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Compromisos con el medioambiente y la comunidad en tiempos de cambio

Autor: Destino Panama

Luego de la paralización de las operaciones de Cobre Panamá, ordenado por el Órgano Ejecutivo del gobierno pasado, se han generado retos y reflexiones profundas sobre el desarrollo socioambiental de la región. Durante este periodo, las comunidades cercanas a la mina han experimentado cambios sustanciales en sus actividades y en los programas sociales a los cuales tenían acceso, los cuales venían siendo financiados con las operaciones del proyecto. Al mismo tiempo, los proyectos de reforestación y conservación de fauna, entre otros, han sido ralentizados y en algunas zonas suspendidos, lo que le da fuerza a la teoría que establece: “cuando la economía va mal, lo primero que sufre es el medio ambiente”, ya que los recursos son destinados para otras obras de prioridad, y no para los programas ambientales y sociales de las comunidades.

En este tiempo sin actividad, también han surgido desafíos ambientales asociados con el almacenamiento seguro de los recursos extraídos antes de la paralización, como es el caso del concentrado de cobre y minerales procesados, que representan un riesgo latente si no se exportan a tiempo. Con el estatus actual, esto no es sostenible a largo plazo. Como Cámara Minera, siempre hemos estado vigilantes de lo que realmente se debe hacer y sabemos que la gestión responsable de estos materiales en estado de pausa debe ser siempre la prioridad, subrayando la necesidad de implementar prácticas preventivas para evitar que el trabajador, las comunidades y todo el entorno sufran efectos negativos.

La minería es, sin duda, un sector que plantea grandes preguntas para Panamá, como, por ejemplo: ¿cómo aprovechar de forma responsable los recursos que posee el país?

Asimismo, para la comunidad de Donoso y áreas circundantes, la paralización ha significado una interrupción en la asistencia y el apoyo directo que venía recibiendo a través de programas comunitarios. La reducción de empleo en el área y de servicios de desarrollo social ha creado incertidumbre, subrayando la necesidad de plantearnos: ¿cómo se apoya a las comunidades en estos momentos de transición, si la economía del país también se ha visto afectada? Por lo que nuestros esfuerzos como cámara, en conjunto con otros actores y la empresa, consideramos que solo a través de la docencia, mantenernos en las redes y los medios, al igual que apoyar la iniciativa de llevar docencia hasta donde está la gente, como el programa Cobre Conecta, se busca continuar comunicando los esfuerzos y los compromisos con el desarrollo social, económico y ambiental, manteniendo informada a la ciudadanía y promoviendo espacios de diálogos abiertos sobre temas tan complejos como la minería, el ambiente y la sostenibilidad.

Este periodo también ha puesto en evidencia el rol importante de la transparencia y de la información clara y accesible a todos los niveles. Estamos conscientes de que, en un país donde los temas sobre minería y medio ambiente son de alta sensibilidad, la apertura de las visitas a la mina en primera instancia y el diálogo honesto permitirán a los ciudadanos comprender mejor los procesos, así como las medidas ambientales que la industria actual implementa para asegurar la protección de las comunidades, sus trabajadores y los recursos naturales para la tranquilidad y el bienestar del país.

La minería es, sin duda, un sector que plantea grandes preguntas para Panamá, como, por ejemplo: ¿cómo aprovechar de forma responsable los recursos que posee el país?, ¿de qué manera puede el desarrollo económico, tan necesario en ciertas áreas, coexistir con la protección del ambiente y el respeto a las comunidades?, etc. Por lo que, unidos como panameños, la situación actual nos debe ofrecer una oportunidad única para que entre todos evaluemos con profundidad el rol de la minería moderna en el desarrollo nacional, considerando tanto sus beneficios como los retos que implica.

Para un proyecto panameño como Cobre Panamá, su camino a seguir radica en contribuir a la construcción de un panorama sincero, equilibrado y realista, en el cual se reconozca tanto la responsabilidad ambiental como la importancia de un desarrollo social y económico para así llegar a la sostenibilidad. Tanto la empresa, la sociedad y el gobierno deben seguir actuando como los actores activos y responsables, dispuestos a rendir cuentas, a dialogar y a colaborar en la búsqueda de soluciones que respondan tanto a las necesidades del entorno como a las expectativas de la sociedad.

Este periodo ha sido, ante todo, una oportunidad para reflexionar profundamente sobre el papel de la minería en el futuro de Panamá, permitiendo reevaluar cómo el desarrollo económico puede coexistir de manera responsable con el desarrollo de las comunidades y la sostenibilidad ambiental, sin necesidad de elegir entre uno y otro, tal como ocurre en muchos otros países. El acceso a la información directa sobre la gestión de recursos y los impactos positivos sociales y ambientales debe brindar al país una visión más amplia de los desafíos y beneficios que esta industria conlleva.

En última instancia, el objetivo es que esta información permita a los ciudadanos tomar una postura bien informada y evaluar el rol que la minería responsable puede y debe jugar, sirviendo como punto de partida para un diálogo honesto y transparente. Así, mientras el país avanza en la discusión sobre la minería y la sostenibilidad, es fundamental que todos los sectores aporten a un diálogo que permita entender con mayor profundidad y claridad los retos y beneficios de esta industria en el contexto nacional. Es hora de mirar hacia adelante, sin dudas y rencores, por el bien de Panamá.

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