¿Qué produjo los incendios en California 2025? National Geographic muestra fotos apocalípticas del fuego en la ciudad

Publicado 10 ene 2025, 15:30 GMT-3

Los bomberos hablan del fuego como si estuviera vivo, dice Mark Thiessen, fotógrafo de National Geographic. “Pude ver cómo se sienten así, por la forma en que se mueve y su ferocidad; sólo se rinde cuando cesa el viento”. Thiessen ha visto esa intensidad de las llamas en las imágenes procedentes de los devastadores incendios de Los Ángeles, lo que le recuerda sus casi tres décadas de experiencia fotografiando incendios forestales.

Tras recibir formación en la escuela de incendios forestales de Idaho en 1997, ha acompañado a los bomberos al corazón de las llamas en todo el mundo. Entre sus misiones más destacadas se incluye el seguimiento de los bomberos rusos y, más recientemente, de los bomberos de Alaska.

El fotógrafo (nativo del Valle de San Gabriel, justo al este de Los Ángeles) seleccionó estas imágenes del fuego que pasó tan cerca de su ciudad natal. ¿Qué las hizo tan catastróficas? Señala que hay varios factores.

El primero, dice Thiessen, es la naturaleza de la zona: gran parte de los ecosistemas de California dependen del fuego regular para su funcionamiento y salud. Plantas como el chaparral necesitan el fuego para germinar, o las gramíneas y arbustos dependen de los incendios para despejar el suelo del bosque y poder crecer. Pero el ser humano ha interferido en ese proceso natural en los últimos cien años. 

“Desde 1910 hemos apagado tantos incendios que nuestros bosques están cubiertos de maleza”, afirma Thiessen. Esto significa que hay más combustible disponible para prender fuego.

En segundo lugar está la falta de lluvias. La temporada de lluvias en la zona va de octubre a abril, pero la escasez de precipitaciones durante el otoño y el invierno ha dado lugar a paisajes inusualmente secos y a condiciones de sequía. 

En tercer lugar, y quizá el más importante, está el viento, el mismo factor que hizo tan devastadores los incendios forestales de 2023 en Maui. Estos son en cierto modo predecibles, dice Thiessen. Los meteorólogos ya predijeron hace una semana la llegada de los vientos de Santa Ana, vientos notoriamente fuertes que soplan de este a oeste en lugar de soplar hacia el este desde el océano.

Casas ardiendo en las colinas altas de Altadena.
Una palmera solitaria y quemada se encuentra cerca del centro de Altadena.

Izquierda:

Arriba:

Casas ardiendo en las colinas altas de Altadena.

Derecha: Abajo:

Una palmera solitaria y quemada se encuentra cerca del centro de Altadena.

FOTOGRAFÍAS DE September Dawn Bottoms

El viernes por la tarde, “cuando leí la descripción que había publicado la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, me quedé boquiabierto”, cuenta Thiessen. “Recuerdo que le dije a mi amigo: ahora mismo hay gente viviendo en sus casas que no tiene ni idea de que su vivienda va a arder la semana que viene”.

Igual que empieza, el final también es previsible: “Es predecible cuándo se va a apagar porque el viento cesa, los incendios se apagan sin más”. Pero mientras esos vientos arrecian, “los bomberos no dan abasto”, señala. Se toman algunas medidas paliativas, como inutilizar las líneas eléctricas para que, si (o cuando) las derriba el viento, no provoquen nuevos incendios. De lo contrario, puede ser un juego de espera devastador.

Producción fotográfica de Madison Tessler.

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