NUEVA JERSEY — En un tramo industrial de la carretera de la ciudad más grande de Nueva Jersey, el alcalde de Newark, Ras Baraka, se presentó la semana pasada con activistas por los derechos de los inmigrantes para protestar contra el acuerdo del gobierno de Trump con una empresa privada para abrir el primer centro de detención migratoria del segundo mandato del presidente.
Los votantes, afirmó, “no creen que se deba detener a las personas simplemente por intentar obtener la ciudadanía estadounidense”.
Al oponerse a la construcción del centro de detención de 1000 camas, Baraka, uno de los seis demócratas que se postulan a gobernador en Nueva Jersey este año, ha adoptado un enfoque agresivo en un tema con el que su partido ha tenido dificultades recientemente. Otros candidatos se han acercado al presidente Donald Trump, adoptando en parte su enfoque de mano dura hacia la inmigración, o han dedicado la mayor parte del tiempo a hablar de la economía y el alto costo de la vida.
Esta diversidad de posturas convierte las primarias de junio de este año para gobernador de Nueva Jersey en una especie de campo de pruebas para los demócratas, que luchan por encontrar su equilibrio en un tema que los ha atormentado durante mucho tiempo. Si la política de mano dura gana en Nueva Jersey, con inclinaciones liberales, los demócratas que se postulan en otras ciudades podrían tener que replantearse la mejor manera de atraer a sus partidarios más leales.
La disputa sobre el centro de detención representa la segunda vez desde la investidura de Trump este año que Newark aparece en los titulares sobre inmigración (la primera se produjo tras los arrestos de ICE en enero), con el alcalde acaparando la atención y trabajando para trazar su propio camino a seguir.
Baraka rechaza la idea de que la mayoría de los votantes apoyen la represión contra los inmigrantes indocumentados. Hace un llamado abierto a defender los derechos constitucionales contra registros e incautaciones sin el debido proceso y una vía viable para obtener la ciudadanía.
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“Si le preguntas a la gente, ¿se oponen a los criminales? Dirán que sí”, dijo a los periodistas después de la manifestación. “¿Si te opones a los asesinos, violadores y todo eso? Sí. La realidad es que la gente quiere seguridad personal y migratoria”.
En su opinión, eso no conduce a la detención masiva ni a la deportación de personas que buscan una vida mejor. Si su cálculo tiene eco entre los votantes de las primarias demócratas de junio y de cara a las elecciones generales es una pregunta que muchos demócratas quieren resolver.
“La audacia cuenta”
El grupo de seis candidatos demócratas incluye a dos congresistas en ejercicio, los alcaldes de las dos ciudades más grandes del estado, el presidente del sindicato de maestros más grande del estado y un exlegislador de alto rango que presume de su trayectoria como obrero metalúrgico.
No todos hablan mucho de inmigración, y lo que funciona con los votantes en las primarias de un estado demócrata no se traducirá automáticamente en un modelo para los demócratas en otros estados.
Pero la inmigración fue una prioridad para los votantes en 2024 y es un elemento central de la agenda del presidente, según Micah Rasmussen, director del Instituto Rebovich de Política de Nueva Jersey en la Universidad Rider, lo que significa que los demócratas dispuestos a posicionarse podrían beneficiarse políticamente.
“Hay una penalización por parecer perdido y no saber qué decir sobre algo porque los demócratas aún no han encontrado el camino”, dijo. “Los votantes no premian la vacilación. Quieren audacia”.
El campo en Nueva Jersey
No todos los demócratas en la contienda para suceder al demócrata Phil Murphy, con mandato limitado, como gobernador se mueven a la izquierda del presidente. El expresidente del Senado estatal, Steve Sweeney, ha instado al partido a rechazar las políticas de los estados santuario apoyadas por Baraka y otros y a “volver a escuchar a la gente común”.
Otros candidatos se están centrando en la economía, especialmente en los exorbitantes impuestos a la propiedad de Nueva Jersey. (El impuesto a la propiedad promedio superó recientemente los $10,000 al año). El representante Josh Gottheimer afirma que se postula para ser el gobernador que busca “impuestos más bajos”. En materia de inmigración, Gottheimer respaldó el acuerdo fronterizo que los republicanos rechazaron el año pasado y votó a favor de la Ley Laken Riley, que exige la detención de inmigrantes no autorizados acusados de robo y delitos violentos.
El alcalde de Jersey City, Steve Fulop, destaca las victorias con respaldo progresista que su ciudad logró, como el aumento del salario mínimo a $15 por hora antes del estado y su distanciamiento de los líderes de los partidos políticos locales. En cuanto a inmigración, Fulop calificó la Ley Laken Riley de “peligrosa” y afirmó que socava la autoridad del gobernador y del fiscal general del estado.
El presidente de la Asociación de Educación de Nueva Jersey, Sean Spiller, con el respaldo de su influyente sindicato, afirma que mejorar la economía para la clase trabajadora es su prioridad, aunque también ha señalado que la represión de la administración Trump contra los inmigrantes es “inaceptable”.
La representante Mikie Sherrill, exfiscal y piloto de la Marina, ha destacado su biografía. Ha hecho hincapié en una mayor seguridad fronteriza para detener el flujo de fentanilo, pero también ha pedido una vía para obtener la ciudadanía para los inmigrantes “que trabajan duro y pagan impuestos”.
La campaña más amplia
Una novedad en esta contienda por la gobernación es la disolución de la llamada línea de condado, un diseño de papeleta electoral exclusivo de Nueva Jersey en el que los líderes locales de los partidos podían otorgar a los candidatos preferidos una posición privilegiada. Esta ubicación preferencial se consideraba que otorgaba a los jefes de partido una influencia indebida, pero se ha eliminado en gran parte gracias a una demanda presentada por el senador Andy Kim el año pasado mientras se postulaba para su escaño.
Los republicanos también están enfrascados en una primaria, ampliamente disputada sobre quién favorece más la agenda del presidente. Una excepción es el senador estatal Jon Bramnick, quien ha afirmado que muchas de las políticas del presidente no ayudarán al Partido Republicano a ganar las elecciones generales en un estado con casi un millón más de demócratas que republicanos.
También compiten el exasambleísta Jack Ciattarelli, quien casi derrotó a Murphy en 2021, junto con el exsenador estatal Ed Durr, el locutor de radio Bill Spadea y el exalcalde de Englewood Cliffs, Mario Kranjac.
Existe la sensación entre los republicanos de que los demócratas podrían ser vulnerables en materia de inmigración. Incluso los escépticos de Trump han rechazado las políticas de santuario, como la llamada política de confianza para inmigrantes, que prohíbe a la policía local colaborar con funcionarios federales para hacer cumplir las leyes de inmigración.
El Partido Republicano no ha ganado ninguna contienda por el Senado de EEUU en Nueva Jersey en las últimas cinco décadas, pero ha obtenido mejores resultados en las campañas para gobernador. Los exgobernadores Chris Christie, Christine Todd Whitman y Tom Kean Sr. ganaron dos mandatos cada uno para el partido en las últimas décadas.
