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Denuncian falsedades y graves acusaciones infundadas sobre Luis Valls en el libro “Opus”

Autor: Administrador
  1. Siempre defendió los intereses de los accionistas
  2. Otras dos falsedades
  3. Caída del Banco Popular
  4. “No está justificado mentir”
  5. Respecto a su hermano
  6. Valls como filántropo
  7. Ni un solo comentario positivo
  8. Defender la imagen del banquero
Luis Valls Taberner.
Luis Valls Taberner.

Ante la publicación del libro “Opus”, firmado por el escritor inglés Gareth Gore, las entidades Fundación Patronato Universitario, Fomento de Fundaciones y Fundación Hispánica, inspiradas por Luis Valls, expresidente del Banco Popular, han calificado de falsedades y graves acusaciones infundadas las afirmaciones sobre su fundador.

En una rueda de prensa celebrada en la sede de la Fundación del Diario Madrid, en la madrileña calle Larra, Yago de la Cierva, portavoz de las fundaciones de Luis Valls ha manifestado que “el autor ha sido un sectario, le acusa sin pruebas de delitos y fraudes muy graves, y el libro es un disparate”.

Siempre defendió los intereses de los accionistas

En defensa de la imagen del banquero y filántropo, De la Cierva ha desglosado una a una las falsedades más graves del libro.

Luis Valls siempre defendió los intereses de accionistas y empleados, y convirtió un pequeño banco en uno de los más rentables del mundo creando una cultura muy especial y reconocible por miles de españoles.  Fue “el primer banco que crea una oficina de atención al cliente”.

El libro asegura que utilizó el banco en su beneficio, defraudando dinero de los accionistas para dárselo al Opus Dei. “Le está acusando de delitos muy graves, de los que serían cómplices los miembros del consejo de administración, otros directivos del banco, y encubridores los organismos reguladores… Y no aporta ni una sola prueba de esa acusación tan seria”, afirma De la Cierva.

Otras dos falsedades

Otra falsedad del libro es que Luis Valls creó la sindicatura de accionistas para manipular el banco. El portavoz responde que eso es pura ignorancia financiera: “Que un grupo de accionistas se alíe para defender sus intereses es algo habitual en el mundo empresarial y bancario. En el caso del Popular, la sindicatura se creó en 1946, varios años antes de la llegada de Luis Valls al banco, y se asociaron más de 2.000 accionistas, que estaban representados en el consejo. Apoyaron a Valls porque conseguía dividendos récord. Es absurdo pensar que fueran controlados por nadie ni por nada. Estaban en la Sindicatura por su propio interés. El resto es ficción”.

Otra de las mentiras del periodista inglés -dice el portavoz- es que envió el libro antes de que se publicara para que pudieran hacer ajustes. “Eso es directamente, una mentira más. No fue así, no envió nada. Nos duele que el libro haya arrojado un montón de basura, de acusaciones criminales falsas, contra una persona ejemplar”.

Atribuir a Luis Valls la caída del Banco Popular es otra acusación del libro y ocurre once años después de su muerte. Según De la Cierva, es “otra muestra de tendenciosidad: entre su dimisión y la caída del banco pasaron muchas cosas en la sociedad y en la economía española, como para sugerir una relación causa-efecto”.

Para el autor del libro, la culpa de la caída del banco es que Valls se empeñó en ser independiente. Sin embargo, responde De la Cierva, como muchos testigos han afirmado, veló por la independencia del banco para proteger a los accionistas, como hacen incluso hoy otros bancos; y principalmente a los empleados, que son las primeras víctimas de toda fusión bancaria.

Otra acusación se refiere al edificio Beatriz. Como explica De la Cierva, “el consejo de administración decidió una operación habitual en el mundo empresarial llamado en inglés “sale and lease back”, es decir, vender el edificio y quedarse como inquilino. No solo lo han hecho bancos como el Santander, el Liberbank o ING, sino empresas serias como Telefónica, Naturgy o Planeta. Todo con luz y taquígrafos”.

“No está justificado mentir”

Una acusación adicional fue que la Sindicatura del Banco Popular no presentó demanda contra el Popular cuando el banco cayó en 2017.

