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Apenas habían transcurrido tres horas desde la entrada del nuevo año, cuando el estribillo de “Auld Lang Syne” y el sonido de los fuegos artificiales aún resonaban en los oídos de los personas, cuando la camioneta se precipitó por Bourbon Street, el corazón palpitante del Barrio Francés.
Jimmy Cothran y un amigo acababan de entrar en un club nocturno de Nueva Orleans cuando un grupo de mujeres jóvenes se abrió paso a empujones y buscó refugio bajo las mesas.
“No corrimos ningún riesgo”, dijo Cothran, residente desde hacía 15 años en el sur de Luisiana. Corrieron escaleras arriba, a un balcón.
Cuando Cothran se asomó a la barandilla para ver la escena de la calle Bourbon, el ataque, un descarado atropello que, según los investigadores, fue un acto terrorista inspirado por el ISIS, ya había terminado.
“Fue un número de víctimas inimaginable”, dijo a Pamela Brown de CNN. “La desfiguración y los cuerpos esparcidos. Algo que no puedes dejar de ver, que nunca olvidarás”.
El paraíso de las personas que asistieron se había transformado en un campo de exterminio a manos de un veterano del Ejército de Texas nacido en Estados Unidos, según las autoridades. Su intención era “atropellar a tanta gente como pudiera”, declaró la superintendente de Policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick.
Al menos 14 personas murieron, entre ellas un exjugador de fútbol americano de Princeton de 27 años y natural de Luisiana, un padre de dos hijos de 37 años y un estudiante de la Universidad de Alabama de 19 años.
Decenas más resultaron heridas, entre ellas dos agentes de Policía que resultaron heridos al enfrentarse al atacante cuando salía del camión. Le dispararon mortalmente.
Cothran, encerrado en la discoteca, no pudo ayudar a pesar de tener formación en primeros auxilios y estar certificado en reanimación cardiopulmonar, dijo.
“Eso fue aún más duro”, dijo Cothran, el conductor designado esa noche. “Pero el hecho de que estas personas son familiares de alguien, y no van a volver esta mañana – es duro”.
El Big Easy estaba abarrotado.
Los hoteles situados a menos de tres kilómetros del Caesars Superdome estaban casi llenos, con reservas de hasta 75.000 personas que habían acudido a la ciudad para celebrar el 2025, asistir a conciertos o ver a los Bulldogs de Georgia enfrentarse a los Fighting Irish de Notre Dame en el Sugar Bowl este miércoles por la noche.
“¡Vamos Irish! ¡Vamos Dawgs!”, dijo la vendedora Jamie Profenno el martes por la tarde mientras se sentaba en el Barrio Francés, pintando conchas de ostras decoradas con los colores azul y dorado de Notre Dame y rojo de Georgia. “No voy a elegir uno”, le dijo a la filial de CNN, WVUE.
El desfile de la Sugar Bowl comenzó en el Barrio Francés a las 2 de la tarde, pero algunos de los participantes ya habían empezado a reunirse en Jackson Square, según informó WDSU, filial de CNN. Allí, se aseguraron los lugares donde verían caer la flor de lis -el emblema de la ciudad, una flor de tres pétalos- 10 horas más tarde, en la versión de Nueva Orleans de la caída de la bola de Times Square.
Mientras en Nueva York llovía, en Nueva Orleans las temperaturas rondaban los 10 grados Celsuis, y había brisa.
A medianoche, los fuegos artificiales iluminaron el cielo, elevándose a mil metros sobre el río Mississippi antes de estallar en una cascada de colores.
Mientras las calles permanecían abarrotadas de personas horas después del comienzo del nuevo año, las grabaciones de vigilancia mostraron imágenes de un hombre, más tarde identificado como el atacante, caminando por las calles del Barrio Francés entre la una y las dos de la madrugada.
En dos de las imágenes se le ve caminando por la calle Dauphine, cerca de la calle Governor Nicholls, hacia las 2 de la madrugada, con un abrigo largo de color canela y unos vaqueros.
A las 3:16 a.m., una cámara de vigilancia captó una camioneta blanca conduciendo hacia el noroeste por Canal Street. En el video, se ve a personas paseando por el lugar: una pareja se sube al asiento trasero de una SUV blanca, mientras que otros están parados sin hacer nada en el medio de la calle, aparentemente esperando el tranvía.
El camión gira rápidamente hacia Bourbon Street y parece esquivar a un vehículo patrulla con las luces encendidas. Sale a toda velocidad del encuadre, acelerando a través de un grupo de personas paradas frente a una farmacia en la esquina.
Tumbada en su habitación de hotel sobre Bourbon Street, April McGee pensó que el sonido del caos eran fuegos artificiales, dijo a WDSU. Pero en la calle, el pánico se apoderó de los peatones.
