El programa de DACA no finalizará inmediatamente aun si el presidente Donald Trump quiere terminarlo, por lo que los 528,300 beneficiarios activos pueden encontrar algunas vías legales para evitar la deportación.
“Existen leyes y regulaciones vigentes que tomarán algún tiempo antes de que el programa pueda finalizar”, declaró a La Opinión, Stephen W. Yale-Loehr, profesor de Práctica de Derecho de Inmigración en la Universidad Cornell de Ithaca, Nueva York.
El experto aconsejó que, ante cualquier eventualidad, los beneficiarios de DACA deberían consultar con un abogado sobre las opciones que tienen y evaluar si pueden conseguir una visa de trabajo H-1B.
La visa H-1B de no inmigrante permite a los empleadores estadounidenses contratar temporalmente a trabajadores extranjeros en ocupaciones especializadas.
La elegibilidad depende de tener título de licenciatura o equivalente en un campo relacionado, o tener experiencia laboral equivalente. El trabajo debe requerir conocimientos especializados y estar en un campo como ingeniería, tecnología, matemáticas o ciencias médicas.
Stephen W. Yale-Loehr aconsejó que las personas elegibles soliciten la renovación de su estatus DACA.
“Deben hacerlo lo antes posible”, dijo. “Actualmente, la agencia de inmigración (USCIS) acepta solicitudes de renovación con 150 días de anticipación, por lo que las personas deben intentar presentar la solicitud lo antes posible”.
Para Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA) de Los Ángeles, las intenciones de Trump por acabar DACA dañaría a doctores, policías, maestros, académicos que son profesores en universidades y profesionales a todos los niveles.
“Es una estupidez quitarle la oportunidad a todos estos contribuyentes que tanto bien hacen a las comunidades y a las economías de sus ciudades y estados”, agregó Salas. “[Trump] no piensan en la economía y el bienestar del país. No tiene sentido lo que quiere, pero creo que se trata de una persona xenofóbica y racista, que se enfoca en la idea del nazismo, y sobre quienes tienen sangre pura o no”.
Los litigios que no terminan
En septiembre de 2023, el juez Andrew Hanen, juez federal del Distrito Sur de Texas, emitió un fallo declarando que el programa DACA es ilegal. Si bien ese fallo del juez Hanen no afecta las protecciones actuales de los beneficiarios de DACA, ni su capacidad para continuar renovándolas, para expertos de inmigración en la organización fwd.us (organización bipartidista) la decisión “fue otra indicación cruel y desalentadora de que los tribunales planean poner fin a este salvavidas vital para cientos de miles de jóvenes inmigrantes y sus familias”.
Al fallo del juez Hanen se presentó una apelación que fue escuchada en octubre por el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito, el cual anteriormente también falló en contra de DACA.
Suponiendo que el Quinto Circuito vuelva a dictaminar lo mismo en enero de 2025, es probable que el caso sea apelado ante la Corte Suprema.
Sin embargo, el momento de la decisión del Quinto Circuito es impredecible, según el profesor Stephen W. Yale-Loehr, y el cronograma para que la Corte Suprema responda a una solicitud de revisión del caso podría variar desde finales de 2024 hasta principios de 2025; Si se acepta dicha solicitud, es posible que el caso no se conozca hasta la primavera de 2025.
“Hay dos caminos para poner fin al programa DACA. Uno es a través de los tribunales y el otro es a través del presidente Trump”, especificó el profesor de Cornell University. “El programa DACA ha sido litigado durante muchos años”.
“Tuvieron argumentos orales sobre el caso en octubre, pero no sabemos cuándo emitirán una decisión en el litigio, aunque creo que estarán de acuerdo con el tribunal inferior en que el programa es ilegal”, añadió.
Si la decisión se publica antes del 20 de enero, Stephen W. Yale-Loehr cree que la administración del presidente Joe Biden apelará esa decisión ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
Pero si la Corte Suprema asumiera el caso, lo más pronto que emitiría una decisión sería hasta junio de 2025, o después.
Y, si la decisión del Quinto Circuito se da a conocer después del 20 de enero [cuando Trump asume la presidencia] y es favorable a la administración republicana, Trump puede decidir no apelar dado su control en ambas cámaras del Congreso.
De esa forma, para los demócratas o para los beneficiarios de DACA ya no habría oportunidad alguna para seguir la batalla legal.
“Un poco de miedo”
Rosa Díaz, madre soltera de tres señoritas de 14,12 y 11 años, y un niño de cuatro años, dice que siente “un poco de miedo” si llegara el momento en que no pudiera renovar su permiso de DACA.
“De seguro que perdería mi casa y mis dos automóviles, porque no podría pagar la hipoteca no las mensualidades de los carros”, dijo la mujer originaria Tepezalá, en el estado de Aguascalientes.
Diaz, de 35 años, paga $1,350 dólares por la hipoteca de su casa que compró en 2017, gracias a su trabajo como analista de finanzas.
