Por Gustavo Solis / Investigative Border Reporter
Publicado en October 15, 2024 at 1:18 PM PDT
Los niños que lloran hasta quedarse dormidos es a menudo un suceso diario en los refugios temporales para niños migrantes no acompañados. Así lo dice Ibrahim, un migrante no acompañado de África Occidental que pasó seis meses en un refugio temporal.
“Es normal ver a alguien llorando”, dijo Ibrahim, quien pidió que KPBS no usara su nombre completo por razones de seguridad. “Todos los días es como si alguien simplemente ya no pudiera soportarlo más.”
Ibrahim huyó de su hogar debido a la violencia. Está buscando asilo en los Estados Unidos.
Los niños migrantes no acompañados que ingresan al país ilegalmente son llevados a instalaciones de vivienda colectiva supervisadas por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR por sus siglas en inglés).
Estas instalaciones están destinadas a ser estancias temporales, solo el tiempo suficiente para que el gobierno federal conecte a cada niño con un pariente, patrocinador o hogar de acogida para asegurar que tengan una situación de vivienda estable a largo plazo.
Pero para niños como Ibrahim, esa estancia temporal es cualquier cosa menos eso.
“Tuve dos o tres compañeros de cuarto que llegaron cuando yo estaba allí,” dijo. “Todos se fueron, y yo seguía allí. Fue muy difícil para mí.”
Un patrón surgió después de unos meses. Los niños con las estadías más largas tendían a ser de países africanos y del Medio Oriente.
Y esto no eran solo observaciones anecdóticas de una sola instalación: los abogados del Centro de Leyes Defensores de Inmigrantes han estado rastreando esto durante años. Sus datos muestran una tendencia discriminatoria.
“Empezamos a ver que las necesidades de los niños de países no hispanohablantes no se estaban satisfaciendo en la misma medida”, dijo Marion Donovan-Kaloust, directora de servicios legales para Immigrant Defenders. “Y eso es obviamente preocupante porque todos los niños bajo cuidado deberían tener derecho al mismo nivel de atención”.
Esta tendencia coincide con un cambio histórico en la población de niños migrantes no acompañados. Históricamente, esa población ha sido casi exclusivamente de países hispanohablantes como México, Guatemala y Honduras.
Pero esa población se ha vuelto mucho más diversa en los últimos años, con más niños no acompañados provenientes de países de Asia, África y el Medio Oriente. Hablan diferentes idiomas, practican diferentes religiones y la ORR ha tenido dificultades para adaptarse, dijo Donovan-Kaloust.
La duración promedio de la estadía para los niños (sin patrocinadores) de África es de 138 días en comparación con 99 días para aquellos de países de habla hispana, según datos internos de Immigrant Defenders.
Los resultados discriminatorios son más dramáticos para los niños con estancias particularmente largas.
“Cada niño al que servimos que ha estado bajo cuidado por más de 300 días — casi un año esperando una colocación en cuidado de crianza a largo plazo — todos esos niños, excepto uno, son de África o del Medio Oriente”, dijo Donovan-Kaloust.
La ORR no respondió a una solicitud de comentarios.
Immigrant Defenders ha pedido a la agencia que invierta en más servicios de traducción y trabaje con familias de acogida más diversas que puedan albergar a niños de países africanos y del Medio Oriente.
También están alentando a los miembros de la comunidad a que se ofrezcan como voluntarios para ser padres de acogida.
Algunos de los niños no acompañados permanecen en las instalaciones de la ORR tanto tiempo que alcanzan la mayoría de edad. Eso fue lo que le pasó a Ibrahim, quien ingresó a los Estados Unidos cuando tenía 17 años.
Ibrahim recuerda haber visto a otros niños en el refugio irse tan pronto como cumplían 18 años. Pasó los meses previos a su propio cumpleaños número 18 preguntándose si terminaría sin hogar.
“Fue un infierno para mí”, dijo. “Porque no sabía a dónde iba o dónde terminaría. Era solo yo.”
Además del riesgo de quedarse sin hogar, quedar fuera de las instalaciones de la ORR también puede tener un impacto negativo en el estatus migratorio de una persona, según abogados de inmigración.
Eso se debe a que los niños no acompañados son elegibles para programas específicos que les otorgan acceso a servicios como representación legal o un camino hacia el estatus legal, pero solo si están en viviendas a largo plazo y se inscriben antes de cumplir 18 años. Debido a que las instalaciones de la ORR están destinadas a ser temporales, los niños no acompañados que viven en ellas no son elegibles.
Por ejemplo, el Refugee Minor Program (Programa de Menores Refugiados No Acompañados) es para niños que son víctimas de trata de personas o que se encuentran en otras situaciones vulnerables.
“Hay niños que han sido identificados como víctimas de trata que son elegibles, pero simplemente se les acaba el tiempo antes de su cumpleaños número 18 debido a las largas estadías”, dijo Donovan-Kaloust.
Para Ibrahim, el personal del Centro de Defensores de Inmigrantes trabajó día y noche para encontrarle un lugar a donde ir después de cumplir 18 años. Llamaron a docenas de hogares, incluso tocaron puertas tratando de encontrar a alguien en la comunidad dispuesto a acogerlo.
Finalmente, lo lograron.
Tener una vivienda estable ha sido un cambio de vida para Ibrahim.
“Ahora tengo amigos”, dijo. “Nos gusta jugar fútbol, ir al cine, pasar el rato, probar comida nueva.”
¿La nueva comida favorita de Ibrahim? Tacos de carne asada, dijo.
Incluso se inscribió en una universidad local y está estudiando para convertirse en piloto.
“Es algo que ha sido un sueño”, dijo. “Siento que estoy en el camino hacia mi sueño. Así que solo estoy tratando de trabajar duro y llegar a donde quiero estar.”
Aunque está mirando hacia adelante, Ibrahim no puede evitar mirar atrás y pensar en todos los niños que todavía están en esas instalaciones de la ORR.
“Quiero que la gente sepa cómo se sentía en el refugio”, dijo. “Por lo que están pasando los niños cuando los mantienen allí por tanto tiempo. Es una situación muy difícil de estar.”
