El vuelo de este lunes de Cabo Verde a Angola fue una pesadilla para Karine Jean-Pierre. La portavoz de la Casa Blanca se vio asaetada por las preguntas de los periodistas que iban a bordo del Air Force One acompañando al presidente en su primera visita a África. Casi todas las preguntas fueron sobre lo mismo: el indulto de Joe Biden a su hijo, Hunter Biden. Pese a sus tablas, su capacidad dialéctica y su experiencia, Jean-Pierre tenía la misión imposible de presentar como coherente lo contradictorio: que Biden confía en la justicia porque no está politizada y que perdona a su hijo porque sus casos estaban politizados. Con el indulto, Biden ha acabado dando la razón, al menos en parte, a su némesis: Donald Trump. Si el demócrata puede sostener que el caso contra Hunter Biden estaba contaminado, ya no cabe descalificar a Trump por decir que sus imputaciones también lo estaban. No solo eso: el indulto a Hunter Biden es una alfombra roja para los propósitos del presidente electo de indultar a los condenados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
El presidente saliente había dicho que no indultaría a su hijo. Su comportamiento había sido ejemplar hasta el momento. Respetó que el fiscal general, Merrick Garland, nombrado por él mismo, otorgase poderes de fiscal especial al encargado de las investigaciones sobre Hunter Biden. Dejó que avanzase la instrucción del caso, se mostró prudente en sus declaraciones y evitó cualquier clase de interferencia. Cuando su hijo fue declarado culpable por unanimidad por un jurado popular en Wilmington (Delaware), una ciudad abrumadoramente demócrata donde la estación de tren lleva el nombre del presidente, Biden aseguró que acataba el fallo y sus consecuencias. A la hora de la verdad, sin embargo, ha podido más el amor de padre que la ejemplaridad como presidente.
Biden no ha querido esperar a que se conocieran las condenas contra su hijo por los dos casos en que resultó culpable de 12 delitos. Tres están relacionados con la compra y posesión ilegal de una pistola; nueve son por fraude fiscal. Biden tiene razón en que la mayoría de los casos similares no llegan a juicio y en que un acuerdo con la fiscalía descarriló en el último minuto en medio de las presiones políticas. Es posible, sin embargo, que atendiendo a esas razones, las condenas no hubieran implicado el ingreso en prisión de su hijo, sino multas y un periodo de libertad condicional. Pero no había garantías de que así fuese. Y con una condena de prisión sobre la mesa, el indulto habría sido un sapo más difícil de tragar aún.
A Karine Jean-Pierre le preguntaron en el Air Force One si el indulto de Biden era consecuencia del triunfo de Trump en las urnas. La portavoz de la Casa Blanca no quiso entrar en supuestos hipotéticos, pero el escenario habría sido, sin duda, diferente. En caso de haber sido elegida Kamala Harris, Biden podría haber esperado a saber la gravedad de las condenas, a que se resolviesen los recursos judiciales y, en última instancia, a que fuera su sucesora la que concediese el perdón. Con la victoria de Trump, en cambio, se abría la posibilidad de un acoso judicial adicional contra Hunter Biden, en el punto de mira de los republicanos desde hace años. El indulto de Biden no solo perdona a su hijo por los delitos de que ha sido declarado culpable, sino también por cualquier otro que hubiera podido cometer desde el 1 de enero de 2014 hasta el 1 de enero de 2024. Eso lo blinda frente a las ideas de revancha que han manifestado los trumpistas. Trump, curiosamente, ha oscilado entre prometer venganza y dejar la puerta abierta a indultar a Hunter Biden él mismo. Pero todo eso son solo eso, escenarios hipotéticos.
Biden, ya de retirada, no asume coste electoral por su decisión, pero sí un coste político para su legado. No es el primer presidente que perdona a sus familiares (ni seguramente será el último), pero toda la retórica de respeto a la independencia de la justicia salta por los aires no solo con el indulto, sino también con sus argumentos para concederlo.
