¿Cómo será el futuro de las Big Tech tras la victoria de Trump?

Autor: Lauren Goode

Y esta no fue una simple amenaza. Vetó el proyecto y escribió: “La ley ni siquiera introduce cambios significativos en la Sección 230”. Pero la Cámara de Representantes y el Senado, por amplios márgenes, anularon su veto para sacar adelante el popular paquete bipartidista. Si los republicanos tienen el control total del Congreso en el próximo mandato de Trump, podrían superar en votos a los demócratas para dar al presidente electo la derogación que ha querido y abrir las puertas a las demandas.

La seguridad de los niños en las plataformas tecnológicas también podría ser un tema político, advierte Camille Carlton, directora de políticas de la organización sin fines de lucro Center for Humane Technology. Meta y otras empresas tecnológicas, como Match Group, la gigante de las dating apps, han presionado para que Apple y Google, que gestionan las mayores tiendas de aplicaciones del mundo, asuman la responsabilidad y se encarguen de la verificación de la edad y de las medidas de seguridad en línea.

“En general, los Estados gobernados por demócratas han hecho hincapié en que las plataformas asuman su responsabilidad y cambien su funcionamiento, pero en los gobernados por republicanos se han inclinado por el control parental. En lo que respecta a la seguridad en línea, creo que veremos un enfoque diferente al que hemos percibido hasta ahora”. Sin embargo, Carlton señala que esto ha sido sobre todo una cuestión bipartidista y que hay un “amplio consenso en que la gente quiere que estas plataformas diseñen estos productos desde el principio de tal manera que protejan a los niños”.

TikTok

Para TikTok, Trump representa “la única esperanza” de no ser prohibido en EE UU. Aunque el Congreso se muestra firme ante la decisión de vetar TikTok y corre los días en el calendario para que los tribunales lo bloqueen, Trump es la extraña fuerza política que ha tenido la intención explícita de no prohibir TikTok. En una transmisión en vivo emitida por la mañana del miércoles, Charlie Kirk, un influencer conservador, sugirió a sus seguidores que la victoria de Trump significaba que TikTok no sería prohibido.

Pero la realidad es menos cierta que eso. El proyecto de ley para obligar a TikTok a venderse o prohibirse en EE UU, ha recibido apoyo bipartidista en el Congreso y ya se ha convertido en ley. Deshacer eso significaría que Trump tendría que convencer a cientos de congresistas republicanos para que dieran un giro de 180 grados. Eso va a ser muy difícil, pero no inimaginable en el actual panorama político en el que los republicanos se aglutinan en torno a Trump. Hay que tener en cuenta que la ley establecía otra posibilidad para TikTok: vender sus operaciones a una empresa estadounidense y aceptar que solo puede existir en otro lugar que no sea EE UU. Para los republicanos, se trata de un escenario en el que todos ganan: Trump cumple su promesa y el Congreso mantiene su ley. En ese caso, el único perdedor que se opondrá con más fuerza será ByteDance.


Mazo y justicia sobre logo de TikTok con fondeo de bandera de EE UU

En una demanda presentada el martes, TikTok afirma que la ley de prohibición o desinversión de TikTok viola la Primera Enmienda.


Cripto

En la campaña electoral de 2024, Donald Trump se autoproclamó “criptopresidente”, lanzando una serie de promesas diseñadas para atraer a los criptofieles. El presidente había rechazado anteriormente el bitcoin por considerarlo una “estafa”, pero en julio, en una conferencia en Nashville, Tennessee, cantó el himno de las criptomonedas. Entre otras cosas, prometió consolidar a EE UU como “la principal potencia minera de bitcoin”, establecer una reserva nacional de bitcoin y nombrar un consejo asesor de bitcoin si era reelegido.

Los aplausos más estridentes de aquella noche se debieron a la promesa de despedir a Gary Gensler, presidente de la Comisión de Bolsa y Valores, una agencia reguladora que ha interpuesto una serie de demandas contra empresas de criptomonedas bajo la administración de Biden. Por otra parte, juró conmutar la pena de Ross Ulbricht, el creador del mercado de la red oscura Silk Road, quien actualmente cumple cadena perpetua. Silk Road fue uno de los primeros servicios en línea en aceptar bitcoin como forma de pago, pero adquirió mala fama al revelarse un mercado de compra y venta de drogas y productos de contrabando. La severidad de la condena de Ulbricht es considerada “desproporcional” por los bitcoiners, que llevan tiempo pidiendo su liberación.

Antimonopolio

Un primer indicador de la relación que la administración Trump pretende mantener con las grandes tecnológicas será el destino de la presidenta de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés). Con 35 años, Lina Khan es la dirigente más joven de la FTC, y se convirtió en flanco de la campaña electoral. Entre los mecenas demócratas, su enfoque de la aplicación de las leyes antimonopolio y el poder corporativo fue muy controversial. Google, Meta, Amazon y Microsoft se enfrentaron a desafíos legales durante su mandato, aunque algunos tuvieron más éxito que otros.

“Lina Khan no está ayudando a Estados Unidos”, aseguró a CNN en julio, Hoffman, cofundador de LinkedIn y mecenas demócrata. Elon Musk, donador de Trump, también expresó su desagrado: “Será despedida pronto”, dijo de Khan la semana pasada. Dan Ives, analista de la firma de servicios financieros Wedbush, describió a Khan como una “pesadilla para el sector tecnológico”, y añadió que existía la creencia entre los analistas de que su salida actuaría como catalizador de más acuerdos de Big Tech: “La influencia de Musk para Trump también podría catalizar y acelerar la posible salida de Khan”.

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