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La economía de San Diego se encuentra en un estado de alerta debido a la amenaza de un cambio significativo en la política comercial de Estados Unidos; la región, que se encuentra en la frontera con México, es particularmente vulnerable a los cambios en las relaciones comerciales entre los dos países
Según Eduardo Acosta, enlace de aduanas para la Cámara de Comercio de Otay Mesa, los miembros de la cámara ya han comenzado a expresar su preocupación por la posibilidad de que se impongan aranceles del 25% a los productos provenientes de México y Canadá. “La idea de que los importadores estadounidenses serían los encargados de pagar los aranceles, y no los países a los que se les imponen, ha generado alarma, especialmente entre los pequeños comerciantes”, afirmó Acosta.
Los expertos en política comercial, como Peter Cowhey, de la Universidad de California en San Diego, advierten que la amenaza de aranceles generará incertidumbre económica en el ámbito empresarial. “La incertidumbre económica real en la planificación empresarial podría tener efectos negativos a largo plazo”, explicó Cowhey.
El impacto de estos aranceles podría ir más allá de la industria manufacturera, afectando también los precios al consumidor. Algunos de los productos que podrían verse afectados son:
- Frutas y verduras importadas de México, que podrían aumentar de precio en supermercados y restaurantes.
- Tequila y mezcal, que podrían aumentar de precio en restaurantes y bares.
- Componentes necesarios para la producción de productos farmacéuticos y biotecnológicos, que podrían generar escasez y aumentos de costos de producción.
La industria tecnológica de San Diego, que depende de cadenas de suministro complejas, también se vería afectada. “Los aranceles interrumpirían el flujo de componentes necesarios para la producción de productos farmacéuticos y biotecnológicos”, destacó Cowhey.
Finalmente, la posibilidad de que se impongan estos aranceles plantea una serie de cuestiones legales. Los expertos señalan que vincular los aranceles a temas no relacionados con el comercio, como la inmigración, podría ser ilegal. De ser así, México y Canadá podrían tomar represalias con sus propios aranceles, lo que complicaría aún más las relaciones comerciales entre los tres países.