Un experto en seguridad estuvo a punto de ser víctima de una compleja estafa dirigida a usuarios de Gmail, organizada por ciberdelincuentes. Sin embargo, logró identificar la maniobra a tiempo y decidió compartir los detalles del engaño para que otros puedan protegerse y evitar caer en la trampa.
Qué es una estafa piramidal y cómo reconocerla para no caer en una
Este intento de estafa, que combina técnicas de phishing y vishing, fue detectado por Sam Mitrovic, un consultor de ciberseguridad en Microsoft. “Es probable que muchas personas caigan. Hay muchas maneras para luchar contra los estafadores, sin embargo, a nivel individual la mejor herramienta sigue siendo la vigilancia, haciendo las comprobaciones básicas o buscando la ayuda de alguien en quien confíes”, advirtió Mitrovic.
Alerta por una rebuscada estafa en Gmail que se apodera de las cuentas
El ataque comienza con el envío de un correo electrónico en el que se solicita la aprobación para la recuperación de una cuenta. Mitrovic, al recibir dicho correo, optó por no responder. Sin embargo, 40 minutos más tarde, recibió una llamada telefónica proveniente de Google Sidney. Según relató en su blog personal, la persona al otro lado de la línea le preguntó si estaba fuera del país o si había intentado acceder a su cuenta desde una ubicación distinta. El mensaje implícito era que un tercero había intentado vulnerar su cuenta de Gmail.
Cómo el experto en seguridad logró detectar la estafa
Ante esta sospecha, Mitrovic decidió investigar el número de teléfono que aparecía en su identificador de llamadas y, efectivamente, comprobó que pertenecía a las oficinas de Google en Australia. Sin embargo, explicó que los atacantes tienen la capacidad de falsear los números telefónicos que aparecen en la identificación de llamadas, lo que hace aún más difícil detectar la estafa.
El objetivo de esta sofisticada táctica es obtener los datos de acceso a cuentas de Gmail, haciéndose pasar por representantes de Google que alertan a las víctimas sobre intentos de intrusión. Consciente de la posible trampa, Mitrovic solicitó a la persona que le llamaba que le enviara un correo electrónico para verificar la autenticidad de la comunicación. Al recibir dicho correo, notó que los dominios no coincidían con los oficiales de Google, lo que confirmó sus sospechas, y decidió cortar la llamada inmediatamente.
