Estás ante una mujer que, con tan solo 25 años, se graduó y doctoró en Medicina, y se convirtió en la primera especialista de Canarias y la tercera de España. Residió en Alemania y Suiza para completar sus estudios, dedicó su vida a ayudar a los demás, especialmente a los más necesitados; y contribuyó a la instalación del sistema sanitario público.
Es Carlota María Angélica Carolina del Pilar Hungría de Fátima de la Quintana y López de Arroyave, hija del abogado Emilio de la Quintana y de la noble portuguesa Estefania López de Arroyave, que nació el 12 de agosto de 1909 en la ciudad canaria de Artenara.
Tuvo la suerte de vivir en una familia con un pasado académico muy brillante, donde no existían diferencias en los estudios para con las mujeres y todas recibían una educación excelente. De hecho, su madre se formó en la disciplina científica de astronomía.
Carlota tuvo la libertad de decidir qué quería estudiar, y su infancia y adolescencia no estuvo marcada por los hábitos que realizaban el resto de niñas de su edad. Ella dedicó su vida a ayudar a los demás a través de la medicina, y no a hacer lo que se esperaba de las mujeres de la época: rendirse al matrimonio.
Su padre fue quien la apoyó desde niña para que se formase en lo que realmente le gustaba. Por ello, con tan solo 15 años finalizó el bachillerato en Las Palmas aunque no pudo ingresar en ninguna universidad por su corta edad, por lo que empleó ese tiempo en estudiar Magisterio, profesión que nunca llegó a ejercer.
Una médica pionera
Al cumplir los 18 años se mudó a Madrid junto a su padre para descubrir cuál era la profesión a la que querría dedicarse. Pasó por la Facultad de Ingeniería y por la Facultad de Farmacia hasta que, finalmente (y para sorpresa de todos), tras diseccionar un cerebro en el paraninfo universitario se decantó por la Facultad de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid.
Así se convirtió en una mujer que estudió una carrera tradicionalmente asociada a los hombres durante la edad de plata de la ciencia y que tuvo que lidiar con obtener notas que no se merecía o con no poder asistir a clases de ginecología. Aún así, ningún traspié le hizo abandonar, por lo que a los 25 años terminó la carrera y el doctorado.
Carlota viajó a Alemania y Suiza para completar sus estudios. Cedida
En los años 40 regresó a su isla para ejercer la medicina, convirtiéndose en la primera médica especialista de Canarias. Ejerció las especialidades de cirugía y otorrinolaringología; y consiguió abrir su propia consulta en Las Palmas de Gran Canaria, en la calle Canalejas 16.
Aunque siempre supeditó formar una familia en favor de su carrera profesional, acabará casándose y teniendo dos hijas, ambas enfermeras. Su marido falleció cuando su hija mayor apenas tenía cuatro años, pero ni su prematura viudedad ni tener a cargo a dos niñas pequeñas le hicieron parar.
Después, continuó su formación con estudios e investigaciones que la llevaron a Estados Unidos, Francia, Inglaterra, entre otros. Debido a estos viajes de trabajo llegó a hablar 13 idiomas y esperanto.
‘La doctora de los pobres’
Carlota se caracterizó por ser una persona entregada a los más desfavorecidos. Los jueves y sábados, sin importarle la hora de llegada a su casa, atendía en su consulta a todos los pacientes sin recursos que acudían a verla y no les cobraba.
Entregada y desinteresada, la canaria también acudía a zonas suburbiales para prestar ayuda a todos aquellos que lo necesitaran, y una vez más, sin cobrarles. De hecho, ella les dejaba un sobre con dinero en la almohada de cada uno de ellos.
Trabajó para instituciones caritativas como la ‘Casa del Niño’ y repartió cestas de comida varias veces a la semana a las familias que lo necesitaban. Por todos estos actos altruistas fue apodada como ‘la doctora de los pobres’.
Carlota, como gran defensora de la sanidad pública en España y vinculada a su implantación en el país, se presentó a las oposiciones en Madrid, quedando la número uno en la primera convocatoria. Ejerció en la capital entre los años 60 y 70 en centros públicos y privados.
Desde 1964 hasta 1977 estuvo trabajando en el sanatorio de San Cipriano de la Sierra. Fue jefa de equipo del Sanatorio Esquerdo, centro de referencia en atención de patologías mentales en Madrid.
Carlota de la Quintana, la primera médica especialista de Canarias: habló 13 idiomas y abrió su clínica en los años 40
La canaria regresó a su archipiélago, pero esta vez escogió la isla de Lanzarote. Una isla, que, en aquellos años, estaba especialmente necesitada de atención médica y en la que ayudó a establecer el sistema sanitario público.
Tras toda una vida dedicada a la medicina, a los 78 años colgó la bata y el estetoscopio y se dedicó a viajar. Otra de sus grandes pasiones fue la equitación, aprendió a montar a caballo con tan solo 4 años y dejó de hacerlo a la asombrosa edad de los 87 años.
Con 97 años, en su viaje a Australia, nota que empieza a despedirse de este mundo, sin embargo, vivirá 5 años más. En 2005 el ayuntamiento de su localidad natal, Artenara, le otorgó la insignia de oro por su gran trabajo.
Con motivo de su 100 cumpleaños, el Colegio de Médicos de Las Palmas le rindió homenaje. El 4 de septiembre de 2011, a la edad de 102 años, esta vez sí, se despidió de este mundo con unas palabras escritas por ella misma para su esquela.