“La psicología positiva es fundamental para el bienestar estudiantil universitario, pues la transición a la vida universitaria representa un periodo crítico donde las y los alumnos enfrentan desafíos significativos en su salud mental, incluyendo altas tasas de ansiedad, depresión y estrés”, destacó la doctora Ana Barrera Herrera, investigadora en salud mental universitaria.
Durante la décimo octava y última sesión del Seminario de Actualización en Salud Mental de 2024, organizada por la Coordinación de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental (DPSM) de la Facultad de Medicina de la UNAM, la especialista enfatizó que esta etapa, conocida como adultez emergente, requiere especial atención debido a los cambios físicos y psicológicos que experimentan los jóvenes, quienes además deben adaptarse a nuevas relaciones y responsabilidades.
Durante la actividad transmitida por YouTube, manifestó que “los problemas de salud mental son tan prevalentes que las universidades en Chile y México han tenido que implementar cambios significativos en sus servicios, incorporando dispositivos de salud mental y ofreciendo acompañamiento socioemocional”. Asimismo, destacó que estos cambios buscan abordar el creciente problema de insomnio, hipersomnia y el consumo de sustancias entre los estudiantes.
En su exposición, la académica de la Universidad Católica de Temuco, en Chile, enfatizó el papel crucial de la familia en la vida de los jóvenes, especialmente en el contexto latinoamericano, donde proporciona un apoyo fundamental durante la transición a la adultez. “El contexto urbano actual presenta una mayoría de jóvenes que asisten a la educación superior, lo que refleja un cambio significativo en las oportunidades educativas y laborales, pero también en los desafíos que enfrentan”, puntualizó.
La panelista subrayó que “el desarrollo positivo en la adultez emergente, basado en 5 componentes clave como la competencia social y la satisfacción con la vida, es fundamental para prevenir psicopatologías y promover el bienestar integral de los estudiantes”. En ese sentido, reiteró la necesidad de crear conexiones significativas entre estudiantes, docentes y profesionales de apoyo, así como la importancia de establecer protocolos claros que ayuden a las y los estudiantes a sentirse protegidos durante su etapa formativa.
“La regulación emocional actúa como mediador entre el desarrollo positivo y la salud mental, por lo que es esencial implementar programas que promuevan habilidades sociales y actividades extraescolares que han demostrado ser efectivas en el entorno universitario”, explicó la ponente.
La sesión finalizó con un espacio de intercambio de ideas con la moderadora e investigadora del DPSM, la doctora Ana Carolina Rodríguez Machain.
Esta actividad de difusión es una iniciativa de la doctora Ingrid Vargas Huicochea, Coordinadora de Investigación del DPSM, quien, con el apoyo de las académicas e investigadoras Ana Carolina Rodríguez Machain y Silvia Aracely Tafoya, organizó y moderó cada sesión del seminario.
Fernando Jacinto
