Este artículo es parte de Covering Climate Now, una colaboración periodística global dedicada a reforzar la cobertura del cambio climático por parte de medios y periodistas.
En su primera legislatura, Trump desmanteló más de 100 regulaciones medioambientales y climáticas. En su vuelta a la Casa Blanca, todo parece indicar que sus políticas climáticas seguirán el mismo camino. O peor. Y esto sucede en un momento en el que la comunidad científica afirma que hemos llegado a “la hora de la verdad climática”.
Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte de que, si los gobiernos no reducen “de manera inmediata” el uso de combustibles fósiles, el planeta estará camino de un aumento de temperatura de hasta 3,1º C para finales de siglo, lo que supondría “impactos debilitantes” para personas y economías en todo el mundo.
En Climática analizamos los currículums de seis hombres elegidos por Trump que tomarán decisiones fundamentales para el futuro climático de Estados Unidos y, por ende, del resto del mundo.
En este caso, es el turno de Chris Wright.
Chris Wright, al Departamento de Energía
Chris Wright no se corta a la hora de hablar del cambio climático. En un video publicado en 2023 en la red social LinkedIn, el candidato de Trump a dirigir el Departamento de Energía afirmó que “no hay ninguna crisis climática” así como que “no estamos en medio de ninguna transición energética”.
Wright es fundador y consejero delegado de Liberty Energy, una firma con base en Colorado que está entre las mayores empresas de fracking (fracturación hidráulica) del mundo. Se ha referido a la “energía limpia” como una “expresión sin sentido” y ha afirmado que cualquier consecuencia negativa del calentamiento global se verá “claramente superada por los beneficios de incrementar el consumo de energía”.
Como secretario de Energía, supervisará muchas de las maneras en las que Estados Unidos produce y usa energía, incluyendo la asignación de subvenciones gubernamentales tanto para los combustibles fósiles como para las renovables, la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías para el sector, las reservas de petróleo federales e incluso los estándares de eficiencia de los electrodomésticos caseros.
Adiós a la descarbonización
Bajo el mandato de Joe Biden, la actual secretaria de Energía, Jennifer Granholm, ha defendido con entusiasmo la descarbonización y dirigido iniciativas para expandir la capacidad energética limpia de Estados Unidos.
No hay duda de que Wright cambiará ese rumbo. En una columna de opinión publicada en 2024, el candidato describió los objetivos de cero emisiones netas del gobierno de Biden como un “suicidio económico”, repitiendo consignas ya desmentidas acerca del (supuesto y falso) coste excesivo y poca fiabilidad de las energías solar y eólica.
Las personas expertas esperan que Wright recorte el presupuesto federal para programas de clima y energía limpia, mientras refuerza la industria de los combustibles fósiles. Un posible primer paso de Wright, por ejemplo, podría ser rescindir la moratoria a las nuevas exportaciones de gas natural licuado, que la Administración Biden implementó como un paso hacia la eliminación gradual de los combustibles fósiles, y que los republicanos criticaron como una amenaza a la seguridad energética nacional.
La producción energética de Estados Unidos, incluyendo la producción de gas fósil, se ha disparado en los últimos años hasta niveles récord, pero a pesar de eso, el lema de la “seguridad energética” es uno de los más repetidos entre el equipo de Trump y en el Partido Republicano en general.
Wright va incluso más allá, enmarcando los combustibles fósiles en términos morales. “Se necesita mucha más energía si lo que nos importa es mejorar la calidad de vida de miles de millones de personas en todo el mundo”, escribió en otra columna de 2024, en la que explicaba por qué iba a denunciar al Gobierno federal por una iniciativa que requeriría que las empresas informasen de los efectos del cambio climático sobre sus operaciones.