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La rápida evolución de su amistad política se ha convertido en un problema potencial, ya que los negocios en expansión de Musk pueden presentar conflictos de intereses si Trump es elegido en noviembre.
Por Ryan MacTheodore Schleifer y Maggie Haberman
Ryan Mac informa sobre temas de responsabilidad en la industria tecnológica. Theodore Schleifer y Maggie Haberman cubren las campañas presidenciales de 2024.
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En una conversación transmitida en vivo en su plataforma social X con el expresidente Donald Trump el mes pasado, Elon Musk planteó la idea de una “comisión de eficiencia gubernamental”. Un consejo de este tipo podría garantizar que el dinero de los contribuyentes “se gaste de buena manera”, comentó Musk durante su charla de más de dos horas.
“Me encantaría”, contestó Trump.
El jueves, Trump retomó la sugerencia de Musk. En un discurso en el Club Económico de Nueva York, Trump dijo que, si gana las elecciones en noviembre, planea nombrar a Musk, quien lidera Tesla, SpaceX y X, jefe de una nueva comisión de eficiencia gubernamental.
La comisión auditaría “todo el gobierno federal” y “haría recomendaciones de reformas drásticas”, aseguró Trump.
El anuncio supuso la culminación de semanas de conversaciones entre Trump y Musk, que han estrechado lazos en torno a su obsesión por eliminar el despilfarro, según tres personas cercanas a ambos. Trump le ha dicho a Musk que quiere que el empresario tecnológico reduzca drásticamente los costos del gobierno federal, como hizo en X, dijo una de las personas.
Musk, el hombre más rico del mundo, ha empezado a influir en Trump a medida que el candidato presidencial republicano se acerca a las elecciones de noviembre. El hecho de que el magnate de la tecnología tenga influencia sobre el candidato abre las puertas a lo que cada uno puede obtener de una alianza, y crea problemas potenciales. Su amistad política es especialmente delicada porque Musk tiene un extenso conjunto de negocios, que pueden presentar conflictos de intereses si Trump resulta electo.
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