“Con todo el movimiento que estamos viendo de que las mujeres están siendo escuchadas, estamos intentando salir a contar nuestras historias, siempre anónimo”. Lo dice una mujer, una de las que está detrás de la cuenta de instagram @abusosrock, y que prefiere no dar su nombre. Aunque la cuenta la creó junto a otras colegas, ella es quien recibe los testimonios. Antes de hacerlo público, cuenta a El Salto, habla con cada una de ellas y trata de comprobar la veracidad del relato mediante alguna referencia, imagen o documento. Después, pulsa el botón “Publicar”.
“Hace unos años en We Rock nos encontramos con un muy conocido guitarrista, nos invitó a beber chupitos. Tengo recuerdos a flashes de esa noche, recuerdo que fuimos a su coche pero cómo llegué no lo sé; me tiraba del pelo para que le hiciese sexo oral y no recuerdo acceder a eso”. “Eran los años 90 y yo tenía 16 años, él casi 30. En una de las revistas de heavy en las que trabajaba me tocó un premio que tenía que recoger en las oficinas. Me metió en su despacho con la excusa de que lo guardaba allí, cerró la puerta e intentó tocarme, besarme y tirarme contra la cama. Recuerdo las risas de todos mientras intentaba huir llorando”. Estos son algunos de los testimonios publicados en esta cuenta. Junto a ellos, muchos otros que las autoras describen como “baboseo” o “acoso”.
La mujer anónima que los publica explica que, en los ocho días que lleva abierta la cuenta en el momento en que habla con El Salto —la cuenta se creó el 9 de noviembre—, ha recibido más de 120 mensajes. “Siempre han estado endiosados y protegidos, pero ahora tenemos edad suficiente y hemos hecho terapia suficiente para saber que lo que sufrimos no fue nuestra culpa”, justifica. Los testimonios de esta cuenta cogen el testigo a los que hace más de un año podían leerse en @abusosenlamusica.
Las publicaciones de @abusosrock están sirviendo no solo para soltar una carga, sino también para poner en contacto a mujeres que han sufrido agresiones de una misma persona y valorar si procede alguna acción posterior
Pero en esta cuenta no solo se publican testimonios de forma anónima para que otras puedan verse reconocidas, “soltar una carga”. Las mujeres que la gestionan intentan, cuando es posible, poner a las mujeres en contacto con asociaciones especializadas o entidades locales, en el caso de que necesiten ver sus casos con especialistas. Además, la experiencia está sirviendo para ver cómo algunas bandas o personas se repiten detrás de los tachones con los que se suben los testimonios. La publicación también está sirviendo para poner en contacto a mujeres que han sufrido agresiones o abusos de una misma persona y valorar si procede alguna acción posterior.
Desde el 28 de octubre, Instagram ha sido la red elegida por otros grupos de mujeres para difundir lo que ocurre en otros ámbitos creativos, después de la dimisión de Íñigo Errejón el 24 de octubre por la publicación de varios testimonios en la cuenta de la periodista Cristina Fallarás. La suspensión del actor Juan Antonio Codina o la apertura de una investigación al guionista Eduard Cortés son algunas de las consecuencias que ya ha tenido la denuncia en redes. Esta misma vía sirvió también para recopilar más de 60 testimonios contra los hermanos Ajax y Prok, dos raperos de Granada, señalados como autores de diferentes agresiones sexuales y de maltrato físico y psicológico. La cancelación de su concierto en el Wizink Center de Madrid o la ruptura de la relación con los hermanos por parte de la empresa de representación Taste de Floor han sido dos de las consecuencias para los hermanos.
Artes escénicas: movimientos en las escuelas tras publicar testimonios
“Claro que hay miedo”. Lo dice la actriz y creadora de contenido Rebeca Alfayat, uno de los seis nombres que hay detrás de @testimoniosartesescenicas. También pone el nombre en esa cuenta Raquel del Castillo, actriz en formación. “Te expones mucho y sabes que la consecuencia puede ser que no te vuelvan a llamar”, explica Alfayat, que ha participado en Las Chicas del Cable o en El poliamor explicado para madres y abuelas.
