Cuando Carlos Beltrán vio el por ciento de votos a favor para su elección al Salón de la Fama del Béisbol en las boletas del 2025 caer de un 80.5 por ciento de las mostradas públicamente a un 70.3 por ciento en el resultado final con las que no fueron reveladas antes del anuncio oficial ayer, una cosa evidente pasó por su mente: lo de Houston tuvo su peso.
La expresión ‘lo de Houston’ es la forma más corta para recordar el sonado caso del equipo campeón de la Serie Mundial del 2017 que fue penalizado dos años después cuando se reveló que tuvo un sistema de robos de señales del receptor utilizando tecnología durante los juegos. Beltrán fue el único jugador parte de aquel equipo que fue mencionado por el Comisionado del Béisbol cuando decretó castigos y penalidades, ésto porque estaba a semanas de comenzar a ejercer funciones como dirigente de los Mets y ya no era un jugador activo.
Todos los demás jugadores de los Astros en aquel campeonato, incluyendo a Carlos Correa, José Altuve, George Springer y Alex Bregman, entre muchos otros, recibieron el beneficio de una inmunidad que le fue prometida durante la investigación.
La promesa también la recibió Beltrán, pero al fin de cuentas no le fue honrada. Y seis años después de ser denunciado y ocho después de su retiro, sigue pagando el precio, aunque él espera que eso no sea por mucho más tiempo.
“Espero que el año que viene se de la oportunidad. Hay un evidente contraste entre los que mostraron sus boletas públicas y lo que no. Este fue mi tercer año y en cada uno he ido recibiendo más votos. No tengo control de eso. De lo que tuve control ya lo hice y me siento orgulloso de lo que logré en mi carrera. Los número están ahí. Nos toca esperar”, dijo Beltrán en una video llamada con varios medios de Puerto Rico en la mañana de hoy miércoles.
Sin rencor hacia quienes le han negado el voto al momento, incluso reconociendo que tienen todo su derecho a decidir hasta cuando retenerlo y negarle lo que popularmente se predica en Estados Unidos, el darle una segunda oportunidad, Beltrán ha optado por tomar el resultado de la elección anunciada ayer con optimismo. Aprecia que el número de votos a su favor ha crecido. Y celebra que sus una vez excompañeros Ichiro Suzuki, C.C. Sabathia y Billy Wagner hayan recibido el llamado este año. De hecho, a todos ellos les envió una felicitación.
Pero ciertamente, Beltrán lamenta ‘lo de Houston’, tema que vivió en la que fue la última de sus ilustres 20 temporadas en las Grandes Ligas. Y no puede dejar de lamentar que su nombre fuera el único mencionado, lo que le costó el trabajo como dirigente de los Mets de Nueva York y le convirtió en la cara entre los jugadores del escándalo y movió a muchos periodistas a hacer investigaciones sobre su alegado rol en el asunto.
“Frustra un poco. Fue injusto”, destaca sobre haber sido el único referido. “MLB tendrá sus razones. Hizo su investigación y prometió inmunidad para colectar una información y resolver un problema. Pero en cuanto a mí, lo que se me ofreció (la inmunidad) no se me otorgó. Incluso tampoco siento que tuve el respaldo que debía de la Asociación de Jugadores”.
Pese a eso, Beltrán ha sabido ser la persona humilde y genuina que es. No ha dejado de ser parte del juego ni de colaborar con MLB en sus iniciativas. Incluso el propio comisionado Rob Manfred lo ha recibido en su oficina y las Grandes Ligas incluso invirtió sobre $2 millones construyendo un parque de grama artificial en su escuela de béisbol, la Carlos Beltrán Baseball Academy.
“El juego conmigo fue extraordinario. Y por el amor que le tengo al juego que me ha dado tanto yo sigo promoviendo el juego y la educación por medio de mi academia. Buscando crear oportunidades para otros. Es mi plataforma para inspirar. Y el que MLB decidiera hace unos años invertir en un campo de juego en mi academia me hace pensar que reconocen quien soy y que simplemente cometí un error al ser parte de algo que sucedía en nuestro equipo”, destaca Beltrán, confiando que los electores que aún lo penalicen también tenga ese análisis en algún momento.
No puede pasar por desapercibido, porque así mismo se publicó cuando se hizo público el escándalo del robo de señales, que los Astros fueron penalizados por algo que el béisbol intentaba controlar. Houston, de hecho, no fue el único equipo investigado. El Comisionado, según lo dicta el récord, instó a todos los equipos que estaban haciendo algo similar, o considerando correr sistemas similares, se pusiera para su número.
Beltrán no es quien para decir que los Astros, su dirigente AJ Hinch, su bench coach de entonces, Alex Cora, y él fueron entonces tomados como ‘conejillos de indias’ por el caso. Pero ciertamente Hinch, Cora y él, considera, fueron medidos con una vara diferente.
“En los más de 100 años que existe el béisbol, todos los peloteros siempre buscan descifrar algo para tener una ventaja. No digo que lo que se hizo fue correcto. Pero hoy en día los equipos invierten en esa área. Se les paga a una persona para que analice a un lanzador y sepa identificar detalles que descifren qué piensa hacer, entre otras cosas. Cada victoria es importante”, apuntó sobre maneras legales en que se busca sacar ventajas del juego.
Dentro de todo, Beltrán se mostró tranquilo con el proceso. Lo vivió en la noche del martes en su casa, con su familia inmediata y cercana. Su esposa Jessica reunió allí a los padres y hermanos de Carlos y suyos. Y vivir la experiencia de esperar la llamada que no llegó no los desilusionó o entristeció.
“Es un privilegio ver la transmisión, revivir la carrera y escuchar todo los analistas que consideran que uno merece estar. Mientras uno ve lo que dicen yo me transportaba a los años de pequeño jugando y desarrollándome en Tierras Nuevas (Manati) y después en Bayamón cuando fui creciendo. Y en lo más sencillo, vivimos el día en familia. Y al final tratamos de ver el vaso casi lleno y no vacío. Aumentó el favor al 70 por ciento. Y cada año ha aumentado. Si los votos siguen mejorando, la elección llegará”, destacó.
Tal vez suceda en el 2026.