La lista de países patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos incluye a aquellos que el secretario de Estado considera que han dado apoyo reiterado a actos de terrorismo internacional. La primera fue publicada en 1979 e incluía a Irak, gobernado por Sadam Huseín, Libia, con Muamar el Gadafi como líder, a la Siria de Háfez al Asad y a Yemen del Sur, que se disolvió en 1990. No obstante, la lista ha variado según el contexto nacional e internacional, ya que es una herramienta de política exterior estadounidense.
De la lista inicial de países patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos han sido eliminados Libia e Irak, mientras que Cuba, Irán, Corea del Norte y Sudán fueron incluidos en los años ochenta y noventa. Sudán fue excluido en 2020 como parte del acercamiento entre varios países árabes e Israel. En la actualidad la lista la conforman Cuba, Siria, Irán, y Corea del Norte. Hoy en día están sobre la mesa el caso de Siria tras la caída de Bashar al Asad y el de Cuba, que ha sido salido y entrado en menos de diez días.
Sanciones y restricciones
La inclusión de un país en esta lista de patrocinadores del terrorismo va acompañada de sanciones impuestas por el Gobierno estadounidense. De esta forma, cualquier Estado incluido sufre restricciones a la ayuda exterior de Estados Unidos, un control sobre los materiales de doble uso —civil y militar— y una prohibición de exportaciones y ventas de material defensivo. También limitaciones a las transacciones financieras internacionales y otras medidas que afectan a su economía.
Además de la lista de países patrocinadores del terrorismo, Estados Unidos denomina ciertos territorios como refugios seguros para los terroristas. Estos lugares son áreas de cierta seguridad donde los terroristas llevan a cabo sus actividades de adoctrinamiento, reclutamiento o entrenamiento. Normalmente, se ubican entre fronteras o en territorios ineficientemente gobernados. Algunas de estas zonas son la frontera entre Afganistán y Pakistán, el mar de Célebes en el sudeste asiático o la frontera entre Venezuela y Colombia. Aparte de los territorios físicos, en la actualidad también se consideran refugios virtuales, los cuales son más complicados de rastrear y controlar.
Cuba ha sido un caso particular por su histórica relación y su cercanía geográfica con Estados Unidos. El dominio estadounidense sobre la isla comenzó a finales del siglo XIX, pero el triunfo de la Revolución cubana en 1959, en plena Guerra Fría, supuso un revés para Washington. El nuevo régimen socialista de Fidel Castro pasó a suponer una amenaza directa y un elemento desestabilizador de la zona de influencia estadounidense en América Latina. Ya en 1982, el Departamento de Estado incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo asegurando que el Gobierno cubano tenía vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ofrecía asilo a miembros de la banda terrorista ETA.
Décadas después, el presidente estadounidense Barack Obama impulsó la normalización de las relaciones con Cuba, entonces gobernada por Raúl Castro. Una de las medidas fue poner al Estado cubano bajo supervisión para, finalmente, eliminarlo de la lista de patrocinadores del terrorismo en 2015. Además, este proceso supuso la reapertura de las embajadas y el primer viaje de un presidente estadounidense a la isla desde 1928. Sin embargo, días antes de finalizar su primera legislatura en 2021, Donald Trump designó a Cuba de nuevo como patrocinador del terrorismo. Los motivos fueron el apoyo de La Habana al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y el alojamiento ofrecido a fugitivos estadounidenses y colombianos.
Siguiendo ese patrón, días antes de terminar su mandato a mediados de enero, Joe Biden volvió a sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo como parte de un acuerdo mediado por el Vaticano. A cambio, el Ejecutivo cubano anunció que liberaría a 553 prisioneros, en su mayoría encarcelados tras las protestas de 2021 contra el Gobierno de Miguel Díaz-Canel. Sin embargo, tras su regreso al poder una semana después, Trump ha derogado la medida de Biden y ha vuelto a introducir a Cuba en la lista, lo cual limitará aún más la economía cubana. A ello se suma que el nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, es un hijo de inmigrantes cubanos abiertamente contrario al Gobierno de la isla.
