Joan Laporta enfrenta uno de los momentos más críticos desde que asumió su segundo mandato como presidente del Barcelona en 2021. Este domingo, diez agrupaciones opositoras, entre ellas ‘Sí al Futur’ y ‘Som un Clam’, emitieron un comunicado en el que exigen su dimisión inmediata, plantean una cuestión de confianza vinculante y, en caso de no obtener respuesta, advierten sobre la posibilidad de activar una moción de censura. ¿Qué pasó que explotó todo?
Joan Laporta, en la cuerda floja: comisiones con Nike, el nuevo pabellón y Dani Olmo, detonantes
El trasfondo de las críticas se sustenta en una acumulación de decisiones y situaciones que han generado tensiones dentro y fuera de la entidad azulgrana. Los firmantes del comunicado, que incluyen nombres relevantes como Víctor Font, principal rival de Laporta en las últimas elecciones, enumeran una lista de agravios que, según ellos, evidencia una crisis estructural y social.
Entre los puntos destacados figuran el incumplimiento de criterios auditoriales en las cuentas de la temporada 2023/24, comisiones cuestionables en la renovación con Nike, problemas con la construcción del nuevo Palau Blaugrana y, más recientemente, la incapacidad de inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor, dos refuerzos que generaban grandes expectativas deportivas.
La oposición no ha dudado en calificar la gestión actual como “improvisada y poco transparente”. El comunicado refleja que, para estos colectivos, la directiva ha fallado en múltiples áreas, incluyendo la planificación financiera, la relación con los socios y la ejecución de proyectos clave. Uno de los ejemplos más controvertidos es la cesión de derechos económicos por 20 años a empresas de países con los que Laporta había prometido no negociar. Este movimiento, además de los problemas con las inscripciones de jugadores, refuerza la percepción de que el club opera bajo una lógica de emergencia constante, “viviendo al límite” según el texto del comunicado.
El contexto económico también ha sido un factor de peso en las críticas. Desde que Laporta retomó la presidencia, el Barcelona ha enfrentado severos problemas financieros que han limitado su capacidad de maniobra. Aunque su gestión ha buscado soluciones a corto plazo, como la venta de activos y derechos televisivos, estas decisiones han generado un debate sobre la sostenibilidad a largo plazo. Para la oposición, estas medidas, lejos de resolver los problemas estructurales, han dejado al club en una posición vulnerable.
Laporta, en la último Asamblea del Barcelona. (EFE)
La negativa de LaLiga a inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor el pasado 31 de diciembre ha sido un golpe demoledor para la gestión de Laporta. Según la oposición, esta situación no solo es un fracaso deportivo, sino también un ejemplo de la “negligencia” que caracteriza a la actual directiva. Pese a disponer de cuatro meses para regularizar las inscripciones, el club no presentó las alternativas necesarias para cumplir con las normativas económicas de la competición. La consecuencia: dos jugadores clave para Hansi Flick siguen sin poder vestirse de azulgrana, y la reputación del club ha vuelto a quedar en entredicho.
En su comunicado, los grupos opositores proponen tres escenarios para resolver la crisis actual. En primer lugar, exigen la dimisión inmediata de Joan Laporta y su junta directiva para dar paso a “una nueva etapa con formas de gestión más eficientes y transparentes”. Si esta medida no se concreta, sugieren someter la continuidad de la directiva a una cuestión de confianza vinculante, una herramienta estatutaria que permitiría a los socios evaluar directamente la gestión del presidente. Por último, y como medida extrema, plantean la posibilidad de activar una moción de censura, un proceso complejo que requeriría el apoyo significativo de los socios pero que, de concretarse, podría poner fin al mandato de Laporta.
Con este llamado, los grupos opositores buscan movilizar al barcelonismo y presionar a Laporta para que tome decisiones contundentes. Sin embargo, la respuesta de la directiva aún es incierta. Mientras tanto, el Barcelona sigue inmerso en una encrucijada institucional que podría marcar un antes y un después en su historia reciente.
Por sus problemas financieros, el Barcelona no pudo inscribir a Dani Olmo en La Liga. (REUTER)
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