El uso del cuerpo, la voz, el gesto, las expresiones faciales y el movimiento rítmico son las herramientas de manifestaciones que se ejecutan ante el público y que dan forma a las artes escénicas. La danza, el teatro, los mimos, son los modelos más tradicionales en que se sustentan esas prácticas que suelen dar sentido a la creatividad de individuos y grupos para aportar a la cultura en la sociedad.
En Panamá, durante los últimos años, se ha dado mucha fuerza a estas actividades, sobre todo por el desarrollo del Festival Internacional de Artes Escénicas que, a través de su fundación, ha logrado convertir al país en escenario para estas presentaciones. Ahora, en su versión 14, que corresponde al año 21, un total de siete países latinoamericanos y de la península ibérica traen nuevos espectáculos en una fiesta para la capital.
Es un festival que se inició en 2004 como una bienal y ha pasado desde 2019 a una actividad anual, que es cita para las últimas producciones en materia del teatro, danza y otras propuestas. Toda esta actividad no solo se queda en los sitios cerrados, sino que va a las plazas y lugares abiertos, remedando las experiencias circenses y de juglares que se mezclaban con el público en las calles y parques para involucrar a la gente.
En el programa de este año habrá además de las presentaciones de cada país, once espectáculos con sendas agrupaciones; de ellas, siete son formativas en ocho salas y escuelas. Todo esto ocurrirá entre el 9 y 13 de abril y la ciudad de Panamá se llenará con los diversos materiales artísticos.
El Festival Internacional de Artes Escénicas de 2025 presentará a Argentina con la obra de teatro Matáte amor de Marilú Marini; Colombia estará presente con Omisión, de la Congregación Teatro; Costa Rica pondrá La Brecha, dirigida por Jorge Hugo Carrillo; España tendrá a la Compañía Tizina Teatro y la pieza Búho; Panamá expondrá Tía Sam con Malamaña Teatro; Perú traerá al grupo de circo Teatro Arena y Estera con Urpila y la Compañía de Danza Alentejana de Portugal estrena Mar perdido.
Pero no todo se queda entre paredes. La programación incluye también un laboratorio formativo con talleres de dramaturgia, de dirección teatral y de circo social. Además, serán presentadas clases de danza por las compañías de Portugal y Panamá y una exhibición taller de Flying Low a cargo de la bailarina coreógrafa panameña Omaris Mariñas. Otra variante es la concurrencia a seis escuelas de diferentes barrios para experimentar con estudiantes.
Este aspecto es sumamente importante porque se brinda la oportunidad a estudiantes de escuelas con un perfil popular, de que intercambien momentos creativos con los artistas visitantes, lo que fortalece la sensibilidad de los niños y niñas, además de divertirlos. Así, las capacidades para el dominio y la plasticidad corporal requerida en estas experiencias resultan una contribución para los aspirantes.
El festival concluirá con despliegues al aire libre en que se generarán espectáculos en las plazas con un show comunitario, que incluye a titiriteros, bailarines, magia y desfiles que se tomarán las calles del Casco Viejo, remedando las fiestas del medioevo con juglares y los espectáculos de clásicos que estimularon el entretenimiento. Hay que resaltar, que esta convocatoria está dirigida a las familias para que los niños interactúen con los artistas.
La Fundación Pro Artes Escénicas y Audiovisuales (FAE) ha logrado en 21 años crear un modelo de trabajo cultural, que ha permitido que la sociedad panameña se nutra con la presentación de grupos, compañías, instituciones. Todas ellas se dedican al desarrollo de estas actividades en que luz, color, movimiento, sonido y silencios brindan la oportunidad de trasladar la realidad y las sensaciones a nuevas dimensiones.
Por esa razón no se debe perder la oportunidad de apreciar las diferentes opciones escénicas que trae este festival y que dan un nuevo carácter a la cultura panameña.