado Springs.
Docenas de funcionarios en educación asistieron a la sesión para escuchar a Joel hablar acerca de qué esperar y cómo los distritos escolares pueden prepararse para las posibles deportaciones masivas que se avecinan y que el presidente electo Donald Trump ha prometido, y que podrían separar a los niños de sus padres, y crear una serie de problemas para las escuelas.
La semana pasada, NBC informó que la administración entrante de Trump tiene planes de eliminar la habitual práctica de no realizar controles de inmigración en las escuelas, hospitales e iglesias. Un poderoso grupo conservador vinculado a Trump también ha compartido un proyecto para apelar una decisión de la Corte Suprema que protege el derecho de los niños indocumentados de asistir a las escuelas públicas.
La redada de inmigración en 2006 tuvo lugar en una planta procesadora de alimentos cuando Joel era superintendente del distrito escolar de Grand Island en Nebraska. Joel compartió que alrededor de 1.400 de los 10.000 estudiantes del distrito escolar tenían padres que trabajaban en la planta. Algunos de esos padres tenían estatus legal, pero sin pruebas, algunos fueron detenidos y arrestados de todos modos.
“Estén preparados”, insistió Joel a los funcionarios en educación. “Su comunidad, sus padres, sus líderes, su estado, se lo agradecerán”.
Hasta ahora, la mayoría de los líderes escolares de Colorado han guardado silencio sobre los posibles planes que puedan estar redactando para lidiar con las deportaciones masivas que afectarían a sus comunidades.
Líderes en la escuelas Adams 14 están realizando seminarios para que las familias “conozcan sus derechos” y están capacitando al personal de las oficinas en la escuelas para que dirijan a las autoridades federales a los equipos legales del distrito o los directores de seguridad.
A continuación, se incluyen algunos de los consejos que Joel aprendió en base a su experiencia:
Tenga un mensaje listo para las familias
A medida que las familias en nuestra comunidad se enteraron de las redadas de inmigración, el distrito escolar comenzó a recibir llamadas sin parar, dijo Joel.
Los familiares llamaban para preguntar qué debían hacer.
“Fue desgarrador”, dijo Joel. También se refirió a que los líderes escolares deberían tener respuestas listas para compartir con las familias.
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Para alrededor del mediodía, su distrito escolar había creado un plan para establecer un centro de acogida en una de las escuelas del distrito para cualquier niño cuyos padres habían sido detenidos y necesitaban un lugar donde quedarse. El distrito realizó una conferencia de prensa para informar a la comunidad sobre el plan y dónde podían acudir las personas para reunirse con los estudiantes afectados.
Joel también compartió que cuando se corrió la voz, los estudiantes de secundaria salieron de sus clases, y fueron a las escuelas primarias a buscar a sus hermanos y luego a esconderse.
“No estábamos preparados para eso”, dijo Joel.
Como parte de su mensaje ese día, Joel se enfocó en asegurarle a la comunidad de que las escuelas eran un lugar seguro para ellos. El distrito de aproximadamente 10.000 estudiantes se redujo por 2.500. Algunos regresaron lentamente en las semanas posteriores a la redada, pero alrededor de 500 estudiantes nunca más regresaron.
Una cosa de las que dijo y que se arrepintió en decir, fue decir que las autoridades de inmigración no podrían ingresar a la propiedad escolar. En ese momento, él se sintió motivado a detenerlos él mismo si fuera necesario.
Poco después de que se emitiera ese comunicado, recibió una llamada del líder de la operación de control de inmigración.
Recuerda Joel diciéndole “Quiero que sepa que está equivocado…que si queremos entrar en sus escuelas, podemos hacerlo ya que tenemos la jurisdicción. Pero le prometo que no lo haremos.”
Los funcionarios en educación no tienen una respuesta clara si las escuelas tienen la autoridad para impedir que los funcionarios de inmigración entren en las escuelas hoy en día.
Joe Salazar, un abogado de Adams 14 que asistió a la charla de Joel, le dijo al grupo que, en su opinión — basado en un dictamen de una corte estatal este verano — las órdenes de inmigración no se consideran órdenes judiciales en Colorado y que las escuelas tienen derecho a impedir el acceso a los funcionarios.
En respuesta a los reportes de que Trump permitiría la implementación de la ley de inmigración en las escuelas, las Escuelas Públicas de Denver publicaron una declaración en la que señalan que, según la política actual del distrito, “no se permitirán actividades de control de las leyes federales de inmigración en nuestras escuelas, en las rutas de transporte, en las propiedades del DPS o durante las actividades escolares”.
DPS dijo que está comprometido a proporcionar entornos escolares seguros para todos los estudiantes, independientemente de su estatus migratorio.
Pero el distrito también recomienda a las familias a tener actualizada su información de contacto de emergencia e identificar quién está autorizado para recoger a sus hijos si los padres no pueden hacerlo.
Tener una forma de verificar quiénes son las personas autorizadas
Cuando el distrito se estaba preparando para reunir a los estudiantes con familiares que pudieran acogerlos, Joel dijo que fue necesario implementar una forma de verificar que las personas que decían ser familiares realmente lo fueran.
Comentó que hicieron que estudiantes y sus maestros confirmaran la relación que tenían con el miembro de la familia a los que fueron entregados.
