Han pasado seis décadas desde que un chef canadiense desató una de las mayores polémicas gastronómicas al añadir ananá enlatado sobre una pizza de jamón. A pesar del paso del tiempo, la combinación, conocida como “Hawaiana”, sigue dividiendo opiniones en todo el mundo y, recientemente, un restaurante en Norwich, Inglaterra, llevó el debate a un nivel insólito.
El restaurante Lupa Pizza incorporó una pizza con ananá en su menú de entregas online, pero con una condición impactante: el precio es de 100 libras (unos 122 dólares). Según Francis Woolf, copropietario del establecimiento, la medida no busca valorizar la variedad, sino dejar en claro su aversión hacia esta combinación. “Detesto totalmente el ananá en la pizza”, confesó Woolf al Norwich Evening News.
La controversia no termina allí. El restaurante prometió incluir la pizza con ananá en su cartel especial del mes si los resultados de una encuesta realizada por el periódico local lo respaldan. Hasta el momento, el 62% de los votantes se mostró a favor de la inclusión de esta fruta tropical en la pizza, lo que sugiere que el debate está lejos de resolverse.
Los italianos históricamente han rechazado el ananá como ingrediente adicional en la pizza, sin embargo, algunos chefs se animan a romper las tradiciones. Hace un año, el reconocido maestro pizzero napolitano Gino Sorbillo introdujo una pizza con ananá en su menú en Via dei Tribunali, la famosa calle de pizzas en Nápoles. Sorbillo explicó que su intención era “combatir los prejuicios” y abrir un debate sobre la evolución de este emblemático plato italiano.
EL DEBATE: CASI UN CONFLICTO DE ESTADO
Más allá de las opiniones de particulares a favor y en contra, la pizza con ananá, estuvo a punto de originar un conflicto internacional. La debacle empezó cuando, en el año 2017, Guðni Jóhannesson -presidente de Islandia-, tuvo la ocurrencia de decir que “se oponía frontalmente” a ella y que “prohibiría su receta”. Una contundente declaración de guerra -culinaria, eso sí- a Canadá, país de origen de este invento y por el que incluso su presidente, el irresistible Justin Trudeau, dio la cara; asegurando que era deliciosa y mostrándole todo su apoyo.
El repudio a la “Hawaiana” está relacionado con el poco respeto de esta variedad a la tradición italiana. ¿Pero tiene sentido dejar de disfrutarla porque no se ajuste a lo “típico”? Para muchos, la respuesta es no, ya que a estas alturas, la pizza ya no es una receta limitada a la tradición italiana, sino un producto global que se adapta a gustos internacionales y personales.