El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a arremeter contra el uso de fondos públicos en programas que, según él, representan un desperdicio de dinero para los contribuyentes estadounidenses.
En una reciente declaración desde la Casa Blanca, Trump cuestionó los 25 millones de dólares destinados a proyectos de biodiversidad y entre ellos mencionó a Colombia, calificándolos como una inversión sin sentido en un momento en que su país enfrenta otros desafíos prioritarios.
“¿Por qué estamos gastando el dinero de los contribuyentes en proteger la biodiversidad en países de África o en Colombia? ¿Por qué no usamos esos recursos para fortalecer nuestra frontera y cuidar a nuestro propio país, a nuestros propios ciudadanos?”, dijo Trump.
El mandatario incluyó este proyecto en una lista de gastos que considera “ridículos” y “totalmente innecesarios”, junto con otros programas de cooperación internacional en Asia, África y América Latina. Para Trump, este tipo de financiamiento debería redireccionarse a prioridades internas, como la seguridad en la frontera con México, la infraestructura y la reducción del déficit fiscal.
La financiación de estos proyectos ambientales forma parte de los acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y otros países, que históricamente han incluido iniciativas para la protección de la Amazonía, la lucha contra la deforestación y la conservación de especies en peligro de extinción.
En la administración Biden, el fortalecimiento de estos programas fue una de las estrategias clave para contrarrestar los efectos del cambio climático y apoyar el desarrollo sostenible al rededor de ecosistemas de especial importancia.
Sin embargo, con la llegada de Trump nuevamente a la presidencia, el enfoque ha cambiado drásticamente. El mandatario republicano ha dejado claro que su política exterior prioriza los intereses económicos y de seguridad nacional de Estados Unidos sobre cualquier tipo de cooperación ambiental.
Desde la llegada de Trump, sectores ambientalistas y defensores del medio ambiente han expresado su preocupación por lo que consideran un posible retroceso en los esfuerzos de conservación, teniendo en cuenta que el magnate no prioriza los procesos medioambientales y no cree en el cambio climático.
Opositores también han criticado la postura de Trump, argumentando que la inversión en biodiversidad y conservación es también una estrategia de seguridad, ya que ayuda a prevenir la expansión de economías ilegales que afectan directamente a Estados Unidos.
“El medio ambiente y la seguridad están conectados. Si dejamos que la deforestación avance y permitimos que los grupos criminales se apropien de estos territorios, el impacto se sentirá también en Estados Unidos”, ha sido una de las posturas de la bancada demócrata.
Esta no es la primera vez que Trump recorta o critica el financiamiento de EE. UU. a programas en el extranjero. Durante su primer mandato, intentó eliminar fondos para la lucha contra el cambio climático y retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París.
Ahora, en el inicio de su segundo mandato, redujo significativamente el presupuesto de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), afectando varios programas en América Latina. Fue justo con este recorte con el que también Colombia fue mencionado por la Casa Blanca, cuando la portavoz Caroline Leavitt cuestionó el hecho de que con el dinero de USAID se financiara una ópera transgénero.
Trump busca renegociar varios de los tratados bilaterales existentes, incluyendo aquellos que implican financiamiento estadounidense para proyectos en otros países.
Según cifras del Departamento Nacional de Planeación, cerca de 2,7 billones de pesos colombianos son destinados a la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, en el gasto se tiene en cuenta la lucha contra la minería ilegal y la protección de recursos hídricos. De esa cifra, 1,9 billones provienen de fuentes públicas y lo demás de ayuda internacional y el sector privado.
Si bien Colombia ha intentado diversificar sus fuentes de financiamiento para la conservación, la posible retirada de fondos estadounidenses podría representar un duro golpe para programas ambientales clave.
Por ahora, los dineros destinados a biodiversidad siguen en la mira de Trump, y su designación dependerá de las próximas decisiones en Washington luego de esta pronunciación.