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Si Donald Trump cumple las promesas que ayer pronunci en su discurso como 47 presidente de EEUU, el pas y el conjunto del mundo se asoman a una revolucin radical del sistema democrtico liberal que ha imperado en Occidente desde 1945. Bajo el marco de la liberacin de EEUU, se erigi en el elegido de Dios para salvar a la primera potencia mundial de su declive econmico e internacional, y tambin de las polticas de diversidad abanderadas por los demcratas. El profundo cambio que
proclama Trump est envuelto del
tono mesinico, autoritario y nacionalista
que domin su campaa. Un mensaje
antiestablishment
que en noviembre fue respaldado por una mayora incontestable de la poblacin, desesperanzada por la inflacin y preocupada por lo que l denomina la invasin de los inmigrantes.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca arranca lo que su entorno denomina como un nuevo rgimen en el que las reglas tradicionales de la poltica se vern cuestionadas. El discurso que ayer pronunci, acompaado de Elon Musk y otros grandes magnates de Silicon Valley, fue una extensa declaracin de intenciones en la que insisti en el marco populista sobre el que ha edificado su victoria:
presentando a EEUU como una nacin decadente
manejada por lites contrarias al pueblo, l ser quien devolver al pas a su legtimo lugar. Se inicia, dijo, la era dorada de Estados Unidos.
Lo que ha empezado ya es, sin duda, un mandato de abierta disrupcin. Invocando la Constitucin y la democracia, se espera de Trump un mayor deterioro de las instituciones. Mientras reivindica la unidad nacional y el respeto a todas las razas, su primera orden ejecutiva ha sido
declarar la emergencia nacional en la frontera sur
con Mxico: Los ilegales sern detenidos y vamos a devolver a millones de criminales a los lugares de los que vienen. Se define como un pacificador que medir sus xitos sobre todo por las guerras que EEUU no abrir o las que termine (con el ejemplo de Israel y, quiz veladamente, Rusia), al tiempo que exhibe un
claro afn expansionista
al asegurar que recuperar el
Canal de Panam
operado por China. En cuanto a las medidas econmicas, anuncia grandes aranceles y el adelgazamiento de la Administracin -misin que ha encargado a Musk-, as como revertir el
Pacto Verde
y las polticas de descarbonizacin. Planea, en fin, devolver la riqueza a la clase trabajadora mientras se ala con una
oligarqua de multimillonarios
del sector tecnolgico que poseen su propia agenda de intereses a lo largo y ancho del mundo.
La revolucin cultural
es, sin embargo, el elemento que acta como
pegamento
de todos los dirigentes de la derecha dura o radical que ayer le acompaaron, incluido Santiago Abascal: Trump se compromete a acabar con las polticas
woke
que, dice, manipulan a los nios y priorizan la raza o el sexo por encima del talento: Slo habr dos gneros: masculino y femenino.
Trump es un dirigente iliberal e impredecible que aspira a romper con el
statu quo
a caballo de un nacionalismo feroz, el fin del multilateralismo y un discurso maniqueo que distingue entre afines y enemigos. Con su segundo mandato, armado de un mayor poder y de
un programa ideolgico aparentemente ms compacto en torno al movimiento MAGA
, arranca una era de incertidumbre que obliga a la Unin Europea a reforzar su integracin y su liderazgo.
La UE necesita representar un espacio que defienda la igualdad, la libertad y el Estado de derecho
con racionalidad, decisin y pragmatismo. Una va alternativa a las tentaciones autoritarias de Trump -o de Orban o Le Pen- pero que no caiga en los excesos identitarios que han tumbado al Partido Demcrata. Es precisamente la impresin de una lite progresista desconectada del pueblo la que deja tras de s Biden con su ltima decisin de indultar de forma preventiva a su familia.
La realidad es que Donald
Trump no es un accidente
, sino el fruto del descontento que prende en muchas sociedades, impulsando a partidos radicales que ven en l el faro del nuevo mundo. La responsabilidad de Europa es titnica: la sola apelacin a los valores democrticos ya no es suficiente.
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