La escena del debate Biden-Trump nos deja la dura certidumbre de una generación política renuente a dejar el mando por sucesión natural, y abroquelada en su incapacidad para propiciar la renovación de liderazgo en el país.
Joe Biden y Donald Trump durante el debate por la cadena CNN el pasado jueves.
La noche del jueves fue una jornada triste para la gran nación americana, por muchos motivos. He visto y escuchado desde entonces múltiples manifestaciones de triunfo y algarabía entre los supuestos ganadores del intercambio verbal, alineados en el bando de Donald Trump, aunque realmente nadie debía festejar en esta ocasión. Ante el espectáculo enrarecido de situaciones como esta perdemos todos, los que vivimos en este país, con cualquier estatus, porque quien realmente pierde más es Estados Unidos.
A la larga y a la corta pierde el mundo democrático, que pretende mantenerse en un marco de equilibrio, bienestar y normalidad (esquivo la palabra decencia, porque ya parece una ilusión a destiempo) para preservar el legado de la humanidad.
Que el futuro del país que representa los valores de democracia y civilidad, y encabeza el poder global, se dirima entre dos ancianos mayores de 75 años ambos, sin colgarles otros adjetivos que sonarían denigratorios y ofensivos para uno y otro bandos, es evidencia inconfundible de que las cosas andan graves en la política, la sociedad y la vida de la comarca estadounidense, y que las aspiraciones de los actores del poder no están cifradas en el servicio público, sino en la carrera irrefrenable por detentarlo.
La escena del debate Biden-Trump nos deja la dura certidumbre de una generación política renuente a dejar el mando por sucesión natural, y abroquelada en su incapacidad para propiciar la renovación de liderazgo, de ningún bando. Anclados en la idea de no soltar el mazo ni darle paso a la lógica de cambio y a su relevo, le han dejado a la geriatría lo que debía solucionarse por las leyes del sentido común.
Todavía queda mucho terreno por recorrer antes de las elecciones de noviembre. Ojalá que el país logre encaminarse por las sendas de la racionalidad y la concordia nacional. Por el momento prefiero colgar en este muro las reflexiones que vaya procesando y compartirlas con ustedes con el ánimo de que cada quien saque sus propias conclusiones y pueda defender las verdades menos imperfectas en este momento crucial.
The New York Times: To Serve His Country, President Biden Should Leave the Race/Editorial
TIME: Can Joe Biden Be Replaced as the Nominee? Here’s How It Could Happen