Ella, que fue traída a Estados Unidos por su madre, Juan Diaz, cuando tenía 12 años, para alcanzar sus metas debió trabajar en la cosecha de la sandía y de la almendra en Chico, California.
Cuando su madre emigró, tuvo que quedarse en la casa de su abuelita, pero no podía cuidarla. Ella tenía 18 hijos, y Rosa fue creciendo sola.
Ya en Estados Unidos, Rosa hizo grandes esfuerzos para ir a la secundaria y graduarse, hasta llegar a la Universidad de Chico, donde estudió ciencias políticas y obtuvo DACA en 2013.
“En el gobierno no me darían trabajo porque yo soy un libro abierto y de puertas claras”, dijo, es decir, está en contra de la corrupción.
Y, aunque el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca le inquieta, Rosa Díaz afirmó que ha pensado en la probabilidad de algún día regresarse a México.
“He visto trabajos donde yo podría calificar fácilmente, pero mis hijas son americanas y no creo que quisieran vivir allá”, manifestó.
Sin embargo, opinó que no entiende el odio y racismo de Trump por los inmigrantes.
“Es triste que, en esta época y tiempo de la humanidad, en vez de avanzar inteligentemente, estemos retrocediendo literalmente muchas décadas”, dijo. “Hay que abrir los libros y educarse, y la gente no debe creer todas las mentiras que salen en la televisión”.
¿Quiénes son los DACA?
Según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos, (USCIS), al 31 de marzo de 2024 había 528,300 beneficiarios activos de DACA, una disminución de más de 108,000 desde el 31 de diciembre de 2020. Otros 52,489 beneficiarios de DACA tenían renovaciones pendientes y, por lo tanto, no estaban clasificados como “activos”.
Los datos de USCIS proporcionan la siguiente información demográfica sobre los beneficiarios activos de DACA en esa fecha: 288,840 se identificaron como mujeres y 238,830 se identificaron como hombres (no se especificó el sexo para 620).
La edad promedio fue de 30.1 años, y el mayor número (193,900) se encontraba en el grupo de edad de 26 a 30 años, seguido por los beneficiarios de 31 a 35 años (140,730).
La mayoría (358,640) eran solteros, mientras que 154,550 estaban casados y 13.970 se habían divorciado.
El mayor número de beneficiarios del programa DACA, 428,340, procedía de México, seguido de El Salvador (20,770), Guatemala (13,970), Honduras (12,680), Perú (4,850), Corea del Sur (4,730) y Brasil (3,900).
“Es real el peligro de perder el estatus de protección temporal que ofrece DACA, pero hay mayor riesgo para los tepesianos”, consideró Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate.
“En primer lugar, [Donald Trump] pone en riesgo la estabilidad de las familias migrantes, especialmente aquellos que dependen de los salarios que se generan al tener un permiso de trabajo, y en segundo lugar porque muchos de esas personas con DACA ya son adultos que tienen familias e hijos nacidos acá y cuyos padres dependen económicamente de ellos”.
Contribución multimillonaria de beneficiarios de DACA
De acuerdo con el Centro para el Progreso Americano, (CAP) el aporte económico de los beneficiarios de DACA se traducen en $2,100 millones de dólares al Seguro Social y Medicare.
Desde 2012, más de 825.000 personas que llegaron al país a una edad temprana hace muchos años aprovecharon la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), y la protección contra la deportación y los permisos de trabajo que brinda la iniciativa promulgada por el entonces presidente demócrata Barack Obama.
Los beneficiarios regresaron a la escuela; consiguieron mejores empleos mejores y mejor remunerados; compraron casas y automóviles e iniciaron negocios, creando empleos y prosperidad económica para todos los estadounidenses.
Además, en medio de la pandemia de Covid-19, más de 200,000 beneficiarios de DACA trabajaron en la primera línea de respuesta, sirviendo a sus comunidades y a la salud de la nación.
Según CAP, en promedio, los beneficiarios de DACA llegaron a Estados Unidos en 1999, a los 7 años. Y más de un tercio de ellos (37%) llegaron antes de los 5 años. En 2020 su promedio de edad era 28 años.
Muchos beneficiarios de DACA han formado familias: 254,000 niños nacidos en Estados Unidos tienen al menos uno de sus padres con DACA. En total, 1.5 millones de personas viven con un beneficiario de DACA.
A nivel nacional, según el análisis de CAP, los beneficiarios de DACA y sus hogares pagan $5,600 millones en impuestos federales y $3,100 millones en impuestos estatales y locales, cada año.
Ese dinero se suma a las contribuciones de $2,100 millones de dólares al Seguro Social y Medicare, que los beneficiarios de DACA hacen a través de sus contribuciones al impuesto sobre la nómina. Después de impuestos, los beneficiarios de DACA y sus hogares tienen un poder adquisitivo combinado de $24 mil millones para destinar a sus comunidades.
Además, los beneficiarios de DACA poseen 56,000 viviendas, lo que genera 566.9 millones de dólares anuales en pagos hipotecarios. Otros beneficiarios de DACA pagan $2,300 millones en pagos de alquiler cada año.