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Los tratados ratificados por el Senado en 1978 establecieron la neutralidad permanente del Canal de Panamá, pero algunos republicanos lamentan esa decisión.
El presidente electo Donald Trump se negó el martes a descartar el uso de la fuerza militar para retomar el Canal de Panamá, una infraestructura que Estados Unidos devolvió hace décadas para que estuviera bajo el control de ese país.
El mes pasado, Trump acusó falsamente a Panamá de permitir que soldados chinos controlen esa ruta marítima vital, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, y cobrarle de más a los buques estadounidenses.
Trump también ha afirmado que Panamá cobra a los barcos estadounidenses “precios exorbitantes” y ha advertido que, si esas tarifas no se reducen tras su toma de posesión, exigirá que se conceda a Estados Unidos el control del canal “en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos”.
Aunque no está claro qué provocó la reciente obsesión de Trump con el canal de Panamá, desde hace tiempo algunos republicanos se han opuesto a haberlo entregado al control panameño. Cuando Ronald Reagan se postuló a las elecciones presidenciales, dijo que el pueblo de Estados Unidos era el “legítimo propietario” del canal y fue ovacionado al decir: “Lo compramos; lo pagamos; lo construimos”.
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