Barcelona amarra su pase con un partido imposible (1:04)
Jordi Blanco, desde Lisboa, con el análisis de la remontada del Barcelona al Benfica. (1:04)
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Jordi Blanco, enviado
21 de ene, 2025, 18:27 ET
Raphinha le dio al Barcelona el gol probablemente más impensable y afortunado de su carrera: de la suerte a la insistencia.
LISBOA — Raphinha acabó la noche peleado en el acceso a los vestuarios, cruzando insultos (él mismo lo reconoció) con algunos futbolistas del Benfica que fueron a buscarle después de tener ya un altercado con un grupo de hinchas del equipo portugués. Fue un final extraño para una noche enloquecedora y de la que, casi sin saber la razón, fue el protagonista estelar.
Capitán sin brazalete, Raphinha le dio aire al Barcelona con el gol probablemente más impensable y afortunado de su carrera, cuando le rebotó en la cabeza, literalmente, un balón lanzado por el meta local Anatoliy Trubin para acabar alojado en la meta local en un 3-2 que duró apenas un suspiro, por cuanto poco después llegó el autogol de Ronald Araújo que parecía sentenciar el choque.
Pero el brasileño no es jugador que baje los brazos, al contrario, y mantuvo la rabia contenida, animando a sus compañeros a subir al ataque hasta que el vuelo de Eric García, milagrosos, colocó el 4-4… Y dejó para el desemboque ese 4-5 monumental, al final del alargue, asistido por Ferran Torres y logrando esa victoria definitiva, que mete al Barça en los octavos de final… Y por medio de otro récord.
Y es que el Barça, que en 2017 se convirtió en el primer equipo de la historia capaz de remontar un 4-0 en las eliminatorias de la UEFA Champions League (aquel 6-1 al Paris Saint-Germain), fue esta vez el primer equipo capaz de ganar un partido que en el minuto 75 perdía por dos goles de diferencia. La historia, otra vez, en clave azulgrana…
CUBARSÍ NUNCA SE RINDE
“Pensé que había que ir con todo, que no podía acabar la noche de esa manera” respondió, a los periodistas, Pau Cubarsí cuando se le preguntó por sus sensaciones al encajar el 4-2 que parecía condenar al Barça.
“Ha sido, sí, la noche más loca de mi carrera… Y no sé si habrán muchas más así aunque me quedan muchos años por delante” asintió, con una sonrisa franca y una alegría indisimulada que, seguro, no fue la misma que durante un partido dramático para la defensa azulgrana.
“Lo hemos celebrado, claro, muy contentos” apuntó, reservándose el análisis que el equipo azulgrana deberá hacer de una noche épica pero, defensivamente, nada estética. Y es que más allá de la terrible actuación de Wojciech Szczesny en el primer tiempo, la zaga no tuvo una actuación demasiado positiva.
PEDRI, SIN COMBUSTIBLE
Cuando el Barça era poco menos que una piltrafa durante la primera mitad, Pedri se erigió como un faro en la oscuridad, capaz de tranquilizar en la medida de lo posible el juego y de darle algo de lógica y continuidad al ataque.
Acompañado de un Balde incansable, que forzó el penalti del 1-1 y sufrió el atropello de Szczesny en el 2-1, el canario se echó al equipo a la espalda, buscando roscas y juego colectivo hasta lograr encontrar en un centro la cabeza de Èric García, providencial para empatar.