Ya desde la época de los griegos se conocían los beneficios terapéuticos de la actividad con los caballos, y hoy en día cada vez se utiliza más como complemento de la terapia tradicional, habiéndose demostrado ampliamente su ayuda y ventajas en diversos perfiles, en cuanto a rehabilitación física, a nivel social y mejora de la calidad de vida y la salud, física y psicológica, en general.
El Club Hípico Altoanna, propiedad de Alfonso Mestres y con sede en la montaña de El Coronado, en el municipio de El Rosario, lleva ofreciendo desde hace unos 15 años este tipo de terapia ecuestre, tanto para adultos como para menores, que realiza un equipo de profesionales a través de la interacción, principalmente, con su yegua llamada India, especialmente entrenada para esta tarea.
La equitación terapéutica beneficia a un amplio espectro de perfiles, desde personas con cualquier tipo de discapacidad física o intelectual, con daños cerebrales, enfermedades neurodegenerativas o traumatológicas, hasta con problemas de salud mental o menores con problemas psicológicos o de conducta.
“India es la más lista de todos los caballos que hay y tiene mucha sensibilidad, lleva muchos años trabajando en esto”, explica Elena Díaz, psicóloga de este programa del club, quien destaca la capacidad de percepción de la yegua y cómo es capaz de adaptarse a cada situación. “Habitualmente las sesiones transcurren de manera tranquila, pero a veces las cosas se pueden poner un poco complicadas y, en esos casos, tener a India es una bendición porque ella lo nota y si es necesario se para”, señala.
India es la yegua con la que se realizan la mayoría de estas terapias, pero el equipo cuenta con otro caballo que se utiliza en el caso de usuarios más independientes, así como con un tercero “que estamos entrenando poco a poco”, indica Díaz.
Beneficios
Los beneficios que se van notando con el tiempo son múltiples y en diversos aspectos. “Les beneficia a todos los niveles, social, físico sobre todo, mental… Hacen mucha estimulación cognitiva con juegos, y a nivel social interactúan mucho con los chicos, con el caballo, y sobre todo en lo físico, porque el trote rítmico que tiene India les ayuda mucho al equilibrio, al tono muscular, al control postural, que eso les cuesta mucho a algunos. Es una maravilla a todos los niveles”. Así lo afirma Irene Hernández, terapeuta ocupacional en Hermanas Hospitalarias Acamán (que atiende a personas con diversidad funcional y daño cerebral adquirido), que cuenta con dos grupos de cinco adultos cada uno (desde los 21 hasta los 65 años) que cada lunes, de forma alterna, asisten a esta terapia desde hace ya cerca de dos años.
“Se ven beneficios tanto a largo plazo como a corto, -añade-. Vienen todos muy contentos en el coche, alterados, pero cuando vuelven están superrelajados. Es un cambio muy claro. No sé qué tiene India y los caballos a nivel emocional que los regulan muchísimo”. Y es que desde el minuto uno se puede ver in situ el cariño y la conexión de los chicos y chicas del grupo con la yegua.
En esta línea, Jonay Felipe, integrador social en Hermanas Hospitalarias Acamán, destaca que “la conexión de los chicos con India es increíble”. “La mayoría son chicos que llegan con mucha ansiedad, que necesitan mucha actividad y el venir, salir del centro y tener esta actividad, les viene superbien. Luego, cuando llegan al centro, están más conectados, comen mejor, están tranquilos. O sea, la ansiedad baja muchísimo”, indica.
Según explica la psicóloga del Club Hípico Altoanna, en estas sesiones “lo primero que queremos es que vengan y disfruten y, a partir de ahí, trabajar con ellos”, empezando porque vayan cogiendo la secuencia de trabajo con la yegua. “Primero saludamos y cepillamos a India, después se ponen sus protecciones, que es obligatorio, se suben al caballo y organizamos unos juegos, y lo que podamos ir haciendo: o salimos a dar un paseo, una canción al final, un trote… y luego nos bajamos, y ellos le traen una manzana o una zanahoria y así terminamos”, detalla.
Con todo esto se va trabajando en aspectos como, por ejemplo, la flexibilidad en sus rutinas, que a veces son muy rígidas, así como la estimulación cognitiva, “la comunicación, la atención, el equilibrio, todo lo que ellos nos vayan pidiendo, porque cada uno es diferente”, apunta Elena Díaz. Los avances y mejoras de los usuarios se trasladan también después a otras vertientes de su vida diaria.
En la actualidad, más de 50 personas de todas las edades y perfiles muy amplios, entre grupos de asociaciones y casos individuales, son usuarios de este programa de equitación terapéutica que se lleva a cabo en el club, y que se adapta a cada caso y sus necesidades.
Torneo benéfico de golf
Asimismo, el Club Hípico Altoanna colabora con la Asociación Tinerfeña de Terapias Ecuestres, que es la que recauda los fondos necesarios para subvencionar este programa a una asociación diferente cada dos años (y que en la actualidad es beneficiaria precisamente Hermanas Hospitalarias Acamán), realizando un torneo de golf benéfico, que el pasado 21 de marzo celebró su más reciente edición en el Club de Golf El Peñón, en Tacoronte.
Una jornada que es posible gracias al apoyo de patrocinadores como Fundación Satocan, Hierros Tirso, Acción Social Caixa, Turismo de Tenerife, Fundación DISA, Golf el Peñón, Canplastica, Ortopedia Castello, CEOE Tenerife, Óptica Orotava, Isla Del Valle, Torre El Mirador, Indemyio, Golf Las Américas, Gabinete Avanza, José Cabrera SL., Clínica Dental el Cedro, Novarq, Padrón Ortodoncia, Kn Inmobiliaria, Restaurante Gurea, Dofo y Biban.
Además de este programa de terapia ecuestre, el Club Hípico Altoanna también ofrece clases de equitación, incluyendo infantiles, y otros servicios y actividades.