Por Aamer Madhani, Ellen Knickmeyer y Matthew Lee – The Associated Press
El presidente, Joe Biden, restó importancia a la amenaza del líder ruso, Vladimir Putin, sobre una guerra contra Occidente si los aliados de Ucrania le permiten utilizar armas dentro de Rusia. Es un cambio que Kiev ha pedido, pero sobre el que no se ha anunciado una decisión inmediatamente después de una reunión este viernes entre Biden y el primer ministro británico.
Ucrania y muchos de sus partidarios en Estados Unidos y Europa quieren que Biden levante las restricciones sobre las armas de largo alcance proporcionadas por Occidente, y hay indicios de que Biden podría cambiar la política de la Administración.
Estados Unidos, preocupado por cualquier paso que pudiera llevar a Rusia a una escalada del conflicto, se ha movido con cautela antes de conceder una serie de peticiones anteriores de Ucrania de armas específicas, incluidos tanques avanzados, misiles y sistemas de cohetes, y cazas F-16. Funcionarios rusos han proferido amenazas similares antes de muchas de esas decisiones anteriores.
Ucrania fue un tema clave para Biden y el primer ministro británico, Keir Starmer, tras la visita de esta semana a Kiev de sus principales diplomáticos, que se vieron sometidos a nuevas presiones para flexibilizar las restricciones sobre el armamento. Hasta ahora, Estados Unidos sólo ha permitido a Ucrania utilizar las armas proporcionadas por Washington en una zona limitada dentro de la frontera de Rusia con Ucrania.
Dos funcionarios estadounidenses familiarizados con las discusiones dijeron que creían que Starmer estaba buscando la aprobación de Biden para permitir a Ucrania el uso de misiles británicos Storm Shadow para ampliar los ataques en Rusia. La aprobación de Biden puede ser necesaria porque los componentes de Storm Shadow son fabricados en Estados Unidos. Los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato para dar detalles sobre el estado de las conversaciones privadas, dijeron que creían que Biden estaría dispuesto.
Starmer aseguró que las conversaciones continuarían cuando los líderes mundiales se reúnan este mes en la Asamblea General de la ONU.
“Ha sido una invitación realmente importante del presidente para mantener este nivel de debate sobre estas cuestiones críticas”, declaró Starmer a la prensa tras la reunión en la Casa Blanca. Y añadió: “Ucrania tiene derecho a la autodefensa, y nos hemos mantenido unidos”.
Putin dijo un día antes que permitir ataques de largo alcance “significaría que los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos, están en guerra con Rusia”. Sus declaraciones estaban en línea con la narrativa que el Kremlin ha promovido desde el principio de la guerra, en la que ha acusado a los países de la OTAN de participar de facto en el conflicto y ha amenazado con una respuesta.
En declaraciones a los periodistas antes de las conversaciones privadas con Starmer, Biden indicó que quería dejar “claro que Putin no prevalecerá en esta guerra”.
Interrogado sobre qué pensaba de la amenaza de Putin, Biden respondió: “No pienso mucho en Vladimir Putin”.
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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha estado presionando a Estados Unidos y a otros aliados para que permitan a sus fuerzas utilizar armas occidentales para atacar bases aéreas y bases de lanzamiento rusas lejos de la frontera, mientras Rusia ha intensificado los asaltos contra la red eléctrica y los servicios públicos de Ucrania antes del invierno.
“La guerra debe ser más difícil para Rusia, es la única manera de que se den cuenta de que debe terminar”, publicó Zelenskyy este viernes en las redes sociales.
El llamamiento de Zelenskyy ha cosechado respaldo en los círculos diplomáticos y de seguridad de Estados Unidos y Europa, incluidos algunos generales en retiro y diplomáticos estadounidenses, legisladores y analistas de seguridad. Argumentan que las anteriores amenazas rusas de escalada contra Occidente han resultado vacías y que las restricciones estadounidenses sobre las armas están imposibilitando que Ucrania adquiera el impulso necesario en el campo de batalla.
Según George Barros, analista de seguridad del Instituto para el Estudio de la Guerra, incluso unos pocos ataques ucranianos con armas más pesadas contra objetivos militares en el interior de Rusia supondrían una mayor presión sobre la logística, las tropas y otros recursos rusos.
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El secretario de Defensa, Lloyd Austin, subrayó este viernes que las decisiones sobre qué apoyo militar se debe proporcionar a Ucrania eran complejas, y dijo: “No hay una bala de plata cuando se trata de cosas como esta”. Señaló la semana pasada que Ucrania ya ha sido capaz de atacar dentro de Rusia con sus propios sistemas de producción interna, incluidos aviones no tripulados.
Zelenskyy quiere más armamento de largo alcance de Washington, incluido el Sistema de Misiles Tácticos, conocido como ATACMS, para ataques en Rusia.
El teniente coronel Charlie Dietz, portavoz del Pentágono, indicó que el ATACMS no sería la respuesta a la principal amenaza a la que se enfrenta Ucrania ante las misiles rusos de largo alcance, que son disparan desde más de 185 millas (300 kilómetros) de distancia, más allá del alcance del ATACMS.
Los funcionarios estadounidenses tampoco creen que dispongan de suficientes sistemas de armamento como para proporcionar a Ucrania el número necesario para marcar una diferencia sustancial sobre el terreno, ha declarado un funcionario estadounidense.
Sin embargo, Biden ha insinuado que podría producirse un cambio. En un intercambio con periodistas esta semana sobre si estaba dispuesto a suavizar las restricciones de armas a Ucrania, respondió: “Estamos trabajando en ello ahora”.
Algunos partidarios estadounidenses de Ucrania han criticado a la Administración de Biden por haber telegrafiado a Kiev con mucha antelación decisiones anteriores sobre armas, al decir que Estados Unidos estaba dando a Rusia tiempo suficiente para actualizar sus tácticas en consecuencia.
Biden y Starmer, que se reunieron por segunda vez desde la elección de su Gobierno de centroizquierda en julio, también tenían previsto intercambiar impresiones sobre los lánguidos esfuerzos por lograr un acuerdo de alto el fuego en Gaza, las preocupaciones mutuas sobre la región del Indo-Pacífico y otras cuestiones.
Rusia acusó este viernes a seis diplomáticos británicos de espionaje y dijo que los expulsaría. El Gobierno de Starmer calificó la acusación de infundada y la relacionó con la expulsión en mayo del agregado de Defensa de Moscú en Londres por acusaciones de espionaje.
En los últimos días, la Casa Blanca también ha intentado hacer mayor hincapié en el nexo entre la guerra en Ucrania y el conflicto en el Medio Oriente, que se desencadenó después de que militantes de Hamas respaldados por Irán atacaran a Israel el 7 de octubre.
La Administración Biden afirmó esta semana que Irán entregó recientemente armas balísticas de corto alcance a Rusia para utilizarlas contra Ucrania, una transferencia que los funcionarios de la Casa Blanca temen que permita a Rusia utilizar más de su arsenal para objetivos mucho más allá de la línea del frente ucraniano, mientras emplea ojivas iraníes para objetivos de más corto alcance.
El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, declaró: “Sin duda habla de la forma en que esta asociación amenaza la seguridad europea e ilustra como la influencia desestabilizadora de Irán llega ahora mucho más allá de Oriente Próximo”.