El 3 de noviembre, Alfayat habló en un vídeo de su experiencia en la escuela de Juan Antonio Codina, donde ella fue alumna. Codina había sido suspendido ese mismo día de la escuela de la que es fundador tras la acusación de violación realizada por una antigua alumna del centro, la actriz Miranda Yorch. El vídeo de Alfayat, donde hablaba de las prácticas en esta escuela, se hizo viral y, un día después, aparecía colgado en la cuenta @testimoniosartesescenicas, que se creó el 4 de noviembre. Alfayat se puso en contacto con ellas y decidió unirse a las fundadoras. Desde entonces, cada vez reciben más testimonios, explica. Primero, sobre todo, del ámbito del teatro. Luego se han ido sumando testimonios de otras áreas: audiovisual, figuración, casting, dirección, producción.
En las artes escénicas se genera un vínculo complejo, dice la actriz, donde esté presente la jerarquía y la vulnerabilidad de las y los aspirantes a integrar este mundo. Estos dos factores confluyen en el caso de las escuela, dice Alfayat al hilo del caso Codina, pero también en referencia a que son varios los centros de formación señalados en los testimonios que reciben, “la mayoría de los profesores están en activo, son actores, actrices, directores, directoras, productores… que pueden darte un trabajo. Por otro lado, el alumnado está en una posición de vulnerabilidad, al final trabajamos con esa herramienta; jugar con eso es muy fácil”.
Rebeca Alfayat, una de las personas tras la cuenta @testimoniosartesescenicas, explica cómo los testimonios “están sirviendo para que dejemos de normalizar dinámicas que se dan en las escuelas y en la industria”
Pero, ¿para qué sirve exponer el dolor? “Por un lado, la gente se siente muy reconocida en estos relatos; por otro, hay personas a las que se les están despertando recuerdos de sus propias escuelas”. Para esta actriz, la publicación del testimonio va más allá del desahogo, que en sí entiende como valioso (“es necesario que salga toda la rabia y todo el dolor”). “Estos testimonios están sirviendo para que dejemos de normalizar dinámicas que se dan en las escuelas y en la industria y nuestro objetivo es generar cambios para poder trabajar en espacios seguros”.”.
En la cuenta, explica, se comparten testimonios de diferentes tipos de violencias y en muy diferentes grados “entre el no cuidado y las agresiones”. Además, a la cuenta han llegado casos que pueden ser constitutivos de delito y que señalan a una misma persona o institución. “Estamos viendo vías para poder poner en contacto a las víctimas, pero no es sencillo por la protección de datos”, explica. Mientras tanto, Alfayat asegura que ya está habiendo movimientos en las escuelas. “Nos consta que ya hay algunas preocupadas por revisar sus dinámicas”, dice.
Publicidad: una abogada para cambiar el estilo Mad Men
“Somos mujeres y todas pertenecemos o pertenecimos en algún momento de nuestras vidas a la industria de la publicidad”. Así se presentan las mujeres tras la cuenta @seteníaquedecir2024. “Somos muchas (y cada vez más) las mujeres que hemos sufrido abuso, acoso, humillaciones, sexismo, ninguneo, desprecios… Todo con un mismo verdugo: el machismo de una industria arcaica y tremendamente heteropatriarcal que se resiste a salir de las cavernas de Mad Men”, explican.
La cuenta se creó el 28 de octubre y, al principio, recibieron pocos testimonios. Pero, cuando empezaron a publicar, se produjo un efecto de identificación. “La cosa empezó a multiplicarse y desde entonces no paran de llegar”, dicen.
“Recibimos testimonios de todo tipo; desde agresiones, algunas de ellas muy graves, hasta ninguneos, faltas de respeto y desprecios, todo ello anclado en el abuso de poder que ejercen sobre nosotras por el simple hecho de ser mujeres y trabajar en una industria dominada mayormente por hombres”, lamentan.
