El Txakoli es el vino tradicional del País Vasco, elaborado con uvas locales, casi el 98% de ellas blancas. El estilo clásico de este vino es un blanco con acidez alta, de color amarillo pálido, alcohol medio-bajo y aromas de fruta cítrica, hierba fresca y flores blancas.
Un vino ligero, alegre y perfecto como aperitivo. El estilo más moderno es un vino más gastronómico, estructurado, largo y elegante, que se elabora con crianza sobre lías o en roble. El gran tesoro del Txakoli es la Hondarrabi Zuri, su uva principal. También existe una pequeña producción, mínima pero interesante, de Txakoli tinto y rosado.
La identidad y singularidad de este vino se fundamenta, por una parte, en su territorio de cultivo próximo al mar y su clima templado atlántico. Por otra, una tradición de elaboración que se remonta a la edad media, vinculada al caserío y al mundo rural, que ha vivido una enorme evolución en las últimas cuatro décadas.
Txakoli: vino blanco de Euskadi
La empresa vitivinícola Artomaña Txakolina, S.L. se ha convertido en pionera en el sector de las bodegas al obtener la calificación A (impacto ambiental muy bajo) del etiquetado ambiental Enviroscore® en 10 de los 11 vinos que comercializa con su propia marca, mientras que el restante ha alcanzado la categoría B (bajo impacto). Este logro, que reflejará en las etiquetas de su próxima añada con el logo oficial de Enviroscore, consolida su liderazgo en producción sostenible y transparencia medioambiental.
Este sistema Enviroscore, diseñado y desarrollado por el centro tecnológico AZTI y la Universidad Católica de Lovaina, permite conocer el impacto ambiental relativo de los productos alimentarios mediante una escala de cinco niveles (A-E).
En el caso de Artomaña, los resultados destacan su firme compromiso con la sostenibilidad: 10 vinos entre ellos el txakoli obtuvieron la mejor puntuación (A) gracias a prácticas como el uso de uva local, botellas ligeras y embalajes optimizados. El undécimo producto, un espumoso, recibió la calificación B principalmente debido al peso de la botella, ya que las bebidas espumosas requieren envases más robustos para soportar la presión del vino.
Envirodigital: la herramienta de medición
Para lograr estas calificaciones, Artomaña analizó toda su cadena de valor con Envirodigital, una herramienta desarrollada por AZTI basada en la metodología Huella Ambiental de Producto (Product Environmental Footprint, PEF) recomendada por la Comisión Europea. Este software permitió evaluar, por cada una de las referencias, 16 categorías ambientales —incluyendo huella de carbono y huella hídrica— a lo largo de las cinco fases de la elaboración del vino: producción de la uva, elaboración y envasado, distribución, comercialización, y consumo y fin de vida del producto.
El objetivo ha sido evaluar los impactos ambientales de cada etapa, cuantificando el uso de recursos como agua, energía y otros materiales, y las emisiones de residuos y vertidos asociadas.
Nuestro compromiso con la producción responsable y de alta calidad abarca cada etapa de la cadena de valor. Un claro ejemplo es el origen de nuestra materia prima esencial: la uva, que proviene de viñedos situados en el entorno de la bodega, garantizando así la excelencia del producto y reduciendo nuestra huella ambiental.
Además, optimizamos cada detalle, desde el peso de las botellas hasta el diseño del empaquetado de envío, porque sabemos que cada pequeña acción cuenta. Dado que exportamos gran parte de nuestra producción a Estados Unidos, Japón y Australia, estas medidas nos permiten minimizar significativamente nuestro impacto ambiental, destaca Mariano Álava, gerente de la bodega Artomaña.
Un etiquetado de relevancia
Este hito refuerza el compromiso de la bodega alavesa con la mejora continua de sus procesos, alineándose con las políticas europeas para impulsar un sector vitivinícola más sostenible y una sociedad cada vez más consciente de los retos medioambientales.
La etiqueta Enviroscore, además de garantizar transparencia informativa al consumidor, sirve como puente estratégico entre las prácticas de Artomaña Txakolina y los estándares de sostenibilidad de la UE. La incorporación del logo en sus botellas no solo valida su excelencia ambiental, sino que potencia su atractivo en mercados globales, donde la sostenibilidad se ha convertido en un criterio decisivo de compra.