Además, en una veintena de casos maestros se ofrecieron como voluntarios para acoger a un estudiante que no tenía un pariente confirmado con quien quedarse una o dos noches. Pero, el distrito trató de limitar esos casos debido a las preocupaciones del equipo legal del distrito sobre las responsabilidades.
Tener una lista de estudiantes que podrían verse afectados
Joel sugirió que los distritos escolares creen una lista de estudiantes que podrían verse afectados en el caso de redadas masivas de inmigración.
Pero hacerlo no es necesariamente sencillo. Alex Marrero, superintendente de las Escuelas Públicas de Denver, le preguntó a Joel cómo deberían hacerlo los distritos, dado que no recopilan información sobre inmigración de los estudiantes o las familias. (El Departamento de Educación de los EE. UU. ha dicho que las escuelas no pueden recopilar información sobre el estatus migratorio de los estudiantes y las familias para impedirles servicios, ya que por ley deben servir a los alumnos independientemente de su situación de inmigración. Joel no sugirió recopilar esta información.)
Joel respondió que su distrito recogió información sobre los empleadores de los padres. Así que la mañana de la redada, el distrito pudo identificar rápidamente a los estudiantes cuyos padres trabajaban en el lugar de trabajo que había sido afectado. No todos los familiares de los estudiantes eran indocumentados o estaban detenidos, pero esta herramienta le dio al distrito una posible lista de estudiantes afectados.
Joel sugirió a los distritos en pensar en los empleadores más grandes de su comunidad y que emplean a inmigrantes. Incluso podrían abrir una línea de comunicación con esos empleadores antes de cualquier posible redada.
Un portavoz del distrito de Denver dijo que DPS tampoco recopila información sobre el lugar de trabajo de los padres.
Si las escuelas de Grand Island no hubieran tenido eso, Joel dijo que probablemente habría pedido al personal escolar que identificara a los estudiantes que podrían haber sido afectados.
Tener una forma de recaudar dinero para los estudiantes
Sabiendo que el distrito podría necesitar ayudar a albergar, transportar o alimentar a algunos estudiantes, Joel dijo que su distrito decidió recaudar dinero y alienta a los distritos a tener un sistema preparado para recibir donaciones.
“Los fondos llegaron como nunca hubiera esperado”, dijo Joel.
Joel recuerda que uno de los primeros cheques que recibió vino de una fuente inesperada.
Joel tenía un vecino que era un amigo que estaba muy involucrado en el Partido Republicano local. Cada vez que los impuestos a la propiedad del hombre subían en cualquier cantidad, interrogaba a Joel sobre si ese dinero se destinaba a la educación de niños indocumentados, dijo Joel.
Pero la mañana de la redada, el hombre se presentó en la oficina de Joel con un “gran cheque”.
“Yo también soy padre y odio lo que esto les está haciendo a las familias”, recordó Joel lo que dijo el hombre.
El dinero que recaudó el distrito ayudó a los estudiantes y las familias durante semanas.
Joel dijo que unos días después de la redada, un director lo llamó para pedirle ayuda para hablar con una estudiante.
La estudiante era una joven que estaba embarazada y estaba a dos semanas de graduarse. Sus padres habían sido detenidos y cuando la niña se enteró de dónde estaban, estaba ansiosa por reunirse con ellos.
El director le suplicaba que se quedara en la escuela y terminara su diploma primero.
Finalmente, Joel y el director lograron convencer a la niña de que se quedara, con la promesa de ayudarle a quedarse en el apartamento donde vivía con sus padres. El distrito pagó la comida, los servicios públicos y otras facturas hasta el final del semestre para que la niña pudiera obtener su diploma.
Al hacer visitas domiciliarias en busca de niños en los días posteriores a la redada, el personal escolar muchas veces encontró a niños hablando a través de una ventana para decir que tenían instrucciones de no abrir la puerta. Por lo tanto, los directores y los trabajadores sociales llevaron a esas familias comida, tareas escolares y otras necesidades, ya que estaban tratando de recuperar su confianza y lograr que regresaran a las escuelas.
Trabaje con grupos comunitarios, líderes religiosos y otros
Joel también resaltó que los distritos escolares deben pedir ayuda a otros líderes de la comunidad. El día de la redada convocó a una reunión con líderes comunitarios y a pesar del poco tiempo de aviso, dijo que en una hora tuvo una gran participación.
“Hubo mucho miedo y bastante rabia”, dijo. “Estaban dolidos, enfadados. Nada de eso iba realmente dirigido a nosotros, pero así se sentía”.
Ayudaría si los distritos escolares comienzan a tener conversaciones con esas organizaciones y esos líderes en anticipación de cualquier redada.
Entre otros consejos, que Joel dio a los líderes escolares fue que los distritos deben estar preparados de que el día de una redada será un día conmovedor para el personal de las escuelas y que no todos los funcionarios del personal podrán ayudar a los estudiantes y las familias. También dijo que habrán amenazas de personas que no están de acuerdo con el enfoque del distrito escolar para ayudar a las familias.
Dijo que lo más importante es recordar que hay que centrarse en los niños y defenderlos.
“La posición que adoptamos fue” “Si no puedes defender a los niños, ¿qué estás haciendo en el consejo escolar?”, dijo Joel.
Traducido por Rocky Mountain Language Co-op
Yesenia Robles es una reportera para Chalkbeat Colorado que cubre los distritos escolares de kindergarten a 12º grado y la educación multilingüe. Comunícate con Yesenia por correo electrónico a yrobles@chalkbeat.org.