Montando a caballo con su lanza en mano y matando un dragón. Esa es la imagen que conocemos de San Jorge, el santo patrono de múltiples ciudades y una de las figuras más veneradas por el cristianismo.
A él, por la valentía y convicción que mostró al defenderse y defender sus ideales, se le pide protección, cuidado y fortaleza para vencer envidias, enemigos y miedos propios.
A través del rezo de su oración, como se hace con todos los santos, buscamos establecer una conexión espiritual profunda para, entre muchas otras cosas, pedir milagros y asistencia en momentos desesperantes en los que debemos enfrentar situaciones difíciles.
Cómo es la historia de San Jorge
La vida de este santo guerrero y mártir está envuelta en misterio, ya que su historia está plagada de leyendas y mitos.
De acuerdo al Santoral Católico, Jorge significa “el agricultor”. Se sabe que nació alrededor del año 275 en la zona de Capadocia, actual Turquía, en Asia Menor, y que era hijo de un oficial del ejército del Imperio Romano.
Tras la muerte de su padre, fue su madre quien le inculcó sus ideas sobre el cristianismo a ese joven que estaba destinado, como todo hijo de un oficial del ejército, a enrolarse bajo las órdenes del emperador.
Sin embargo, en el año 303, cuando el emperador Dioclesiano promulgó el edicto de persecución contra los cristianos, Jorge decidió donar todos sus bienes a los pobres y manifestó ante el mundo su fe en Cristo.
San Jorge fue decapitado luego de manifestar su fe en Cristo. Esta situación provocó que sufriera terribles torturas y fuera, finalmente, decapitado.
Cómo es la leyenda de San Jorge y el dragón
Pero, tal vez, lo más conocido sobre San Jorge sean las leyendas sobre él que surgieron en el siglo IV. La del cazador de dragones, en particular, se divulgó unos 800 años después de su martirio, durante las cruzadas.
De acuerdo a esta historia medieval, en una ciudad de Libia llamada Silca había “un lago tan grande que parecía un mar”, y que en ese lago se ocultaba un dragón temible, “de gran fiereza y descomunal tamaño”, describe National Geographic.
Este monstruo, se decía, tenía atemorizados a todos los habitantes de la comarca y emitía un hedor mortal.
Para apaciguarlo, los habitantes del lugar le tiraban ovejas, pero cuando éstas se agotaron decidieron arrojarle también personas que eran elegidas al azar. Y así le llegó así el turno a la hija del rey de la ciudad.
Ésta se dirigía al lago, resignada, cuando apareció un caballero que de inmediato se abalanzó con su lanza contra el enorme dragón y toma a la princesa, relata el medio en un artículo sobre el tema.
La leyenda cuenta que San Jorge mató a un Dragón para salvar a todo un pueblo.“¡No tengáis miedo! –gritó el caballero a la gente, que lo miraba aterrorizada–. Dios me ha traído hasta esta ciudad para libraros de este monstruo. ¡Creed en Cristo y bautizaos! ¡Ya veréis cómo yo mato a esta bestia en cuanto todos hayáis recibido el bautismo!”.
La multitud obedeció y el caballero mató al dragón. El caballero era San Jorge.
Cuándo es el día de San Jorge
Cada 23 de abril se conmemora la muerte del santo mártir San Jorge. Sin embargo, los fieles también le dedican sus oraciones y pedidos los días 23 de cada mes o cuando lo sientan necesario.
Para hacerlo, además de orar, muchos también le prenden una vela especial: una vela tricolor verde, blanca y roja.
ACI Prensa -la Agencia Católica de Informaciones- nos deja la siguiente oración a San Jorge:
San Jorge guerrero valeroso, que defendiste a la princesa de la Capadocia,al abatir con tu lanza al feroz dragón, te solicito humildemente que vengas en mi auxilio y me protejas de las acechanzas del demonio, los peligros, las dificultades, las aflicciones.
Cobíjame bajo tu manto, poderoso santo, escóndeme de mis enemigos, de mis perseguidores, de las envidias, magias, hechizos y maleficios.
Protegido con tu manto, caminare a través de los mares y la tierra, noche y día, mes a mes, año tras año, y mis enemigos no me verán, no me oirán, no me seguirán.
Bajo tu protección no caeré, no me perderé, no sangraré.
Igual que Nuestro Dios Salvador estuvo nueve meses protegido en el vientre de la Virgen María, así yo estaré protegido bajo tu manto, teniéndote delante de mí, armado con tu lanza y tú escudo.
Amén.
