¿Sabías que… a lo largo del tiempo muchos edificios importantes protegían una o más fachadas por medio de postes? La finalidad era establecer una zona de desahogo, de respeto, con el que marcar su impronta en la población, establecer una demarcación jurisdiccional de la propiedad y la protección de las posibles agresiones del tráfico rodado, pudiendo servir al mismo tiempo como escaparate de un mensaje simbólico particular. El caso más paradigmático es el del Hospital Real, cuya lonja se encontraba, y todavía se encuentra, delimitada por una sucesión de postes, altos y bajos, cuya función primordial era marcar los límites de la institución hospitalaria, sirviendo al mismo tiempo como soporte de una declaración política al exhibir las armas de los fundadores, Isabel (las flechas) y Fernando (el yugo), y de su nieto, el Emperador Carlos V (las columnas de Hércules), como refuerzo del contenido ideológico de la fachada.
Emblema del Emperador Carlos V, las columnas de Hércules, en uno de los postes del cierre del Hostal dos Reis Católicos Javier Rosende Novo
Otros ejemplos, hoy inexistentes, en los que el componente simbólico era claro los tendríamos en el Colegio de San Jerónimo o en el Colegio Mayor Santiago Alfeo (Fonseca). También como señal de prestigio y como elemento demarcador y protector podríamos recordar, entre otros, los emplazados junto al cuartel militar de la Virgen de la Cerca, la sede del Santo Oficio, la iglesia de San Martiño Pinario, el Palacio de los Condes de Gimonde -en las Casas Reales-, o el colegio de la Compañía. Incluso, aunque las pretensiones no puedan ser más modestas, se podría recordar el sí existente y conocido popularmente como “carallo vintenove”, en la embocadura de un diminuto sal si puedes, en la actual calle de San Benito, cuyo aspecto fálico y numeración del emplazamiento podrían justificar su denominación.