El portavoz responde que “no solo la sindicatura no lo hizo. Tampoco lo hicieron los principales accionistas, que estaban representados en el consejo de administración. Era evidente para ellos que no se había cometido ningún acto ilícito”. Una vez más, asegura Yago de la Cierva” no hay ninguna intención siniestra, como intenta hacer ver el autor.”

Destaca que “no está justificado mentir, impidiendo que el lector se haga una idea de la realidad de Luis Valls. No hay que santificarlo, simplemente contar la verdad, y no imputarle delitos gravísimos sin aportar ninguna prueba”.

“Desde las fundaciones no entendemos por qué el autor no ha querido incluir testimonios de directivos y accionistas o datos oficiales auditados. Con él hemos sido transparentes: le dimos toda la información en numerosas reuniones y le presentamos numerosos testigos presenciales. Ni uno sale mencionado. No nos arrepentimos, porque siempre actuamos de buena fe, pero el autor ha demostrado que no es una persona de fiar”.

Respecto a su hermano

El libro también falsea la salida de Javier Valls del banco. Explica De la Cierva que, como es sabido y ha sido publicado, el consejo de administración por unanimidad decidió que el sucesor fuera Ángel Ron y no Javier Valls. “No hay otra interpretación que la de la conveniencia del negocio, alejada de interpretaciones capciosas y alejadas de la realidad”.

Valls como filántropo

Desde los años 50, Valls quiso ayudar desde el banco a personas que no podían acceder a créditos comerciales, para lo que fundó unas fundaciones para hacer filantropía. En lugar de disponer de fondos del banco, que habría sido legítimo, “propuso que los consejeros del banco renunciaran a la parte de beneficios que les correspondía por su calidad de consejeros”.

Valls fue el primero en esa renuncia, a la que le siguieron, año tras año, los consejeros del banco. “Un modelo novedoso que buscaba ayudar a personas que estaban pasando por un mal momento prestándoles dinero, pero no regalándolo”. Los préstamos eran con unos intereses muy bajos, y condiciones y plazos muy ventajosos.

A lo largo de 50 años, las fundaciones recibieron un total de 550 millones de euros producto de la renuncia de sus consejeros: eso equivale a una media de 11 millones por año. “El libro se inventa una cifra redonda: cien millones al año, que es fruto de su imaginación calenturienta. El autor vuelve a mentir incluso en los números”, afirma el portavoz de las fundaciones.

Ni un solo comentario positivo

El bajo perfil que quiso tener Valls como filántropo, sin atribuirse los méritos de la obra benéfica de las fundaciones, lo interpreta el autor como algo siniestro o turbio. Nada más lejos de la realidad. Valls no quiso protagonismo en su labor filantrópica, “algo que le ennoblece, sin duda”, apunta De la Cierva.

De la Cierva se sorprende de que no haya “ni un solo comentario positivo de Luis Valls en 500 páginas”, algo que demuestra la voluntad sectaria del escritor. Sindicatos, competidores, colegas, periodistas, políticos, y empleados ensalzaron su figura como banquero y filántropo.

Según De la Cierva, el autor aplica un aforismo del mal periodismo: no dejes que los hechos te estropeen un buen reportaje. “El autor tenía una idea prefijada que quería contar, y para ello oculta datos e inventa interpretaciones”.

Para De la Cierva, “el libro es una caricatura grotesca de Valls. El libro es radicalmente sectario, secciona las fuentes más importantes que son determinantes para entender a Valls”. La única explicación razonable de por qué el autor dejó la idea de hacer una biografía de Luis Valls para escribir un libelo contra él es “porque la vida real de Valls no le ayudaría a vender muchos libros”.

Defender la imagen del banquero

El portavoz de las fundaciones ha remachado: “Es una falsificación tan radical de Luis Valls que nos hemos visto obligados a defender su imagen. No buscamos una polémica, a pesar de los insultos y disparates que ha publicado; solo queremos que no manche el buen nombre de Luis Valls”.

Ante la posibilidad de demandar al autor, las fundaciones responden con información cierta. “Hemos creado una web con información y testimonios, para todo el que quiera consultarla y no entra a valorar una posible demanda, al menos en esos primeros días tras la publicación del libro.

De la Cierva finalizó diciendo que “este libro es un disparate y el autor ha sido un sectario”.

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