@seteníaquedecir2024 pretende sacudir conciencias en el ámbito de la publicidad y también tiene el respaldo legal de Beatriz Duro: “La cuenta está sirviendo para organizarnos colectivamente y saber que no estamos solas”, dice la abogada
Preguntadas por el objetivo de su cuenta, dicen que les gustaría sacudir conciencias. “Pero no nos conformamos con eso; queremos un cambio, y también queremos que ese cambio sea real y duradero”. “Queremos dejarles claro que los tiempos de la impunidad se han terminado, y por último, también queremos que gracias al escarnio público, sientan vergüenza”.
@seteníaquedecir2024 cuenta con el asesoramiento de la abogada Beatriz Duro, quien proporciona asesoramiento legal. “La cuenta está sirviendo para organizarnos colectivamente y saber que no estamos solas”, dice esta abogada, que ofrece asesoramiento especializado junto a Red Jurídica y que, en caso de que de los testimonios pueda deducirse que existió un delito, ofrecen asesoramiento jurídico especializado.
Igual que las gestoras de @abusosrock o @testimoniosartesescénicas, han detectado casos de personas y entidades señaladas de forma repetida. En esos casos, “lo que hacemos es transmitirles a las afectadas que podemos recopilar sus testimonios para cursar una demanda colectiva”, dice la abogada.
Sector editorial: editoriales alerta y un manifiesto
El 30 de octubre se abría en Instagram @victimasectoreditorial. Detrás, mujeres que responden de forma anónima. “Somos todas las Víctimas del sector editorial, y lo que nos motiva es que se empiece a cuestionar el poder patriarcal y la misoginia absoluta hacia las mujeres del sector”.
“Sabíamos todo lo que pasaba pero no imaginábamos la magnitud”, dicen sobre los primeros días, cuando empezaron a llegar testimonios. Primero, las palabras apuntaban a locales y escritores de Madrid. Pocos días después, empezaban a conocer prácticas parecidas en Galicia, Navarra, Asturias, Valencia o Málaga. Antes de publicar, hablan con la persona que lo ha enviado y tratan de corroborar la veracidad del relato porque son conscientes de haber recibido testimonios falsos desde perfiles falsas “para boicotear nuestra cuenta”, explican.
Desde que se creó esta cuenta, “hay editoriales que van a añadir una nueva cláusula en sus contratos, y librerías o espacios que van a dejar de vender libros de algunos de los señalados”, cuentan. Además, mencionan el manifiesto de Colectiva Jarta, por el que las mujeres que lo integran toman medidas como no compartir espacios con agresores, maltratadores y abusadores.
“Queremos que los responsables se hagan cargo, y que ninguna de nosotras jamás vuelva a sentirse sola, deje de escribir o sufra en soledad el machismo de este sector”, explican las mujeres anónimas que están detrás de la cuenta @victimasectoreditorial
De momento, su intención es crear una comunidad, haciendo una red de contactos. Hacer de puente para quien necesite asesoramiento legal o psicológico es otro de sus objetivos. Aunque no es fácil, explican, mientras denuncian varios intentos de bloqueo a la cuenta y amenazas para callarlas. “Entendemos que se pueda cuestionar nuestra cuenta, al igual que otras donde se dan los testimonios de forma anónima, pero nos resulta esencial que así sea precisamente para amparar a la víctima”, explican.
“Queremos que todo lo que han pasado las mujeres de este entorno no les vuelva a pasar a las que empiezan en él, o empezarán. Que no se normalice que un jefe toque tu cuerpo, que un desconocido te acose o te viole en un supuesto espacio seguro, que dejemos de ser presas de depredadores, que no ninguneen nuestro trabajo, que no nos veten o nos invisibilicen por hablar alto. Que los responsables se hagan cargo. Y que ninguna de nosotras jamás vuelva a sentirse sola, deje de escribir o sufra en soledad el machismo de este sector”.