Por Edgar López
Durante años, la firma más grande de gestión de activos del mundo abrazó a la sostenibilidad, proclamando que «el riesgo climático es riesgo de inversión», situándose como un inesperado predicador de la agenda ESG. Sin embargo, la reciente noticia publicada por The Wall Street Journal, sobre su salida de la iniciativa Net Zero Asset Managers, señala que la etapa de sermones puede haber llegado a su fin.
Larry Fink y BlackRock irrumpieron en el escenario de la sostenibilidad con un perfil altísimo, arrastrando consigo expectativas proporcionales al liderazgo que representan. En un contexto marcado por la falta de liderazgos con verdadero arrastre e influencia en la agenda ESG, Fink ocupó rápidamente un lugar central. Su figura llegó a proyectarse incluso por encima de referentes naturales en esta agenda, como el secretario general de la ONU, cuya capacidad de incidencia ha sido limitada en comparación.
En este vacío de liderazgo efectivo, BlackRock no solo asumió un rol misionero, sino que también fue clave en acuñar y posicionar el acrónimo ESG, construyendo una narrativa que se convirtió en la guía para empresas e inversores en todo el mundo. Tal como Michael Porter lo hizo años atrás con el concepto de Creating Shared Value, al integrar la sostenibilidad como un elemento estratégico en la cadena de valor empresarial, BlackRock logró que ESG se convirtiera en el marco de referencia predominante para alinear las inversiones con criterios de sostenibilidad. Porter planteó que las empresas podían generar valor económico al tiempo que abordaban problemas sociales, una idea que, de manera similar, BlackRock trasladó al lenguaje financiero global.
La lección aquí es clara: la mesura. Hace un par de años, BlackRock comenzó a moderar su postura para contener críticas y denuncias crecientes, y el reciente anuncio de su salida de la Net Zero Asset Managers Initiative es otro paso hacia una recalibración necesaria.
BlackRock y Larry Fink, dos marcas complementarias, sumamente potentes e influyentes, se enfrentan ahora al reto de equilibrar el impacto de sus decisiones en un entorno cada vez más polarizado.
Ahora, estas aguas comienzan a tomar su justa medida: está bien que desde lo financiero se observe, señale y premie a la gestión sustentable. Sin embargo, no debemos olvidar que esta perspectiva responde, en esencia, a un espíritu de gestión de riesgos, no a una misión de salvar al planeta. Los objetivos financieros priorizan rendimientos por encima de todo; la sostenibilidad es un medio, no el fin.
Es momento de quitarle la sotana al banquero. BlackRock y otros actores financieros están redefiniendo su papel en esta agenda, dejando de lado el sermón para tomar un asiento más cómodo en la banca… pero sin olvidar que el juego sigue, y las reglas las dicta algo mucho más amplio que los números.
Edgar López Pimentel, es actualmente Director en Expok, ejerciendo su liderazgo día a día con pasión por la responsabilidad social y el desarrollo sustentable. Su labor ha contribuido significativamente al posicionamiento de empresas líderes en materia de responsabilidad social.
Su formación académica, enriquecida por programas de Alta Dirección de Empresas en el IPADE e IE Business School, así como una maestría en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad Anáhuac Norte, respaldan su liderazgo.