En sus últimas horas como presidente, Joe Biden emitió una serie de indultos preventivos sin precedentes en un intento de proteger a los miembros de su familia, aliados políticos de ambos partidos e incluso altos oficiales militares del presidente entrante Donald Trump, quien se ha comprometido a perseguir al ‘enemigo interno’.
Con menos de 30 minutos restantes de su presidencia, Biden otorgó un indulto preventivo a cinco miembros de su propia familia, incluido su hermano James Biden; su cuñada Sara Jones Biden; su hermana Valerie Biden Owens; su cuñado John T. Owens; y otro hermano, Francis Biden, por “cualquier delito no violento” que hayan “cometido o en el que hayan participado” entre el 1 de enero de 2014 y el 20 de enero de 2025.
Esta es la segunda vez en dos meses que Biden concede un indulto general a miembros de su propia familia. El mes pasado, antes de la sentencia de su hijo Hunter, condenado por compra ilegal de armas y evasión fiscal, Joe Biden emitió un indulto general para Hunter. Ese indulto no solo eliminó la condena de Hunter, sino que, de manera similar a los indultos del lunes, borró la pizarra de cualquier otro delito en la última década.
Esto no es insignificante, ya que tanto Hunter como James Biden han sido acusados de manera creíble de comerciar con su apellido para obtener ganancias. Ambos han participado en acuerdos comerciales, Hunter en Ucrania y James en China, que han sido objeto de años de investigación e insinuaciones republicanas. Por supuesto, ninguno de los crímenes presuntos o condenados perpetrados por Hunter o James se compara con las décadas de crímenes de guerra llevados a cabo por el presidente saliente o entrante.
En una declaración publicada brevemente en el sitio web oficial de la Casa Blanca el lunes, Biden escribió que su familia “ha sido objeto de ataques y amenazas implacables, motivados únicamente por el deseo de lastimarme, el peor tipo de política partidista. Desafortunadamente, no tengo motivos para creer que estos ataques terminarán”.
En una contradicción vertiginosa, Biden escribió que si bien creía en el “estado de derecho” y que la “fortaleza de nuestras instituciones legales prevalecerá en última instancia sobre la política”, la amenaza de “investigaciones infundadas y con motivaciones políticas” pesaba mucho sobre él. “Incluso cuando las personas no han hecho nada malo y finalmente serán exoneradas, el mero hecho de ser investigadas o procesadas puede dañar irreparablemente su reputación y sus finanzas”, escribió Biden.
En otras palabras, si bien Biden afirma creer en el estado de derecho, en términos prácticos ejercerá el poder extraordinario y fugaz de la presidencia para eludirlo.
El hecho de que Biden haya sentido que tenía que conceder estos indultos al dejar el cargo debilita por completo las afirmaciones suyas y del Partido Demócrata en su conjunto de que la democracia estadounidense ha sido reivindicada por la “transferencia pacífica del poder” al aspirante a dictador Trump. Los demócratas y Biden, como revelan las propias acciones de Biden, saben que el 47º presidente tiene la intención de librar una guerra política contra todos los oponentes políticos de una manera completamente dictatorial.
El regreso de Trump a la Casa Blanca es el punto de inflexión de una contrarrevolución social destinada a hacer retroceder todos y cada uno de los logros obtenidos por la clase trabajadora en las décadas anteriores al servicio de la expansión de la riqueza y el poder político de la oligarquía financiera y de librar una guerra imperialista global.
Cabe destacar que, a pesar de las incesantes amenazas de Trump de lanzar la mayor operación de deportación masiva de la historia de Estados Unidos, Biden no concedió ningún indulto a los “Dreamers” ni a otros inmigrantes indocumentados. Esto dejará a millones de personas, incluidos hasta 3,6 millones de Dreamers, que en muchos casos no tienen ningún recuerdo consciente de haber vivido en otro lugar que no sea Estados Unidos, sujetos a ataques de la administración Trump.
Revelando la extrema fragilidad del actual sistema social y político en el corazón del imperialismo mundial, Biden, además de indultar a miembros de su propia familia, emitió indultos para los miembros actuales y anteriores de la Cámara de Representantes que participaron en el Comité Selecto sobre el ataque del 6 de enero, incluida la ex representante de Wyoming Liz Cheney y el actual representante de Mississippi Bennie Thompson.
Cheney, una archibélica como su padre criminal de guerra, el exvicepresidente Dick Cheney, sirvió como vicepresidente del comité que nominalmente estaba dirigido por Thompson. Si bien el comité descubrió algunos detalles fácticos condenatorios sobre el golpe, su principal propósito fue encubrir y oscurecer el inmenso apoyo que el complot de Trump tuvo y mantiene dentro de los pilares del gobierno capitalista, incluido el Partido Republicano, la Corte Suprema, el Pentágono y las agencias policiales y de inteligencia federales y locales.
En una declaración emitida por Thompson y Cheney en nombre del comité tras el anuncio del indulto, ambos expresaron su:
gratitud al presidente Biden por reconocer que nosotros y nuestras familias hemos sido continuamente objeto no solo de acoso, mentiras y amenazas de violencia criminal, sino también de amenazas específicas de procesamiento penal y encarcelamiento por parte de miembros de la administración entrante, simplemente por hacer nuestro trabajo y cumplir con nuestros juramentos en el cargo. Hemos sido indultados hoy no por infringir la ley, sino por cumplirla.
Añadieron:
Se trata de “circunstancias extraordinarias”, cuando se indulta a funcionarios públicos para evitar un procesamiento falso por parte del gobierno por haber trabajado fielmente como miembros del Congreso para exponer los hechos de un esfuerzo criminal de meses de duración para anular la voluntad de los votantes después de las elecciones de 2020, incluso incitando a una insurrección violenta para frustrar la transferencia pacífica del poder.
El ex miembro del comité y senador recientemente electo por California, Adam Schiff (demócrata), emitió un comunicado después de que se emitiera el indulto, calificándolo de “innecesario” e “imprudente”, pero agregó que entendía “por qué el presidente Biden creía que necesitaba tomar esta medida a la luz de las amenazas persistentes e infundadas emitidas por Donald Trump y las personas que ahora son algunos de sus candidatos para las fuerzas del orden”.
Biden también emitió indultos preventivos para el Dr. Anthony Fauci y el general retirado Mark Milley. Dijo que ambos eran “servidores públicos dedicados y desinteresados” que, sin embargo, “han sido sometidos a amenazas e intimidación constantes por cumplir fielmente con sus deberes”.
En respuesta a los indultos, Trump envió un mensaje de texto a NBC News diciendo que eran “vergonzosos” y que “¡Muchos son culpables de DELITOS GRAVES!”.
Finalmente, Biden conmutó la sentencia de Leonard Peltier, un prisionero político nativo americano de 80 años que fue incriminado por la muerte de dos agentes del FBI en la reserva india de Pine Ridge en 1975. Durante décadas, activistas, socialistas y personas de conciencia han estado luchando por la liberación de Peltier. Ha pasado más de 50 años en el sistema penitenciario estadounidense a pesar de que se sabe desde hace décadas que los agentes del FBI amenazaron y coaccionaron a los testigos para que cambiaran sus testimonios con el fin de condenar a Peltier.
Peltier sufre una serie de afecciones médicas, incluida la diabetes, y se ha infectado repetidamente con COVID-19 mientras estaba encarcelado. La conmutación de Biden señaló que Peltier no estaba recibiendo un indulto. En cambio, estará sujeto a arresto domiciliario por el resto de su vida.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de enero de 2024)