Kimberly Stricklin, de Mobile, Alabama, vio cómo el camión arrollaba a los pasajeros de un triciclo, y más tarde contó a la WDSU que no podía dejar de oír los gritos. Kevin García, de 22 años, declaró a CNN que vio cómo el vehículo se precipitaba por la acera, atropellando a todo el que encontraba a su paso y lanzando a una persona por los aires hacia él. Zion Parsons, de 18 años, se escondió en el hueco entre dos bares mientras una “película de terror de la vida real” se desarrollaba ante él.
“Todo contra lo que chocaba el coche salía despedido por los aires, lejos y también justo debajo del coche”, declaró Parsons a CNN. Estaba con dos amigos, matando el tiempo antes de volver a casa en Gulfport, Mississippi. Pero cuando pasó el camión, se dio cuenta de que solo uno de sus amigos se había escondido con él. El otro estaba tirado en la calle.
“Empecé a gritar y a chillar”, dijo.
Finalmente, la camioneta se estrelló más adelante en Bourbon. Las imágenes captadas en el exterior del hotel Royal Sonesta New Orleans -a dos manzanas al norte de Canal Street- muestran a los transeúntes corriendo hacia una víctima que yace cerca de la camioneta siniestrada, mientras agentes uniformados parecen enfrentarse al conductor.
Suenan disparos. Los transeúntes huyen.
Por radio, un operador del Departamento de Bomberos de Nueva Orleans llama a los primeros intervinientes: “Respondiendo a un incidente con víctimas en masa. Un vehículo ha arrollado a una multitud”.
“Los necesitan en Canal y Bourbon”.
Seis manzanas más al norte, una multitud de agentes apostados en el exterior de un club nocturno salieron corriendo hacia el lugar de los hechos mientras los asistentes a la fiesta se apartaban de su camino bajo los carteles de neón. Desde el balcón de un club, Alex Birth-Mitchell captó imágenes de Policías estatales con armas largas corriendo calle abajo, mientras las víctimas del accidente yacían inmóviles en el pavimento.
“Era un caos absoluto”, dijo Birth-Mitchell, que acababa de entrar en el club cuando se desencadenó el hecho. Se sentía “afortunado de estar vivo”.
“Si hubiéramos estado esperando fuera, tal vez estaríamos muertos”, dijo.
Al amanecer de este miércoles, más fuerzas de seguridad locales, estatales y federales se habían concentrado en el Barrio Francés, convertido ahora en una escena del crimen activa. Los reporteros de televisión se apostaron en las inmediaciones, y la vista de los fotógrafos sobre la escena quedó bloqueada por las furgonetas de los forenses aparcadas al final de Bourbon Street.
En el camión alquilado, los investigadores encontraron una bandera del ISIS y un posible artefacto explosivo improvisado, o IED, dijo el FBI. En otros lugares del barrio francés se encontraron otros posibles artefactos explosivos improvisados.
Las autoridades identificaron al atacante como Shamsud-Din Jabbar, de 42 años. En una serie de videos que las autoridades creen que grabó mientras conducía de Texas a Luisiana, Jabbar dijo que al principio planeaba matar a su familia, pero que cambió de planes y se unió al ISIS, según varios funcionarios informados de la investigación.
En Nueva Orleans, las autoridades instaron a los turistas a seguir adelante, a disfrutar de la ciudad pero a mantenerse alejados de Bourbon Street.
Algunos lo intentaron, pero el ambiente en el exterior del Café du Monde a última hora de la mañana de este miércoles era sombrío, mientras decenas de clientes esperaban sentarse en el interior del famoso establecimiento, conocido por sus beignets.
Volvieron a oírse los acordes de “Auld Lang Syne”, esta vez una versión lúgubre que sonaba desde la tuba de un músico fuera del café. Un cliente caminaba entre los Policías, entregándoles tazas de café.
Los aficionados de Georgia y Notre Dame vestían notablemente los colores de sus equipos. Por la tarde, las autoridades habían aplazado la Sugar Bowl hasta este jueves.
Otros turistas, como April y Paul McGee, no podían soportar la idea de quedarse un momento más. Hicieron las maletas y abandonaron la habitación del hotel, poniendo fin a su viaje antes de tiempo.
“Nos marchamos”, dijo ella a WDSU. “Alguien más puede quedarse con nuestra habitación. No la queremos”.
Michael Williams, Sara Smart, Andy Rose, Elizabeth Wolfe, Rebekah Riess, Casey Tolan, Curt Devine, Paul P. Murphy, Avery Schmitz y Jeremy Grisham de CNN han contribuido a este reportaje.
