Dolores de cabeza recurrentes, cansancio, desánimo, desgana y hasta ansiedad… La falta de «verde» o, en su acepción más científica, el «déficit de contacto con la naturaleza«, puede tener consecuencias físicas y mentales que a menudo se atribuyen a otros factores, pero que en realidad tienen que ver con esa necesidad vital que conecta con nuestros ancestros: sentir la brisa en el rostro, escuchar el crujido de las ramas al caminar o el canto de las aves, dejarse embriagar por aromas vegetales agrios y a la vez dulzones, beber agua fresca tras una caminata intensa…
La naturaleza siempre fue una parte esencial de la vida humana, pero en las últimas décadas se ha producido un distanciamiento debido a un estilo de vida sedentario marcado por el confort, la hiperconexión a pantallas y dispositivos electrónicos, la hiperexigencia laboral y la escasa flexibilidad horaria. Y aunque no existen unos signos clínicos específicos que indiquen un «déficit de naturaleza», diversos problemas de salud como la falta de vitamina D, la hiperactividad, el asma y la obesidad, podrían estar vinculados a esta desconexión con el entorno natural. «Este distanciamiento no solo impacta nuestro bienestar personal, sino también nuestra relación con el entorno y el planeta, subrayando la importancia de reconectar con la naturaleza para mejorar tanto nuestra salud como la del ecosistema», plantea Marta Ayats, la experta en medicina tropical, salud y ecología emocional que asesora en Alohacamp.
De hecho, no son pocos los estudios científicos que hacen referencia a la influencia positiva del contacto regular de la naturaleza sobre la salud de las personas. Como recuerda Ayats, se han observado sus efectos tanto en el ámbito físico como psicológico: desde la disminución de la frecuencia cardíaca o la tensión arterial hasta el equilibrio de los niveles de glucosa en sangre en los diabéticos no insulinodependientes, pasando por la reducción de los niveles de estrés, ansiedad, insomnio, depresión, rumiación y fatiga mental.
Además, tal como precisa Ayats, la experiencia «verde» habitual contribuye al incremento de las células ‘natural killer’ (NK), responsables de combatir infecciones. Igualmente ayuda a potenciar el estado de ánimo, la sensación de vitalidad y bienestar psicológico, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas.
Efectos sobre el cortisol
Su abordaje es especialmente interesante en los casos de aquellas personas con niveles crónicamente elevados de cortisol, la hormona del estrés, pues este estado sostenido en el tiempo no solo les puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas, sino que además puede aumentar el riesgo de sufrir trastornos del sueño y depresión. «Pasar tiempo en contacto con la naturaleza, incluso durante sólo 20-30 minutos, reduce significativamente los niveles de cortisol, ayudando a aliviar el estrés», declara Ayats, quien también aporta que el contacto con la naturaleza activa el sistema nervioso parasimpático y disminuye la actividad del sistema nervioso simpático, que es el responsable de la respuesta al estrés.
A eso también contribuyen, según explica la asesora de Alohacamp, los sonidos naturales, la observación de un paisaje natural y la desconexión de los estímulos urbanos, pues inducen a un estado de calma mental y contribuyen a restaurar la atención.
Desconectar para reconectar
Son muchas las personas que viven en entornos urbanos de espaldas a los entornos naturales. Sin embargo, como propone Ayats, en realidad es posible reconectar con la naturaleza de un modo sencillo visitando parques, jardines, o cualquier espacio verde urbano. «Integrar pequeñas dosis de naturaleza en nuestra rutina diaria, como caminar por un parque cercano, observar el cielo o cultivar plantas en casa, puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar«, plantea.
Tal como aconseja la experta, algunas actividades sencillas pueden ser significativas:
– Abrir la ventana al despertar y contemplar el cielo respirando profundamente y sintiendo cómo el aire entra en el cuerpo con cada inspiración o notar la temperatura del sol en la piel.
– Observar y dibujar cada atardecer también puede ser una forma hermosa de conectarse con la naturaleza.
– Acercarse a ese pequeño parque local y sentarse en un banco para simplemente estar presente y observar lo que sucede a nuestro alrededor, repitiendo esta experiencia día tras día, es una manera efectiva de establecer un vínculo con el entorno.
Además, el uso de sonidos naturales o aromaterapia con esencias de bosque puede ayudar a reconectar con la naturaleza.
