Un acto mileista/PRO, mezclado con música y alabanzas, realizó este lunes 28, por la tarde, en el ex Centro Cultural Kirchner, la Alianza de Iglesias Evangélicas de Argentina (ACIERA). El motivo de la convocatoria fue celebrar anticipadamente el “día de las iglesias evangélicas y protestantes”, reconocida este año por ley nacional cada 31 de octubre, fecha en que en el año 1517 el monje alemán, Martín Lutero, clavó las 95 tesis en Wittenberg marcando el inicio de la reforma protestante y formalizando la ruptura con la iglesia católica apostólica y romana, el Papa.
ACIERA asegura que agrupa 25 mil templos en todo el país y en su consejo directivo el Papa Francisco tiene algunos conocidos de su época de arzobispo, entre ellos el pastor Néstor Saracco y Alejandro Rodríguez. Sin embargo, ACIERA no lograr unir las llamadas iglesias históricas, las protestantes, de las que hoy muchos de sus referentes estuvieron ausentes, desde el presbítero Marcelo Figueroa (el único evangelista que escribe en el diario del Papa), al pastor Leonardo Schindler presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), que incluso tenía una ubicación en primera fila donde sólo quedó un cartelito con su identidad apoyado en el respaldo.
La vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, se llevó aplausos, acompañados por hurras y silbidos en apoyo apenas se pidió que suba al escenario a dar unas palabras. “Quiero reconocer la labor de servir al prójimo en las cárceles, comedores, en la recuperación de las adicciones, en la ayuda a los más vulnerables cuando a veces no llega el Estado” inició Villarruel, quien siguió su discurso ponderando que “el amor y la comprensión cristiana en valores como la defensa de la vida y la familia”.
Villarruel continuó tratando de unir a los católicos y evangelistas en la “defensa de la libertad y la dignidad de la persona antes los embates ideológicos sobre valores fundamentales en la vida del pueblo”, y parecía hablar, no lo mencionó directamente, a la cuestión de género, el aborto o la educación sexual.
El jefe de gabinete nacional, Guillermo Francos, acercó el saludo del presidente Javier Milei, pidió que cada 31 de octubre “nos encuentra hermanados por la república”, además reconoció el “poder de la fe” y cerró diciendo que está casado con una evangélica, “y convivimos en paz”, lo que hizo reír al público presente en las tribunas, aunque no completó todos los asientos del hoy “Palacio Libertad”, ubicado en la Sarmiento 151, histórica sede del Correo.
Los dos funcionarios nacionales que hablaron antes del presidente de ACIERA fueron vistos y escuchados en primera fila por la novia del presidente, Amalia “Yuyito” Gonzaléz, hasta la canciller, Diana Mondino, y el joven pastor y ministro de Desarrollo Humano y Habitad porteño, Gabriel Maraida, cuyo padre, Carlos, es un famoso pastor a cargo de la “Iglesia del Centro”.
Entre los presentes estuvieron el secretario de Culto, Nahuel Sotelo (quien prometió lograr la personería jurídica como iglesias, según reveló el presidente de ACIERA), la vicejefa de Gobierno porteño, Clara Muzzio, la directora de Cultos CABA, Pilar Bosca, también los diputados Diego Santilli, Nadia Márquez, Santiago Pauli, y ya terminado los tres primeros discursos apareció Cristian Ritondo (titular del bloque diputados del PRO). Por los intendentes dijeron presente el titular del municipio de San Vicente, Nicolás Mantegazza, y de Almirante Brown, Mariano Cascallares, pasando por el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, y el director de Culto, Juan Torreiro. El embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, también fue mencionado por su presencia. Por la iglesia católica estaba el sacerdote Carlos White responsable en de la arquidiócesis de Buenos Aires del diálogo interreligioso.
También enviaron sus saludos cuatro gobernadores, de Misiones, Entre Ríos, Santa Fé y CABA. De las presencias no religiosas, ni políticas, estaban los periodistas Paulino Rodrigues, quien se mantuvo parado y detrás de todo, y Alfredo Leuco en las primeras filas.
En su discurso el presidente de ACIERA, el pastor Christian Hooft señaló “esta fe cristiana contiene millones de personas en el mundo, y en nuestro país, según la última encuesta del CONICET en 2019, ya éramos el 15,3% de la población, relevando nosotros unas 25.000 iglesias evangélicas”.
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El tema social no fue omitido por Hooft: “Estamos viviendo tiempos complejos. Muchos años de crisis tras crisis. Un índice de pobreza y de degradación cultural y moral enorme. Aunque tenemos fe en Dios, no sostenemos el pensamiento mágico. Salir de este estado requiere mucho esfuerzo, y el compromiso de todos, y por supuesto la ayuda del Dios Todopoderoso. No podemos salir, sin falta de perdón, sin justicia y sin respeto a las libertades individuales. Un pueblo dividido no prevalece. Esta lógica amigo/enemigo y de denostar al que piensa distinto nos paraliza y nos inhibe como nación. Esta manía de deconstruir todo para lograr nada, no nos lleva a ningún lado, es más de lo mismo. Debemos percibir y llamar las cosas como son, no hacernos los distraídos, hablar la verdad y dejar los eufemismos de lado” y añadió: “la pobreza es una calamidad. Las iglesias evangélicas estamos con los necesitados como nos enseñó el Señor, pero no ensalzamos la pobreza. No hay ninguna virtud en ella por sí misma. La obediencia a Dios trae bendición y esta produce prosperidad y dignidad, como dice Deuteronomio cap.28. Dios no quiere que a nadie le falte lo esencial. Nuestro Dios bendice el esfuerzo y reconoce el valor del mérito y la dignidad del trabajo. De la nada, nada viene. Eso sí, tampoco acepta la explotación del prójimo y el capitalismo descontrolado, sin reglas, sin límites. Dios siempre estará del lado del más débil, y nos pide no abandonarlo”.