“Está claro que Hunter recibió un trato diferente”, sostenía en su comunicado. “Las acusaciones en sus casos solo se produjeron después de que varios de mis oponentes políticos en el Congreso les instigaran a atacarme y a oponerse a mi elección”, argumentaba. “Ninguna persona razonable que analice los hechos de los casos de Hunter puede llegar a otra conclusión que no sea que se ha señalado a Hunter solo porque es mi hijo, y eso está mal. Se ha intentado doblegar a Hunter, que lleva cinco años y medio sobrio, a pesar de los ataques implacables y la persecución selectiva. Al tratar de quebrar a Hunter, han tratado de quebrarme a mí, y no hay razón para creer que esto se detendrá aquí. Ya basta”, añadía, para llegar a una conclusión que cristaliza la contradicción del presidente: “Creo en el sistema judicial, pero a medida que he lidiado con esto, también creo que la política descarnada ha infectado este proceso y ha llevado a un error judicial”.
Karine Jean-Pierre trató de defender a bordo del Air Force One que las dos cosas son compatibles. Insistió en que el hijo del presidente solo había sido perseguido y condenado porque su apellido es Biden, que todo habría sido diferente si se tratase de un Hunter Smith. Sin embargo, no supo dar una explicación razonable a casi ninguna de las preguntas que le plantearon los periodistas. ¿Es acaso el de Hunter Biden el único caso en que ha habido “persecución selectiva”, el único caso “infectado” por la política? ¿Es coherente ese “ya basta” con creer en la justicia?
Los casos de Hunter Biden y Donald Trump son muy diferentes. La gravedad de los hechos no es mínimamente comparable. Pero si el presidente sostiene que el caso contra Hunter ―que se había declarado culpable de la mayoría de los delitos por los que esperaba condena― estaba politizado, se abre una caja de Pandora. Sostener que el Departamento de Justicia y los jueces son siempre independientes y justos, salvo en el caso del hijo del presidente no tiene un pase. Por tanto, por diferentes que sean los casos, Trump tiene el mismo derecho a defender que sus imputaciones y persecuciones también están contaminadas, que son una caza de brujas. Como mínimo, desaparece la superioridad moral que había exhibido el presidente hasta ahora.
Los presidentes se suelen despedir del cargo con la aprobación de indultos. A veces son para reparar injusticias y otras, para liberar del peso de la ley a familiares y aliados políticos. Jean-Pierre anticipó que Biden aprobará más indultos antes de dejar la Casa Blanca el 20 de enero de 2025. La novedad en esta ocasión es que su sustituto también puede llegar aprobando indultos. De hecho, la reacción de Trump a la clemencia con Hunter Biden fue señalar a los condenados por el asalto al Capitolio, a los que califica de “rehenes”. Que habrá medidas de gracia para ello es casi un hecho. Que los demócratas han perdido parte de la autoridad para criticarlo, también.
Más noticias postelectorales de Estados Unidos
Después de este resumen del que tal vez sea el último bombazo que nos entrega Joe Biden antes de que se vaya de la Casa Blanca, aquí va selección de noticias para que no se pierdan de nada de camino a la segunda inauguración de Donald Trump, el 20 de enero:
- Quién es quién en el clan Trump. Política y negocios se entremezclan en la familia del presidente electo, con Donald Trump Jr como agitador, Lara Trump al mando del partido, y la incógnita sobre cuánto tiempo pasará Melania Trump en la Casa Blanca.
- Trump diseña un equipo económico centrado en los aranceles, las rebajas fiscales y la energía. El presidente electo se rodea de expertos leales con sensibilidades diferentes, pero deja claro que él mismo marcará las prioridades.
- Las empresas de EE UU amplían ‘stocks’ ante los aranceles previstos para el primer día del mandato de Trump. El anunciado gravamen del 25% a México y Canadá y del 10% a China acelera las importaciones e incrementa el volumen de fletes desde el país asiático.
- Jon Lee Anderson, periodista: “No puedo descartar una guerra civil en EEUU”. El reportero de ‘The New Yorker’ publica una recopilación de crónicas. Tras abandonar X sostiene: “Las redes sociales son una marisma tóxica”.
- Donald Trump elige como director del FBI a un leal muy crítico con la principal agencia federal de investigación. Con la nominación de Kash Patel, el republicano aspira a purgar la institución por sus investigaciones contra él en su primer mandato y las que en el último año condujeron a su imputación en tres causas penales.
- Las ciudades santuario, de Nueva York a Los Ángeles, en el punto de mira de Trump. El próximo gobierno del presidente electo ha reiterado su intención de ilegalizar u obligar a cooperar a las localidades que por ley no colaboran con la agencia migratoria federal.