En la tradicional columna de Cuadros Técnicos, Di Lorenzo se refirió a la situación urbana del Cementerio, con curiosidades y descripciones que tiene la arquitectura del lugar.
En una nueva edición de la columna de Cuadros Técnicos, Leonardo Di Lorenzo se refirió a las curiosidades del cementerio de La Plata y el desarrollo de cómo fue pensando a fines del siglo XIX.
“Previo a la fundación de La Plata, los tolosanos ya contaban con una necrópolis. A partir de noviembre de 1882 y albergaba los cuerpos de los primeros pobladores platenses, la mayoría eran obreros extranjeros que trabajaron en la construcción de la ciudad”, sorprendió Di Lorenzo y agregó un dato llamativo: “Si la llevamos a la actualidad, ocuparía las calles 523 y 525, entre 118 y 120”.
En ese sentido, Di Lorenzo explicó que “el cementerio definitivo se empezó a construir en 1886, sobre 131 y las paredes laterales por 72 y 76” y que “quedó oficialmente inaugurado en febrero de 1887” y fue diseñado por el ingeniero Pedro Benoit.
Sobre la arquitectura, Di Lorenzo destacó que “tiene 24 columnas, que aluden al tiempo cósmico y natural a través del movimiento de los astros y los planetas. Las 12 columnas externas son las horas del día, las internas de la noche. En su transito se materializa el ruido profano hacia el silencio del descanso eterno, que separa la vida de la muerte”.
“Después tenemos en cuatro filas paralelas de 6 que representan a los representantes de una logía y su trabajo. Recuerden que la mayoría representaba a los mazones. La otra fila, más cercana a los ruidos profanos de la ciudad representa a los aprendices, las 6 siguientes a los compañeros. Y están separadas por una galería central que representan la Cámara del medio por donde tienen que pasar los compañeros, para adquirir la maestría”, señaló en su columna de Cuadros Técnicos.
“En una época del año, sobre el diagonal 74, el sol nace y se esconde perfectamente, dejando a espaldas de la estación de trenes el nacimiento, y detrás del cementerio el final. No está ubicado casualmente el cementerio ahí”, reflejó el hombre oriundo de Villa Elisa.
Otro de los datos llamativos que ilustró Di Lorenzo fue que, durante su primer momento, el Cementerio contaba con un sector de socialización, donde se recurría a posibles citas. “En un momento, el Cementerio se convirtió en un espacio social y romántico. ¿Qué pasaba? Las jovencitas no salían solas y uno de los lugares para hacer sociales era en la previa o la salida de ir a misa los domingos, y el domingo, en la previa o el post de llevarle flores a algún familiar. Había ambientes estancos donde la gente se juntaba, se cruzaban unos y otros, y se quedaban charlando”, contó Di Lorenzo.