-
Desconexión gradual: No intentes desconectar de golpe. Haz un proceso gradual de reducción del uso del móvil o del uso de las redes sociales.
-
Rutinas matutinas: Despierta sin tecnología, usando la luz del amanecer o los sonidos naturales como el canto de los pájaros para empezar el día. La alarma digital puede ser de sonidos de la naturaleza que te gusten. Observa cómo cambia tu energía y ánimo al despertar sin una alarma digital.
-
Ayuno tecnológico diario: Dedica al menos una hora cada día a estar completamente libre de dispositivos. Usa ese tiempo para practicar actividades de conexión sensorial con la naturaleza o alguna de las que se ofrecen a continuación.
-
Caminatas conscientes al amanecer o atardecer: Dejar el móvil y auriculares en casa e ir a caminar conscientemente durante 20-30 minutos. Estos momentos del día ofrecen la oportunidad de disfrutar de la luz natural, que es suave y relajante.
-
Aprovecha el silencio y la tranquilidad de estos momentos para una desconexión completa. Presta atención en la sensación del suelo en tus pies, escuchando los sonidos del entorno y observando el paisaje. En algún momento de la caminata puedes descalzarse y caminar sobre el césped, la arena o la tierra, sintiendo el contacto directo con el suelo.
-
Tómate un momento durante el día para realizar una pausa e ir a un entorno natural que quede cerca de tu casa o de tu trabajo, en el que puedas regresar regularmente y te sientas cómoda. Quédate allí por unos 15-20 minutos sin hacer nada, tan solo enfocarte en los detalles del entorno.
-
Diario de naturaleza: Lleva una libreta contigo donde plasmes tus pensamientos, reflexiones o dibujos sobre la naturaleza durante el detox, sustituyendo la necesidad de usar el móvil y compartirlo en redes sociales. La puedes utilizar mientras estás en el Txoko.
-
Té o café en la naturaleza: Lleva contigo una pequeña taza de té o café y haz de ese momento un momento especial. Ve a un lugar tranquilo al aire libre para disfrutarlo sin prisas, dejando que tu entorno natural sea tu única «compañía» en ese momento. O si lo prefieres, comparte ese momento en ese entorno con familiares o amistades
-
Baño de bosque semanal: Dedica unas dos horas semanales para realizar un baño de bosque, preferiblemente con guía, para sintonizar con la naturaleza a través de una conexión sensorial y emocional.
-
Naturaleza en casa: Durante tus baños de bosque o caminatas, recolecta elementos naturales como piedras, hojas, flores caídas o ramitas, y colócalos en un rincón especial de tu casa o espacio de trabajo. Este espacio te permitirá mantener una conexión constante con la naturaleza, ofreciendo un momento de calma cada vez que lo observes o toques los objetos cuando necesites una pausa.
-
Baño de Sol: Sin dispositivos ni auriculares, toma un tiempo para absorber la luz natural del sol. Ya sea caminando o sentado, siente la temperatura en tu piel y observa cómo la luz cambia tu entorno
-
Comida consciente: Antes de cada comida, desconéctate completamente de cualquier dispositivo electrónico. Tómate un momento para observar detenidamente los alimentos que tienes frente a ti: presta atención a los colores, la disposición en el plato, las texturas y el aroma. Agradecer mentalmente el origen de cada ingrediente y comer despacio, saboreando cada bocado con plena conciencia.
-
Reflexiona al final del día: Al menos una hora antes de acostarte, apaga o desconecta cualquier dispositivo electrónico a tu alcance y dedica unos minutos a reflexionar sobre tus sensaciones durante el detox. Recuerda tres cosas positivas que ocurrieron durante el día. Y escríbelo en tu diario de naturaleza.
Además la asesora de Alohacamp invita a compartir las experiencias vividas durante la exposición a la naturaleza con grupos de amigos, con la pareja o con familiares, porque con ello no solo se facilita la integración de lo que se ha experimentado, sino que también se fomenta la interacción y la cohesión del grupo. «Estas actividades grupales fortalecen el sentido de pertenencia y el propósito, mejorando las relaciones interpersonales y, como resultado, promoviendo la salud mental y el bienestar general», revela Ayat.
Igualmente y según las actividades de conexión con la naturaleza que se programen y la forma en qué se realicen, su impacto en la salud social puede variar, contribuyendo de manera significativa a la construcción de redes de apoyo y a la creación de vínculos significativos entre los participantes.