Como si fuera Voldemort en la saga de Harry Potter, el nombre de Donald Trump estuvo mucho tiempo sin salir de la boca de Joe Biden después de que el demócrata ganase las elecciones de 2020. Tabú o superstición, el presidente evitaba hablar de él, y si lo hacía lo aludía como el “anterior presidente” o su “antecesor”. Ahora, su antecesor es también su sucesor y este jueves, Biden ha comparecido en la Casa Blanca para hablar del arrollador triunfo de su némesis en las presidenciales. Ha pronunciado el nombre de su rival, pero ha aprovechado para mostrar el contraste entre ambos con una frase con la que ha hecho campaña una y otra vez contra Trump: “No puedes amar a tu país solo cuando ganas”.
El presidente ha tratado de dar desde la rosaleda de la Casa Blanca una lección de los fundamentos básicos de la democracia, marcando implícitamente la diferencia entre cómo fue la transferencia de poder en 2020 y la que vendrá ahora. Ha defendido la integridad y transparencia del sistema electoral, cuestionada por los republicanos, también ahora que los demócratas han perdido. Y ha pedido un esfuerzo de reconciliación nacional y entendimiento para “bajar la temperatura” de la ardiente política estadounidense.
“El pueblo vota y elige a sus propios líderes, y lo hace pacíficamente. Estamos en una democracia. La voluntad del pueblo siempre prevalece. Ayer hablé con el presidente electo Trump para felicitarle por su victoria, y le aseguré que ordeno a toda mi Administración que trabaje con su equipo para garantizar una transición pacífica y ordenada. Eso es lo que merece el pueblo estadounidense”, ha dicho en su discurso. En su llamada, Biden invitó a Trump al Despacho Oval y este agradeció su invitación. La reunión se producirá en los próximos días.
Trump ha ganado unas elecciones en las que Biden estaba inicialmente llamado a ser su rival. En su momento, el presidente se veía como el único capaz de volver a derrotarlo, como hizo en 2020. Esa aspiración se convirtió en quimera tras el debate de la CNN que enfrentó a ambos en Atlanta a finales de junio. A regañadientes, cedió el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris, que, como él temía, ha sido incapaz de derrotar a Trump, en parte por el legado de la propia presidencia de Biden.
Biden ha tenido este jueves palabras cariñosas para ella. “Ha sido una compañera y una servidora pública. Llevó a cabo una campaña inspiradora, y todo el mundo pudo ver algo que aprendí a respetar mucho desde el principio: su carácter”, ha dicho. “Dio todo su corazón y esfuerzo, y ella y todo su equipo deberían estar orgullosos de la campaña que hicieron”, ha añadido.
“La lucha por el alma de América desde nuestra fundación siempre ha sido un debate en curso”, ha indicado, reutilizando una expresión que sirvió de lema de su campaña de 2020. “Sé que para algunos, es el momento de la victoria, por decir lo obvio. Para otros, es tiempo de derrota. Las campañas son concursos de visiones enfrentadas. El país elige una u otra. Aceptamos la elección que ha hecho el país. He dicho muchas veces que no puedes amar a tu país solo cuando ganas. No puedes amar a tu prójimo solo cuando estás de acuerdo. Algo que espero que podamos hacer, independientemente de a quién hayas votado, es vernos los unos a los otros, no como adversarios, sino como compatriotas. Bajar la temperatura”, ha pedido. “El 20 de enero, tendremos una transferencia pacífica del poder aquí en Estados Unidos”, ha insistido.
Biden ha comparecido sonriente y ha dado un discurso de algo más de seis minutos de duración. Entre los asistentes estaban los miembros de su gabinete y del personal de la Casa Blanca, que le han aplaudido a rabiar. El presidente ha reivindicado su legado, puesto en cuestión por la derrota de los demócratas. “Sé que es un momento difícil. Estáis sufriendo. Os escucho y os veo, pero no olvidéis todo lo que hemos conseguido. Ha sido una presidencia histórica, no porque yo haya sido presidente, sino por lo que hemos hecho, lo que habéis hecho vosotros, una presidencia de todos los estadounidenses. Gran parte del trabajo que hemos hecho ya lo está sintiendo el pueblo estadounidense, pero la gran mayoría lo sentiremos en los próximos 10 años”, ha asegurado.
Biden ha hecho referencia especial al plan de un billón de dólares en infraestructuras aprobado por el Congreso durante su presidencia, pero del que aún no se han podido ejecutar la mayor parte de las obras. “Dejamos atrás la economía más fuerte del mundo. Sé que la gente sigue sufriendo, pero las cosas están cambiando rápidamente. Juntos, hemos cambiado Estados Unidos para mejor. Ahora tenemos 74 días para terminar el mandato, nuestro mandato. Hagamos que cada día cuente. Esa es la responsabilidad que tenemos con el pueblo estadounidense”, ha añadido.
El presidente, a punto de cumplir los 82 años, ha tratado de mirar al futuro, un futuro del que ya no será protagonista tras más de medio siglo de carrera política. “Los reveses son inevitables, pero rendirse es imperdonable. A todos nos derriban, pero la medida de nuestro carácter, como diría mi padre, es lo rápido que nos levantamos. Una derrota no significa que estemos derrotados. Hemos perdido esta batalla. La América de tus sueños te está llamando para que vuelvas a levantarte. Esa es la historia de América desde hace más de 240 años y contando. Es una historia para todos nosotros, no solo para algunos. El experimento americano perdura. Vamos a estar bien, pero necesitamos seguir comprometidos. Tenemos que seguir adelante y, sobre todo, tenemos que mantener la fe”, ha concluido.