Lo que importa sobre el paro general
- Javier Milei enfrenta su tercer paro general a 487 días de asumir la presidencia y, según un informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, es el segundo mandatario que más rápido recibió tres huelgas desde el regreso de la democracia.
- Pero a diferencia de otros presidentes no peronistas, Milei tuvo un intervalo más largo entre su segundo y tercer paro: 334 días.
- Según el estudio, la CGT mostró históricamente más beligerancia hacia los presidentes no peronistas, como lo demuestra el hecho de que los presidentes no peronistas enfrentaron el 64,5% de los paros nacionales desde 1983.
- La central sindical, liderada por figuras como Héctor Daer y Pablo Moyano, pasó de un periodo de diálogo con el Gobierno a un retorno a la confrontación, desencadenado por medidas que afectan a los trabajadores.
- En el contexto histórico, abril es el mes más frecuente para los paros generales, con seis huelgas realizadas en este mes contra presidentes de distintos signos políticos.
Contexto
¿Por qué Javier Milei enfrenta su tercer paro general tan pronto?
El presidente Javier Milei atraviesa una tercera huelga general convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), convirtiéndose en el segundo presidente en la historia argentina desde la democracia que más rápido llegó a este número de paros, después de Fernando De la Rúa.
A tan solo 487 días de haber asumido, Milei está marcado por un contexto de conflictividad gremial que caracteriza a los presidentes no peronistas. Según un informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, desde el regreso de la democracia el 10 de diciembre de 1983, los siete mandatarios peronistas enfrentaron, en promedio, 2,29 paros generales por gestión, mientras que los cuatro presidentes no peronistas se vieron sometidos a un promedio de 7,25 huelgas nacionales por mandato.
¿Cómo se compara el paro a Milei con los anteriores a otros presidentes?
El informe revela que la velocidad con la que Milei enfrenta este tercer paro es más moderada que la de otros mandatarios, pero aún así significativa. En términos históricos, el presidente con el intervalo más corto entre su segundo y tercer paro fue Fernando De la Rúa, quien enfrentó solo 35 días entre ambas huelgas. En contraste, Milei experimentó un tiempo relativamente más largo de 334 días, lo que muestra una singularidad dentro de los presidentes no peronistas que usualmente ven una aceleración de los tiempos de conflicto gremial tras la segunda huelga.
¿Qué dice el estudio sobre la relación entre los gobiernos peronistas y no peronistas con los paros generales?
La investigación indica una disparidad notoria en el conflicto sindical según el signo político del gobierno. Mientras que los gobiernos peronistas enfrentan, en promedio, una huelga general cada dos años, los gobiernos no peronistas sufren una presión sindical mucho mayor, con más de cuatro paros por bienio. Esta diferencia refleja un patrón histórico en el que los presidentes no peronistas son más vulnerables a la confrontación sindical, en comparación con aquellos de extracción peronista, a quienes la CGT suele mostrar mayor tolerancia, e incluso complicidad en ciertos casos, como manifestó el vocero presidencial Manuel Adorni.
“La CGT insulta la inteligencia de buena parte de los argentinos, son irrespetuosos con la inteligencia de la gente. Si hablan de poder adquisitivo, nadie lo destrozó tanto como Alberto Fernández, al que no le hicieron un solo paro, ni siquiera con el encierro de un año y medio con la cuarentena por coronavirus, que fundió a miles de comercios”, aseguró Adorni en declaraciones radiales a El Observador.
¿Cómo se explica la actitud de la CGT en este contexto?
La central sindical mantuvo una postura más beligerante contra los gobiernos no peronistas, un hecho que se repite a lo largo de las décadas. Según Marcelo Bermolén, autor del informe de la Universidad Austral, la CGT muestra una mayor dureza hacia los presidentes no peronistas y tolerancia frente a los peronistas. Esta actitud se ve reflejada en la gestión de Milei, donde, a pesar de intentos de diálogo, la CGT decidió no ceder ante lo que consideran un ajuste que afecta negativamente a los trabajadores.
¿Por qué la CGT pasó de una actitud de diálogo a una nueva confrontación?
La actitud de la CGT hacia el gobierno de Milei evolucionó a lo largo del tiempo. Inicialmente, hubo un intento de establecer un canal de diálogo, pero este acercamiento terminó por desmoronarse después de incidentes como los ocurridos durante la marcha de los jubilados en marzo, donde los primeros choques en el Congreso señalaron el fin de la tregua. Héctor Daer, uno de los líderes de la CGT, fue contundente al señalar que “los buenos modales no resuelven los temas de fondo”. La central obrera manifestó que el costo del ajuste recae sobre los trabajadores mientras que otros sectores, como el financiero, se benefician de manera obscena.
Cómo sigue
La huelga general de este jueves es un reflejo de la creciente conflictividad entre el gobierno de Javier Milei y la central sindical. A pesar de haber existido una disposición inicial a la negociación, el aumento de tensiones y la falta de soluciones concretas para los reclamos sindicales parecen haber llevado a la CGT a retomar las medidas de fuerza. La continuación de estas tensiones podría derivar en un fortalecimiento del ala más radical de la central obrera.
Este panorama sugiere que el camino hacia una estabilización del conflicto gremial no será fácil para el gobierno de Milei. La CGT mostró una firme postura de resistencia, y las reformas impulsadas por el gobierno en áreas clave como la reforma sindical y los recortes en las prestaciones sociales seguirán siendo puntos críticos de fricción.