A tan solo dos días del inicio de la postemporada de los Dodgers de Los Ángeles, Freddie Freeman sintió un dolor en su costado al practicar. Decidió ignorarlo, ya que además venía lidiando con un esguince de tobillo. A pesar de sus lesiones, se comprometió a jugar por el equipo, ya que tenían una Serie Mundial que conquistar. Después de un episodio doloroso en el entrenamiento, las radiografías revelaron que Freeman había fracturado el cartílago costal de su sexta costilla, una lesión que usualmente lo dejaría inactivo durante meses. Sin embargo, su determinación lo empujó a seguir adelante.
El equipo se presentó en el Game 5 de la Serie Mundial frente a los Yankees de Nueva York, donde se enfrentaron a un difícil comienzo, estando cinco carreras abajo. Con un esfuerzo combinado de su bullpen y un desempeño destacado, lograron dar vuelta al partido y ganar 7-6, obteniendo su primer victoria en la Serie Mundial tras 36 años y silenciando a los detractores que minimizaban su campeonato de 2020. Walker Buehler, quien lanzó en el noveno inning, enfatizó que otras organizaciones también querían ganar, y que ellos lo lograron.
Los Dodgers, a pesar de las adversidades que enfrentaron esta temporada, incluido el desgaste de su cuerpo de lanzadores debido a lesiones, se mantuvieron firmes. Freeman, aunque luchó con múltiples dolencias, demostró ser esencial para el equipo, superando el dolor y poniendo un rendimiento estelar en la serie. Fue fundamental para que el equipo avanzara a la Serie Mundial, y su trabajo intenso brindó confianza a sus compañeros de equipo durante los momentos críticos.
La victoria de los Dodgers es más que un título; es una validación de su lucha, esfuerzo colectivo y la excelencia en su búsqueda por ganar. Freeman expresó su orgullo tras el triunfo, asegurando que dio todo por el equipo y que este título fue una recompensa a esos sacrificios. Con miras al futuro, los Dodgers se perfilan como favoritos para repetir su éxito el próximo año y, por fin, celebrar su merecido desfile en Los Ángeles.